El balance económico y la lucha contra la inflación marcan el discurso del primer año de Petro, pero ¿cómo le va a los indicadores?
El Presidente, quien asumió el 7 de agosto de 2022, heredó una economía recalentada que no ha logrado normalizar. La inflación sigue siendo un desafío, aunque recuperar la confianza empresarial también presiona su gestión.
A Gustavo Petro no le ha sido fácil acomodarse al mando de la presidencia de Colombia. En el primer año de Gobierno, su administración ha debido lidiar con una todavía alta inflación derivada de la pandemia, pero también de la guerra entre Rusia y Ucrania; la depreciación del tipo de cambio y otra serie de problemas políticos, en su mayoría gestados por el mismo mandatario.
En estos 12 meses, el exalcade de Bogotá, senador y guerrillero, ha sido protagonista de fuertes desavenencias con el Congreso, que lo llevaron a romper la coalición de gobierno y cambiar a su gabinete ministerial.
También ha sido él mismo el que ha endurecido el tono frente a sus polémicas reformas, derivando en una mayor incertidumbre empresarial y, por lo tanto, en menor inversión y su consiguiente impacto en el crecimiento económico.
En ese contexto, el principal desafío ha pasado a ser precisamente normalizar los niveles de inflación, restituir la confianza empresarial y de los consumidores, y apuntalar la expansión del país en línea con su capacidad productiva.
A esto se le suma, el revertir la depreciación de la moneda frente al dólar, que tocó su punto más álgido entre noviembre del año pasado y marzo de 2023.
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Actividad económica
Petro heredó una economía recalentada, que el trimestre anterior a asumir como jefe de Estado creció un 12,2%, en línea con el comportamiento de meses previos.
A la fecha, la economía se ha desacelerado constantemente cada trimestre llegando al primer tramo de este año a hacerlo en un 3%, aun cuando los expertos indican que nada tiene que ver con el manejo de la política por parte del izquierdista.
Para Mauricio Hernández, economista senior de BBVA Colombia, la moderación de la actividad tuvo que ver con que el consumo de los hogares, luego de crecer rápido y fuerte durante la pandemia, “desde mediados de 2022 empezó a mostrar una menor capacidad de expansión, lo cual determinó una moderación a nivel general”.
Así, mientras que en 2022 el PIB creció 7,3% según datos oficiales, este año se espera un alza de alrededor de 1,2%. “La moderación del PIB ayudaría a disminuir los desequilibrios”, agregó Hernández en referencia directa al déficit externo y fiscal, el muy bajo ahorro de los hogares y la elevada inflación que en marzo de 2023 tocó el techo de 13,34%.
Pero, “la actual desaceleración no es necesariamente consecuencia de las políticas del gobierno. En este sentido, los efectos de las políticas económicas de la administración tendrán mayor impacto en los próximos años”, complementó Juan Pablo Fuentes, economista de Moody’s Analytics.
A juicio de Mauricio Caldas, académico de la Universidad de la Sabana, mucho se jugará en el segundo tiempo del gobierno en medio de dos grandes factores. “El primero de ellos es la geopolítica internacional, un determinante que va a afectar la economía nacional. El segundo elemento, sin duda, es la gobernabilidad del presidente Petro con sus ministros y el escenario que van a enfrentar actualmente en el Congreso, donde ya no hay mayorías claras, que van a oponerse fuertemente a sus grandes iniciativas”, explicó.
Si Petro no logra destrabar ese desafío político, dijo el experto, se “afectarán las finanzas del país toda vez que todo esto se sumará a la incertidumbre y a la desconfianza que tiene el sector empresarial”.
Lo anterior, estimó podría generar repercusiones en el PIB “por lo que muy seguramente este segundo semestre del año tendremos una situación económica apretada”, que bien podría agravarse si la política y la gobernabilidad no dan suficiente confianza.
Su par de Moody’s Analytics, en tanto, proyectó que se dará inicio a una recuperación lenta hacia finales del año y principios de 2024, aunque el crecimiento se mantendría por debajo del 3% anual hasta la segunda mitad del año que viene.
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Inflación
El gran dolor de cabeza de Colombia y especialmente del Ejecutivo es la inflación.
El país cafetero es el que ha mostrado un indicador de precios más reacio a converger a la meta, pues si bien ha ido descendiendo en su variación interanual, es la única de las siete economías más grandes de la región -excluyendo a Argentina- que todavía tiene una inflación de doble dígito y que en junio cerró en 12,1%.
Para una parte de los expertos, el comportamiento de los precios se explicó, en parte, por dos agravantes: la eliminación gradual del subsidio energético a principios de año y la devaluación del peso en los últimos meses de 2022, dijo Fuentes de Moody’s.
“Petro generó una mega devaluación”, añadió el académico de la Universidad del Rosario, Andrés Moreno, quien en esta línea sostuvo que Colombia importa mucho de lo consume, por ende el diferencial cambiario terminó traspasándose a precios.
Hernández del BBVA apuntó que también influyeron los altos precios internacionales, la escasez de productos en el mundo ocasionados por la invasión rusa en Ucrania y las política de cero-Covid en China, así como mayores costos logísticos y demanda interna pues, el consumo y la inversión en la nación cafetera se mantenían en niveles elevados.
Pero para el Gobierno, la inflación ya es pasado. Así lo señaló el propio Petro en el marco de la conmemoración de la Batalla de Boyacá celebrada este lunes. En la oportunidad el jefe de Estado dijo que la economía del país iba por buena senda, y que "hoy podemos decir que hemos vencido la inflación".
De todas formas, el optimismo de Petro se da en un contexto en el que los analistas locales ven que la inflación se ubicaría en 8,9% a finales del año, para descender lentamente al 5% al cierre de 2024, todavía muy por sobre el rango meta establecido por el Banco de la República. En Moody’s Analytics la lectura de la trayectoria es similar.
Tipo de cambio
El tipo de cambio se devaluó desde mediados de 2022 al menos hasta abril de este año, momento en el que el peso colombiano comenzó a tener un mejor comportamiento, en línea con las mejores noticias de inflación en el mundo y la que para ese entonces era una menor probabilidad de incrementos adicionales en la tasa de la Reserva Federal (Fed) durante el segundo semestre de 2023.
“En general, este comportamiento lo que demuestra es que la moneda colombiana suele ser más sensible, al alza y a la baja ante choques de volatilidad internacional", dijo Hernández, quien lo atribuyó a los desbalances que mantiene la economía (externo y fiscal principalmente) y a los anuncios del gobierno que el mercado ha interpretado como fuentes de mayor volatilidad en el país.
Con todo, el experto ve que el tipo de cambio se mantendrá en niveles elevados en los siguientes años, entre 4.300 y 4.700 pesos colombianos por dólar. La razón volvería a ser la misma: la persistencia de desequilibrios macroeconómicos que, aunque bajan respecto a los de 2022, implican una mayor inestabilidad cambiaria en el país.
Fuentes aseguró que es probable que la apreciación del peso vista desde abril hasta ahora haya llegado a su final. De hecho, la moneda tendría que apreciarse sobre un 15% desde su nivel actual, para llegar a un nivel similar al de inicios de 2021.
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Empleo e IED
Si hay un indicador en el que habido mejoras ha sido el desempleo. La tasa se ha mantenido desde el inicio del gobierno en niveles estables, anotando un 9,8% en junio, su nivel más bajo desde noviembre del año anterior (9,9%).
Hernández explicó que el buen comportamiento de los sectores de servicios, el cual es intensivo en mano de obra, sumado a los rezagos que tiene el mercado laboral respecto al buen comportamiento de la economía en los años anteriores, ha sido la principal explicación.
La inversión extranjera también ha exhibido buen comportamiento. Entre enero y mayo de este año tuvo un crecimiento de 18% interanual apoyado por la minería y el sector petrolero. En 2022, el mejor comportamiento se vio en octubre, según dijo el Banco de la República entonces.
Pese a ello, Hernández estimó que la inversión total será negativa en 2023 y 2024 para luego volver a terreno positivo.
Para garantizar un mejor comportamiento de la inversión en 2024 y siguientes años se hace necesario una buena capacidad de ejecución del gobierno en la infraestructura de bienes públicos, sumado mayores de niveles de certidumbre, concuerdan los analistas.
En junio, el índice que mide la confianza empresarial, elaborado por Fedesarrollo, bajó y se ubicó en 17,8%, una disminución de 3,7 puntos porcentuales respecto a mayo. En él incidió la percepción desfavorable sobre la economía para el próximo semestre y la situación actual de las empresas.
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