ES NOTICIA:

Close

Opinión FT: La arriesgada diplomacia de las cañoneras estadounidenses en torno a Venezuela

Una operación militar fallida contra Maduro podría tener consecuencias no deseadas.

Por Financial Times, editado por María Gabriela Arteaga / Foto: Archivo I Publicado: Viernes 24 de octubre de 2025 I 10:21
Comparte en:

El brutal régimen autoritario de Venezuela ha sido el azote de América durante más de una década. Con el respaldo de Rusia, China e Irán, el presidente Nicolás Maduro ha reforzado su control, provocando el colapso económico y el éxodo de unos 8 millones de migrantes. Es una tragedia sin paralelo en el hemisferio occidental.

Washington ha intentado diferentes estrategias: sanciones económicas de máxima presión, negociaciones con el régimen e incluso el reconocimiento de un Gobierno alternativo. Todas ellas han fracasado en su intento de derrocar a Maduro, quien ha mantenido bajo su control a las fuerzas militares y de seguridad venezolanas, con la ayuda de una formidable operación de contrainteligencia cubana. 

El Presidente Donald Trump ha recurrido a la diplomacia de las cañoneras, reuniendo en el Caribe un impresionante despliegue de armamento militar estadounidense para presionar al liderazgo socialista revolucionario de Venezuela. La fuerza de tarea incluye destructores con misiles Tomahawk y embarcaciones con comandos de fuerzas especiales. Su despliegue evoca recuerdos de la larga y accidentada historia de la intervención militar estadounidense en Latinoamérica.

Trump no ha sido claro sobre su objetivo final, quizás deliberadamente, ya que esto le da más opciones. Pero su secretario de Estado, Marco Rubio, de línea dura, presiona por un cambio de régimen y los tambores de guerra suenan cada vez con más fuerza.

Buk aterriza en Brasil con una inversión de US$ 10 millones para acelerar su expansión regional

Fuerzas militares estadounidenses han volado del agua al menos nueve embarcaciones que, según Washington, traficaban con drogas, causando la muerte de casi todos sus ocupantes. Estas acciones han generado imágenes impactantes que han gustado a muchos estadounidenses , pero han planteado inquietantes cuestiones legales.

De hecho, existen acusaciones estadounidenses contra Maduro y figuras clave de su régimen por narcotráfico. Pero ordenar al ejército que mate a civiles en aguas internacionales con el argumento de que son terroristas que representan una amenaza para la seguridad nacional es otra cuestión: Trump no ha solicitado la autorización del Congreso para tratar a los cárteles de la droga latinoamericanos como la próxima Al Qaeda.

La semana pasada, Trump reflexionó sobre la posibilidad de ataques militares terrestres en Venezuela. Los ataques con misiles o bombardeos podrían generar los vívidos videos en redes sociales que tanto le gustan al presidente estadounidense y aumentar la presión sobre Maduro, pero no garantizan un cambio de régimen.

Con unos 10.000 soldados, la fuerza de tarea estadounidense es demasiado pequeña para intentar una invasión a gran escala. La exitosa misión de 1989 para derrocar al dictador Manuel Noriega en Panamá, un país 12 veces más pequeño que Venezuela, requirió más de 27.000 hombres.

Expertos militares han especulado que Trump podría usar comandos para una operación de secuestro con el fin de rescatar a Maduro y quizás a algunos aliados clave para que sean juzgados en Estados Unidos. Los riesgos son altos: ver a comandos estadounidenses desfilando como cautivos o en bolsas para cadáveres sería la peor pesadilla de Trump. Sin embargo, el mayor peligro podrían ser las consecuencias imprevistas. Derrocar a Maduro es una cosa; garantizar una transición exitosa hacia los verdaderos ganadores de las elecciones presidenciales del año pasado es otra muy distinta.

Edmundo González, a quien observadores independientes atribuyen la victoria con más del 80% de los votos en las elecciones que Maduro robó, se encuentra exiliado en España. María Corina Machado, ganadora del Premio Nobel de la Paz de este año por su valiente lucha contra la tiranía de Maduro, se esconde en Venezuela. El historial de Estados Unidos en materia de reconstrucción nacional tras una acción militar es lamentable.

Una operación militar fallida podría llevar a elementos de línea dura del gobierno venezolano, como el ministro del Interior, Diosdado Cabello, a tomar el control. También podría afianzar a Maduro durante otra década y desencadenar aún más represión. Estas no son razones para aceptar el repugnante régimen de Maduro, ni mucho menos. Pero si la Casa Blanca contempla una intervención militar, debería tener cuidado con lo que desea.

Comparte en: