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Molitalia, el camino de la gigante peruana que pasó a manos de la chilena Carozzi hace casi 30 años

Esta es la historia empresarial de Molitalia, una marca peruana con herencia italiana que, tras décadas de expansión, pasó a formar parte del conglomerado chileno Carozzi, convirtiéndose en un actor clave del consumo masivo peruano.

Por Gestión, Perú / Foto: Gestión I Publicado: Lunes 1 de septiembre de 2025 I 10:00
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Durante más de medio siglo, Molitalia ha estado presente en el desarrollo de la industria alimentaria peruana. Lo que comenzó como un emprendimiento familiar con raíces italianas se convirtió, con el tiempo, en una empresa relevante dentro del sector de consumo masivo.

Desde sus primeros sacos de harina elaborados con maquinaria importada desde Italia, hasta un portafolio que hoy abarca más de 800 productos, la compañía ha atravesado distintas etapas marcadas por la tecnificación, la diversificación y la inversión sostenida.

Un punto clave en su trayectoria se registró en 1997, cuando fue adquirida por el conglomerado chileno Empresas Carozzi, lo que dio paso a una nueva fase de crecimiento estructural.

Molitalia fue fundada en Lima en octubre de 1964 por un grupo de empresarios peruanos descendientes de inmigrantes italianos -entre ellos Franco Pizzolli, los hermanos Ernesto y Gabriel Lanata Piaggio, Arturo Madueño, Renato Lercari Piaggio y Luis Piaggio Matute- con el objetivo de producir harina de trigo con estándares de calidad europeos. Operando bajo el lema "Como en Italia", la empresa inició sus actividades con tecnología Ocrim, proveniente de la ciudad de Cremona, lo que permitió establecer desde el inicio un enfoque técnico en su propuesta productiva.

En 1968, la compañía ingresó al segmento de fideos mediante la instalación de líneas para pastas cortas y largas, nuevamente con maquinaria de origen italiano. La acogida del mercado fue favorable, lo que facilitó su expansión durante la década de 1970. En ese periodo, la empresa instaló un segundo molino, incrementando su capacidad de producción y consolidando su presencia en el rubro de harinas y pastas. En los años '80, realizó nuevas inversiones en maquinaria para ampliar su línea de productos, especialmente en panificación y pastas secas.

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Un cambio significativo ocurrió en 1992, cuando la empresa adaptó uno de sus molinos para procesar exclusivamente trigo duro, un insumo con mejores propiedades para la elaboración de fideos. Esto permitió lanzar una nueva línea de productos con características mejoradas en textura y cocción. Según los registros disponibles, desde sus inicios Molitalia ha mantenido una vinculación constante con la ingeniería alimentaria italiana, lo que ha influido en su modelo operativo.

En 1997, Empresas Carozzi, uno de los conglomerados alimentarios más grandes de Chile, adquirió el 99% del capital social de Molitalia por un monto cercano a los US$ 15,6 millones. Para Carozzi -que ya tenía presencia en el Perú desde 1995 a través de su filial Costa Perú-, la operación representó una entrada directa a la industria molinera local, con posibilidades de crecimiento en el segmento de harinas, sémolas y fideos.

Para Molitalia, en tanto, significó su integración a un grupo regional con experiencia en producción diversificada y presencia multinacional en más de 50 países, con marcas en categorías como cereales, chocolates, galletas, harinas, salsas, alimentos para mascotas y congelados. A partir de la adquisición, se inició un proceso de integración operativa y expansión del portafolio. Entre 1998 y 1999, Molitalia se fusionó con Costa Perú, lo que permitió sumar líneas de galletas, chocolates y bizcochos.

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