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María Corina Machado: La voz de la resistencia venezolana convertida en Nobel de la Paz

La llamada "Dama de Hierro de Venezuela" fue distinguida por su trabajo promoviendo los derechos democráticos de su país y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica a la democracia.

Por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: Viernes 10 de octubre de 2025 I 20:00
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“Dios mío… no tengo palabras… Quiero que entiendan que esto es un movimiento. Esto es un logro de toda una sociedad; no lo merezco”.

Esas fueron las primeras palabras de la líder de oposición venezolana María Corina Machado al recibir una llamada, prácticamente inesperada, desde Noruega.

Del otro lado del teléfono, en Oslo, estaba el director del Instituto Nobel, Kristian Berg Harpviken, quien con voz entrecortada le anunciaba que era la ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025.

"Tanto tú como el movimiento lo merecen", le respondió la autoridad.

Poco después, el Comité Nobel detalló las razones de su elección: "Cuando los autoritarios se hacen con el poder, es fundamental reconocer a los valientes defensores de la libertad que se levantan y resisten".


Eso resume, fielmente, el trabajo incansable de una ingeniera industrial venezolana, hija de un magnate de la industria siderúrgica y cuyos inicios profesionales estuvieron ligados al mundo de los negocios.

Pero su vida dio un giro con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Tras la primera gran crisis -que llevó a una salida fugaz del militar en 2002-, Machado entró de lleno al activismo político.

Las reacciones por el Premio Nobel de la Paz para María Corina Machado

Trayectoria de lucha

Sus primeros pasos en contra del régimen fueron para fundar la organización civil voluntaria Súmate en 2004. El objetivo era canalizar, a través de movimientos ciudadanos y procesos electorales, el descontento hacia la administración chavista y desencadenar su salida.
Esos intentos fracasaron. Desde entonces, Machado pasó a ser blanco del oficialismo y, con ello, también fue ganando espacios.
En 2005, The New York Times la describió como "la adversaria más detestada del Gobierno chavista, una joven con ingenio rápido y una entrega vertiginosa, que a menudo aparece en Washington o Madrid para denunciar lo que ella llama 'la erosión de la democracia bajo el Presidente Hugo Chávez'".
En ese afán se acercó al Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y luego a su sucesor, Barack Obama, quien por cierto envió un sentido mensaje en X a propósito del Nobel, un premio que ambos comparten.

Machado, en 2010, se postuló a la Asamblea Nacional y ganó, siendo la diputada electa con mayor cantidad de votos en todo el país.
Su paso por el Congreso estuvo marcado por enfrentamientos y debates, cara a cara, con Chávez. Lo encaró por su política de expropiaciones y le explicó que "es lo mismo que robar".
Fue precandidata presidencial en 2012, por años estuvo al frente de la lucha contra el régimen en las calles, y volvió a postularse en 2023, ahora contra Nicolás Maduro, en un contexto en el que no existían adversarios políticos: prácticamente todos los líderes opositores estaban encarcelados, exiliados o habían terminado por alinearse al régimen.

Dos décadas después

Coraje, valentía y lucha incansable. Son los tres términos que más se repitieron este viernes entre las decenas de presidentes, exmandatarios y líderes políticos del mundo que la felicitaron.

Machado no logró competir en las elecciones de julio de 2024. Fue inhabilitada y perseguida. Por eso, en un país marcado por el colapso económico, la represión política y la diáspora masiva, emergió como figura central de resistencia.

Desde la censura, el miedo y el exilio forzado de sus hijas, la ingeniera organizó una red cívica sin precedentes para desafiar al poder y documentar un fraude electoral histórico.

Su reemplazo en los comicios, el diplomático Edmundo González derrotó -por lejos- a Maduro, algo que quedó demostrado en las actas oficiales, cuyas copias recopiló el equipo de Machado. Con ello, hoy, solo una veintena de países reconocen a Maduro como jefe de Estado.

Esta hazaña llevó a Machado a otro nivel. Hoy, a sus 58 años, no solo representa la lucha venezolana. Como ganadora del Nobel -distinción que se suma al Premio Sárajov y al Premio Václav Havel de Derechos Humanos- su voz se proyecta como símbolo regional de defensa de los derechos humanos y de resistencia frente a las autocracias.

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Un guiño a EEUU

El reconocimiento de este viernes tiene, además, un especial contexto geopolítico. El Presidente de EEUU, Donald Trump, deseaba llevarse el título a toda costa este año. Horas antes, mientras se sellaba la paz entre Israel y Hamás, se atribuía el mérito de haber terminado con al menos otros siete conflictos bélicos en el mundo.

Pero, además, adelanta desde hace meses una férrea lucha contra el narcotráfico en el Mar Caribe, justo frente a las costas de Venezuela.

Ello ha aumentado la presión sobre el régimen de Maduro y ha devuelto la esperanza, para algunos, de que pueda precipitar su salida del poder.

No en vano, Machado dedicó parte del premio a quien considera también un aliado en esa lucha.

"Estamos a las puertas de la victoria y hoy, más que nunca, contamos con el Presidente Trump, el pueblo de EEUU, los pueblos de América Latina y las naciones democráticas del mundo como nuestros principales aliados para lograr la libertad y la democracia. ¡Dedico este premio al sufrido pueblo venezolano y al Presidente Trump por su decidido apoyo a nuestra causa!", escribió.

Aseguró que el fin último de la tarea que ella ha asumido en más de 20 años es "conquistar la libertad".

Por ello, es llamada "la Dama de Hierro de Venezuela".

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