Opinión FT: El enfrentamiento de AMLO con el multimillonario Ricardo Salinas

Por Christine Murray

En la madrugada de un viernes de mayo de 2023, marinos mexicanos armados ingresaron a una estación de ferrocarril rural en el estado de Veracruz y se apoderaron de una parte de la línea de tren de gestión privada. En una medida separada este mes, oficiales militarizados de la Guardia Nacional entraron a un campo de golf junto al mar en el estado de Oaxaca y tomaron el control. Las medidas fueron una demostración de fuerza del gobierno contra el segundo y tercer hombre más rico de México.

El mandato del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido sorprendentemente tranquilo para gran parte de la clase multimillonaria del país, al menos públicamente. No ha aumentado los impuestos, ha otorgado grandes contratos de obras públicas y ha desfinanciado y tratado de eliminar a los reguladores.

Pero la retórica y las acciones del izquierdista se han vuelto más estridentes a lo largo de su mandato de seis años, y su confrontación pública con el tercer hombre más rico del país, Ricardo Salinas Pliego, se ha vuelto particularmente antagónica.

El combativo multimillonario es dueño de un banco, un minorista y una estación de televisión y ha tenido múltiples enfrentamientos con los reguladores, incluido un acuerdo con la Comisión de Bolsa de Valores de EEUU en 2006. Ha conseguido cada vez más seguidores en las redes sociales, donde critica duramente al gobierno, publica fotos de su megayate e insulta a legisladores y periodistas del partido gobernante.

La pelea con López Obrador ha estallado a menos de tres meses de las elecciones presidenciales del país, que se espera que gane el partido gobernante. El Gobierno ahora está tratando de lograr que sus empresas paguen lo que dice son unos 63.000 millones de pesos (US$ 3.800 millones) en impuestos no pagados. En medio de la escalada del enfrentamiento, el gobierno declaró el campo de golf de Salinas Pliego área protegida nacional.

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Un portavoz de Salinas Pliego dijo que sus empresas habían pagado muchos impuestos y que había una campaña gubernamental para difamarlo. En un video reciente que se volvió viral, el multimillonario dijo que el presidente estaba rodeado de gente deshonesta y que el gobierno estaba extorsionando al sector privado. “El mejor ejemplo de cómo por rabieta actúan de manera faccional y arbitraria, es lo que pasó con el campo de golf”, añadió. López Obrador dijo que si Salinas Pliego tuviera pruebas de corrupción debería presentarlas.

El Ejecutivo mexicano también ha estado en desacuerdo con el segundo hombre más rico del país, Germán Larrea. A los pocos días de apoderarse del ferrocarril del Grupo México de Larrea, las negociaciones del multimillonario para comprar la unidad mexicana de Citigroup colapsaron justo después de que el Presidente sugirió que su administración podría querer comprarla. En el ferrocarril, Grupo México llegó más tarde a un acuerdo con el Gobierno sobre una compensación por la incautación.

El presidente dice que no hay nada personal en los tratos de su gobierno con los multimillonarios. Habla regularmente de “separar” el poder económico y político, y su gobierno ha aumentado la escasa recaudación fiscal de México presionando a las grandes empresas, con cierto éxito.

“Es un modus operandi, lo estamos viendo muy abiertamente por el tema de Salinas Pliego, pero ha sido constante”, dijo Carlos Ramírez, consultor de Integralia Consultores. "Es claramente un mayor riesgo político en el sentido de una mayor discreción por parte del gobierno".

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Muchos en el sector privado llegaron a la conclusión de que si no se oponían directamente a López Obrador, en su mayoría se quedarían en paz o incluso les iría bien. No ven ningún beneficio en una confrontación con el mandatario, que tiene índices de aprobación de alrededor del 55% y utiliza su conferencia de prensa diaria para atacar a quienes lo desafían.

Algunos críticos del dominio de los multimillonarios del país podrían acoger con agrado que se tomen medidas contra ellos ahora, pero algunos analistas preferirían un enfoque más institucional para el escrutinio del sector privado.

“Entiendo que existe la percepción de abuso, pero por otro lado la respuesta es profundamente autoritaria”, dijo Edna Jaime, fundadora y directora del centro de estudios México Evalúa. "Necesitamos fortalecer al Estado mexicano, no al presidente".

Los espectadores están divididos sobre a quién perjudicará más la lucha entre el multimillonario y el jefe de Estado de izquierda. Algunos piensan que Salinas Pliego capeará la tormenta. A López Obrador le quedan sólo seis meses de su mandato (tiene prohibido ser reelegido) y como es probable que su sucesor sea menos popular, querrán evitar comenzar su gobierno con un conflicto. Otros creen que el gobierno podría volverse más poderoso en el próximo mandato, particularmente porque puede nominar a cuatro nuevos jueces para la Corte Suprema de 11 miembros. De cualquier manera, los dos hombres no parecen dispuestos a dar marcha atrás. “Esta es una lucha entre dos egos”, dijo Ramírez. "El 'parpadeo' debería haber ocurrido antes, ahora es demasiado tarde".