ES NOTICIA:

Close

La espera de Biden, la reflexión de Ucrania y la voz de los ambientalistas: Crónica desde la COP27

Esta fue la primera semana de cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Aquí, un recorrido por El Cairo, Sharm el Sheij y los cientos de pasillos de la cumbre por los que estos días estuvieron Macron, Maduro, Pelosi, Sunak, entre otros.

Por María José López, desde Sharm el Sheij I Publicado: Lunes 14 de noviembre de 2022 I 08:54
Comparte en:

Es el mediodía del martes 8 de noviembre. Hora de Egipto. En Chile, aún son las 7 am y en Perú y Colombia las 5 am. El domingo 6 comenzó la versión 27 de la Conferencia de las Partes (COP), la Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y que congrega a 196 países. Pese a la relevancia del evento -que se extiende hasta el 18 de noviembre-, la primera impresión al aterrizar en El Cairo es que los habitantes del país presidido por el exmilitar Abdel Fattah el-Sisi no parecen estar demasiado informados de la COP. En la capital principalmente. “No es algo que nos afecte directamente a nosotros, al pueblo”, explica Juan, taxista, mientras maneja por el centro de la ciudad.

De fondo se ven mezquitas y se divisa el Río Nilo. Se escucha la bulla de la ciudad mezclada con una melodía árabe que toca su radio, mientras nos movemos por la avenida Al-Azhar. Los autos se cruzan sin señalizar el cambio de vía, sus conductores se asoman por las ventanas, reclaman para que los vehículos se apuren. “Yallah yallah”, exige uno de ellos mientras presiona con su puño la bocina de su carro. “Sí, es bueno que la COP esté aquí, aunque no sé bien en qué consiste”, confiesa Abud, uno de los hombres que trabaja en la zona de pirámides, Keops, Kefren y Micerinos, construidas hace aproximadamente 4.500 años en Giza, ciudad aledaña al Cairo.

Nos subimos a los camellos que arrienda Abud, quien nos lleva a la Esfinge por el desierto del Sahara. En la arena se ven botellas plásticas. “Ojalá esto cambie después de la COP”, señala uno de los turistas que me acompañan esa tarde. El sol pega fuerte, el color del cielo comienza a oscurecerse y la bruma del aire se hace más densa. La luna llena se ve inmensa sobre el desierto del Sahara.

Pelosi y la reflexión de Ucrania

Si en Egipto hay 104 millones de habitantes, en El Cairo son casi 20 millones, y Sharm El-Sheikh, son 73 mil. Se trata de un balneario entre el Mar Rojo y el Monte Sinaí, difícil de describir: la playa rodeada de un entorno rocoso es muy linda, por lo que es un lugar principalmente hotelero. Pero la identidad de la zona es poco clara. Pese a que Sharm, como aquí se le conoce, pertenece a la parte asiática de Egipto, a esta COP se le llama “la cumbre africana”. El acento pretende estar en esa zona del planeta por los impactos de la congestión en países con menos recursos.

En Sharm El-Sheikh International Convention Center (SHICC) se armaron containers y fabricaciones livianas para recibir a 120 líderes mundiales que comprometieron su asistencia y 40 mil participantes registrados. Las puertas abren a las 9 am. Suelen verse ambientalistas apostados en la entrada haciendo un llamado con sus letreros. “Be vegan, make peace”, se leía estos días.

Al entrar por primera vez es difícil entender el mapa y encontrar los pabellones. “Es un laberinto, todavía no me acostumbro”, confiesa Mamdouh, joven egipcio que trabaja en la cumbre. Otra asistente se queja del frío: “Es irracional. Hay que salir afuera para entrar en calor”. Los 30°C de estos días de otoño nos recuerdan el tema de fondo: la temperatura en el planeta ha subido 1,2° en los últimos dos siglos, por lo que se deben hacer recortes de emisiones y así impedir que el calentamiento del planeta sobrepase los 1,5 °C.

Son tres grandes áreas por las que se van extendiendo los pabellones temáticos y de países, las salas de negociaciones y salones plenarios. ¿A cuál ir? Se debe que elegir con pinzas los simposios, porque hay literalmente cien conversaciones en paralelo. “La cabeza me va a explotar”, dice Ruth, ejecutiva de una ONG española.

Una de las paradas obligatorias es Ucrania: consiste en un espacio gris, semi cerrado y curvo, cubierto entero por minerales enfrascados en pequeños recipientes. “Representa lo que hemos perdido durante la invasión rusa”, relata Olga, la experta a cargo quien entrega a quienes llegan ahí lentes especializados para realidad virtual. Las imágenes permiten recorrer y “caminar” por las ciudades bombardeadas. “Es una invitación a reflexionar”, asegura la mujer.

Esperando a Biden

El jueves por la tarde en el salón plenario Ramsés, el principal de la COP27, hay cerca de diez personas además de técnicos revisando las instalaciones. “Aprovecha de entrar. Casi siempre es complicado ingresar porque es aquí donde hablan las principales autoridades del mundo y el acceso es limitado. Mañana (viernes 11) viene Biden”, cuenta una representante de Canadá. La hora exacta de la visita del presidente estadounidense a la COP, es hasta este momento, un misterio. “Nadie sabe, solo nos avisan ‘llegó Biden’”, relata Omar, trabajador egipcio del encuentro. Finalmente lo hizo a las 5:15 pm y efectivamente el paso al área del plenario se cerró. “Necesitas un pase extra”, explica una de las guardias a la multitud que se atestó en esa entrada. En el pabellón de EEUU -se llama United States Center- se arma un auditorio improvisado para seguir el discurso del mandatario. Algunos aplaudían, otros criticaban que sus afirmaciones no eran suficientes.

Por el plenario esta semana, a su vez, pasaron el recién electo primer ministro británico Rishi Sinak, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el de Venezuela, Nicolás Maduro. “¿Cuándo nos visita?”, le preguntó este al mandatario galo. La foto dio la vuelta al mundo. Y fue en ese mismo salón que congrega a las principales figuras, donde António Guterres, secretario general de la ONU, dijo al inaugurar la COP esta semana: “Vamos directo al infierno climático con nuestro pie en el acelerador”.

Comparte en: