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Sequía en el Amazonas aviva temores de puntos de inflexión climáticos

Una sequía sin precedentes sume a los habitantes en una crisis y destaca las amenazas al desempeño de la selva tropical como sumidero de carbono.

Por Financial Times, traducido por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: Miércoles 8 de noviembre de 2023 I 08:26
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Por Bryan Harris / Steve Bernard y Chris Campbell
Manaus / Londres

El caudaloso río Negro, uno de los mayores ríos del mundo y uno de los principales afluentes del Amazonas, es un pilar del ecosistema de la selva tropical que es crucial para la estabilidad del clima mundial. Pero vastos tramos de este río navegable están actualmente secos.

Durante semanas, una sequía sin precedentes ha azotado la región, reduciendo los niveles de agua en arterias clave del Amazonas a mínimos históricos y causando estragos en las comunidades locales y en la fauna única del bioma.

Las víctimas inmediatas de la sequía son más de medio millón de personas del estado brasileño de Amazonas, quienes están sufriendo una emergencia humanitaria a medida que el transporte fluvial de la región se ve atascado por la falta de agua.

Pero la sequía también conlleva trascendentales implicaciones para el clima de la Tierra. A medida en que el calor extremo y la escasez de agua matan árboles y provocan incendios, la selva empieza a liberar sus enormes reservas de dióxido de carbono, alimentando el proceso de calentamiento global que, según los científicos, fue un factor importante detrás de la sequía en primer lugar.

"Se está iniciando un círculo vicioso que destruirá la selva", afirmó Philip Fearnside, un científico del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia (INPA, por sus siglas en portugués) en Manaos. "Debido a esta enorme reserva de carbono en el bosque, la Amazonia está en el centro de esta cuestión del calentamiento global que escapa al control humano. Si sólo sale una fracción, sería la gota que derramaría el vaso. Y el riesgo de que eso ocurra es cada vez mayor".

En Manaos, una ciudad portuaria en el corazón de la selva tropical, el nivel del agua del río ha bajado hasta 12,7 metros —más de 6 metros por debajo del promedio histórica de octubre— dejando los muelles desiertos a medida que los ríos de la región pierden gran parte de su función de transporte.

Más de 60 municipios del estado de Amazonas, el cual incluye Manaos, oficialmente se encuentran en estado de emergencia, y el Gobierno se ha apresurado a enviar suministros básicos como alimentos, agua y medicinas.

"Los ríos son nuestras carreteras, así que es imposible ir a ninguna parte", dijo Fredson Farias, quien vende boletos de barco en el puerto de Manaos. Según sus cálculos, la cantidad de clientes ha descendido un 70%.

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Calentamiento global

La causa inmediata de la sequía es una combinación del actual fenómeno meteorológico de El Niño, el cual calienta la superficie del océano Pacífico ecuatorial oriental, y una inusual masa de agua caliente en el océano Atlántico por encima del ecuador.

Ambos fenómenos han inhibido la formación de nubes y han provocado un pronunciado descenso de las precipitaciones. En Belém, una ciudad de la Amazonia oriental, las precipitaciones de septiembre fueron una cuarta parte de las habituales.

Además del río Negro, uno de los mayores del mundo por su caudal, los enormes ríos Amazonas, Solimões y Madeira han alcanzado mínimos históricos y, en algunas partes, están secos.

Los expertos afirman que la intensidad de los fenómenos en el Pacífico y en el Atlántico —que en sí mismos no han sido causados por la actividad humana— se ha visto agravada por el cambio climático.

"El calentamiento global claramente está contribuyendo a esta excepcional sequía", indicó Tim Lenton, catedrático de cambio climático y ciencia de los sistemas terrestres de la Universidad de Exeter.

"El calentamiento global ha aumentado el calor en el Pacífico ecuatorial oriental, donde El Niño está creando su habitual ‘piscina’ de agua caliente. También ha contribuido a unas temperaturas de la superficie del mar sin precedentes en el Atlántico norte. Ambos patrones de calentamiento oceánico están contribuyendo a la actual sequía".

Las temperaturas excepcionalmente altas están complicando aún más la situación. El 10 de octubre, el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) informó de una temperatura de 40ºC en Manaos, la más alta desde que comenzaron los registros hace casi un siglo.

El calor y la falta de lluvias han creado condiciones ideales para los incendios, los cuales —al igual que la sequía misma— pueden matar árboles, dañar el ecosistema y provocar la liberación de más carbono en la atmósfera.

Según un estudio británico-brasileño de 2021, las sequías y los incendios provocados por El Niño de 2015-16 causaron la muerte de más de 2.500 millones de árboles y enredaderas leñosas y la liberación de casi 500 millones de toneladas de dióxido de carbono.

El mes pasado fue el peor octubre en cuanto a incendios en el estado de Amazonas desde que comenzaron los registros hace 25 años, con más de 3.400 incendios reportados, según el Gobierno estatal.

Los acontecimientos han avivado la preocupación de que partes de la mayor selva tropical del mundo se estén acercando a los llamados "puntos de inflexión", en los que la mortalidad masiva de árboles significa que la selva ya no puede mantener su ecosistema de reciclaje de agua. Esto provocaría más sequías, más mortalidad de árboles y fluctuaciones climáticas potencialmente agudas en Latinoamérica y el mundo.

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"La selva está sucumbiendo", afirmó Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, un grupo brasileño sin fines de lucro. "No ocurre en conjunto ni todo a la vez, pero en algunas regiones ya se están experimentando estos puntos de inflexión".

Tras la desenfrenada deforestación de los últimos años, varias partes de la Amazonia, sobre todo en la sección sudoriental, en el estado de Pará, ya están emitiendo más carbono del que absorben, según indican diversos estudios.

"Se pueden esperar más sequías como ésta. Eso es lo que muestran los modelos", dijo Fearnside.

En los muelles de Manaos, el impacto de la sequía es extremo. El rápido retroceso del río está siendo sustituido por bancos de arena cubiertos de basura. Las autoridades sanitarias han advertido de un mayor riesgo de enfermedades, incluyendo la hepatitis A y el cólera debido a suministros de agua contaminada.

Justo a las afueras de Manaos, donde el río Negro se une al turbio Solimões para formar el río Amazonas, la sequía ha dejado al descubierto un afloramiento rocoso con rostros humanos tallados en la piedra. Los arqueólogos creen que los tallados podrían tener hasta 2.000 años de antigüedad.

Un muelle de pontones en el río Negro estaba abarrotado de carga, incluyendo motocicletas Honda, productos de limpieza, ropa y granos, después de que se redujera la salida de buques. El puerto es un centro de abastecimiento de remotas aldeas en lo profundo de la selva tropical.

Ebido Santos, quien estaba supervisando la carga de los barcos fluviales, dijo: "La situación ha sido mala antes, pero nunca así".

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