Administradoras de pensiones de América Latina están “mejor capacitadas” para enfrentar cambio demográfico, según estudio
El informe de la Fide Foundation y la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP) advierte que el populismo hace daño a las pensiones futuras de los trabajadores.
La población mundial está envejeciendo rápidamente, al punto en que, según estudios, en 2030, una de cada seis personas tendrá más de 60 años. Por esta razón, la Fide Foundation y la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP) realizaron una investigación sobre el estado de la capitalización individual en América Latina (a través de las llamadas AFP) y cómo las políticas populistas o nacionalistas afectan las pensiones futuras.
“Los sistemas de capitalización individual que operan en América Latina están en mejor capacidad que los sistemas de pensiones basados en el reparto para enfrentar el cambio demográfico, en un contexto de sostenibilidad de largo plazo”, indicó el informe presentado por las organizaciones.
El texto añadió que el ahorro individual “ha traído enormes beneficios desde la perspectiva de las pensiones, el crecimiento económico y los gobiernos corporativos de las empresas en que se invierte”.
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Decisiones políticas
El estudio advirtió, eso sí, que todos los sistemas de pensiones, especialmente los de capitalización individual, necesitan ir ajustando sus parámetros para responder a la realidad social, demográfica, económica y laboral de los países en los que están presente. Ello, reconoció, es complejo por las condiciones políticas e institucionales de cada economía, “lo que se ha visto agravado por la reciente crisis provocada por la pandemia y la ideologización del debate público, cargado de populismo y emocionalidad”.
Estos factores, indicó, “han llevado a que se tomen algunas decisiones que alejan el cumplimiento del objetivo de mejorar las pensiones de los trabajadores”.
Para hacer frente a esto, Fide y la FIAP proponen ejecutar siete reformas, entre las que destacan: el fortalecimiento de las redes de protección social no contributivas para los trabajadores con baja capacidad de ahorro y con cargo a los recursos del presupuesto nacional; el fortalecimiento de los sistemas de capitalización en lugar de los sistemas de reparto, porque “dada la fuerte caída en la razón entre trabajadores activos a personas mayores, los sistemas de pensiones basados en el reparto no son viables”.
Incluyen la idea de incrementar el ahorro de los trabajadores en sus cuentas individuales y optimizar los regímenes de inversión de los fondos de pensiones, junto con actualizar o indexar la edad de retiro de acuerdo al crecimiento de las expectativas de vida.
En ese sentido, desde el punto de vista de la FIAP, los retiros masivos de fondos (tal como se ha hecho en Perú y Chile a propósito de la crisis sanitaria) para fines distintos al financiamiento de una pensión son una medida populista que deja sin ahorros hacia el futuro y no considera los efectos “dañinos” en la economía del país.
“La medida va en el sentido opuesto al de mejorar las pensiones”, indicó, y agregó que tiene otros efectos negativos como que los trabajadores tendrán que diferir su retiro alrededor de seis años, para recuperar lo retirado; el impacto negativo para quienes quieren acceder a créditos hipotecarios ya que el monto de los dividendos se incrementa; o el efecto en los mercados de capitales que, debido a la liquidación de activos, se impacta más negativamente la rentabilidad de los fondos más conservadores, donde están los trabajadores más cercanos al retiro.
Demografía
Según cifras del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade, división de la Cepal), el número de personas con edades entre 15 y 64 años en relación a la población de 65 o más años disminuirá de 7,6 en 2020 a 3,4 en 2050, una caída de 55%.
“Cada vez habrá menos personas activas en relación a las pasivas, lo que afectará fuertemente la situación financiera de los sistemas de reparto”, enfatizaron las organizaciones en el documento.
Expresaron que, a pesar de que los sistemas de capitalización garantizan sostenibilidad financiera y demandan “pocos o ningún” recurso del Estado para su funcionamiento, “la transición desde un sistema de reparto a uno de capitalización individual representa un reto para los países, por cuanto tienen que dedicar recursos fiscales para cubrir las obligaciones de sus sistemas públicos de reparto que no contaban con financiamiento propio”.
El estudio reveló que la visión de mediano y largo plazo sobre el sistema de capitalización tiene beneficios para las cuentas fiscales, ya que “en la medida que el pasivo del antiguo sistema se va pagando, el Estado cuenta con más recursos disponibles que pueden ser utilizados para otros fines, incluyendo el fortalecimiento de programas de pensiones asistenciales o no contributivos que van en ayuda de aquellos sectores más vulnerables que no han tenido suficiente capacidad de ahorro”.
Aunque rescataron que el éxito o fracaso de un sistema de pensiones no puede centrarse únicamente en su sostenibilidad financiera o en la habilidad para afrontar los riesgos demográficos, porque “la variable clave con que los afiliados y la sociedad valoran el funcionamiento del sistema, es principalmente el grado en que se cumpla el objetivo de disminuir el riesgo de pobreza en la vejez”.
Propuestas
Desde la FIAP proponen ciertas reformas para mejorar el sistema de pensiones por medio de la capitalización individual, aunque advirtió que este modelo “no es de talla única”, por lo que se hace imperativo “fortalecer las redes de protección social no contributivas para los trabajadores con baja capacidad de ahorro”.
A esto se suma una reforma para fortalecer los sistemas de capitalización individual en lugar de los sistemas de reparto, ya que “es necesario que exista un pilar contributivo que vaya a cuentas individuales”.
Un tercer cambio sería incrementar el ahorro de los trabajadores en sus cuentas individuales, seguida por la optimización de los regímenes de inversión de los fondos de pensiones y la actualización o indexación de la edad de retiro, de acuerdo al crecimiento de las expectativas de vida.
Finalmente, incluye la propuesta de incrementar la cobertura, sobre todo en países con altos niveles de informalidad en el mercado laboral (como Perú y Colombia), lo cual se suma a incentivar el ahorro previsional voluntario.
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