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La arriesgada apuesta de Javier Milei por un peso potente

Argentina celebra elecciones intermedias en octubre y, aunque la inflación del mes pasado fue la más baja en cinco años, los precios siguen subiendo un 43% interanual.

Por Financial Times, editado por Karen Flores / Foto Financial Times. I Publicado: Martes 15 de julio de 2025 I 11:00
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Por Michael Scott

Es invierno en el hemisferio sur, pero de todos modos los argentinos están acudiendo en masa a las playas de Río de Janeiro, lo que pone de relieve un problema para el presidente Javier Milei y su cruzada para hacer que Argentina vuelva a ser grande. Los turistas que beben caipiriña forman parte de un éxodo mayor. Más de 8,4 millones de argentinos viajaron al extranjero en los primeros cuatro meses de este año, un 68% más que en el mismo período del año anterior. Se benefician de un peso tan fuerte que ha transformado viajes al extranjero, antes costosos, en gangas, y ha generado un gran agujero en la cuenta corriente del país.  El peso, con su poder adquisitivo, es una política monetaria. Milei apuesta a que le ayudará a lograr el objetivo en el que ha apostado su reputación política: controlar la inflación.

Argentina celebra elecciones intermedias en octubre y, aunque la inflación del mes pasado fue la más baja en cinco años, los precios siguen subiendo un 43% interanual. Ante el dilema de reducir la inflación, impulsar el crecimiento o acumular reservas y estabilizar el tipo de cambio, "el gobierno priorizó la inflación, que es políticamente la más rentable, en detrimento de las demás", declaró Eduardo Levy Yeyati , economista y profesor de la Universidad Torcuato di Tella de Buenos Aires.

"Ahora, las demás áreas reclaman atención". Con el peso aproximadamente un 40% más fuerte frente al dólar en términos reales, las importaciones se han disparado, las pequeñas empresas atraviesan dificultades y el desempleo ha alcanzado su nivel más alto en cuatro años. A pesar del deseo, frecuentemente declarado por Milei, de transformar Argentina estatista en un modelo de libre mercado, los jefes ejecutivos no están abriendo sus billeteras. "La clase empresarial nunca ha estado tan contenta con un presidente, pero aún no invierten, salvo en energía y minería", dijo un ejecutivo argentino. "Hasta que se eliminen por completo los controles cambiarios y el Congreso apruebe una reforma laboral, es muy difícil que eso suceda".

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Otro factor que apaga el ánimo es una sentencia de un tribunal de Nueva York que ordena al gobierno entregar su participación controladora en la petrolera estatal YPF para ayudar a resolver una demanda de US$ 16.000 millones por la nacionalización de la compañía en 2012. Milei ha apelado la decisión. Su gobierno libertario cuenta con solo una pequeña minoría de escaños en el Congreso y las elecciones intermedias son cruciales para consolidar su posición.

El presidente confía en la victoria, pero Ramiro Blázquez, estratega para América Latina de StoneX, afirma que a Milei le faltan dos elementos cruciales en el camino a las elecciones: dólares y consenso político. Blázquez estima que, según una estimación conservadora, el déficit por cuenta corriente aumentará a US$ 8.000 millones en el tercer trimestre, ya que los nerviosos argentinos se entregan a su pasatiempo favorito: comprar moneda estadounidense como cobertura antes de las elecciones.

El deseo del gobierno de mantener la fortaleza del peso también le ha impedido comprar dólares para acumular reservas, uno de los objetivos acordados con el FMI en abril como parte de un nuevo rescate de US$ 20.000 millones. Argentina necesitará dólares para realizar importantes pagos de deuda externa el próximo año a sus acreedores privados, un paso vital para su retorno a los mercados internacionales de capital.  El otro problema de Milei es político. "La falta de consenso implica que se están discutiendo leyes muy peligrosas en el Congreso, que podrían acabar con el superávit presupuestario", afirma Blazquez. 

En un anticipo de lo que podría suceder, los legisladores del Senado dominado por los peronistas votaron el 10 de julio aumentar el gasto en pensiones y seguridad social, algo que, según el gobierno, costaría alrededor del 2,5% del PIB, cuando se combina con otras medidas. Milei se ha comprometido a vetar el proyecto de ley y el gobierno espera que, incluso si el Congreso anula su veto, los desafíos legales evitarán que el gasto adicional drene el presupuesto antes de las elecciones.

Milei, un político marginal consumado, nunca ha buscado el consenso, pero esto le importó menos durante el último año, ya que se aseguró el derecho a implementar ciertas reformas por decreto, una facultad que ya ha expirado. También logró doblegar a los gobernadores provinciales reteniendo fondos, una estrategia que ahora está llegando a su límite. De cara a las elecciones intermedias, es su hermana Karina, una ex vendedora de pasteles de Instagram convertida en jefa de gabinete, quien se ha hecho cargo de la estrategia política.

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Aún existe un mundo en el que Milei triunfa en las elecciones, actúa con rapidez para desmantelar el tipo de cambio sobrevaluado y acumula reservas, atrayendo así más inversión. Pero, siendo Argentina como es, los riesgos siguen siendo altos. El gobierno se apresura a lanzar una lluvia de insultos contra cualquiera que cuestione su gestión económica, por lo que pocos argentinos bien conectados se arriesgarán a la crítica pública. Pero, como lo expresó un ex alto funcionario: "La economía se ve frágil. En un país tan dolarizado como Argentina, no se puede permitir el lujo de tener pocas reservas. Creo que la incertidumbre va a aumentar". 

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