ES NOTICIA:

Close

El polémico regreso de los multimillonarios barones de la carne de vacuno de Brasil

El mayor empacador de carne del mundo, JBS, salió a bolsa en Nueva York el viernes, lo que marca un cambio radical para los hermanos Batista.

Por Financial Times, traducido por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: Lunes 16 de junio de 2025 I 09:37
Comparte en:

Por Michael Pooler

São Paulo

Hace casi ocho años, Wesley y Joesley Batista estaban en la cárcel, envueltos en un escándalo de corrupción que casi derrocó a un presidente y manchó el nombre de su imperio mundial de la carne.

Todo eso era un recuerdo lejano para los hermanos de Brasil cuando JBS comenzó a cotizar en la Bolsa de Valores de Nueva York el viernes, culminando una de las recuperaciones más dramáticas de la historia reciente de los negocios.

La codiciada salida a bolsa en Estados Unidos de JBS, un coloso de la industria alimentaria, fue un momento crucial para los hombres que transformaron el matadero familiar en el mayor envasador de carne del planeta.

El grupo afirma que el traslado de su principal lugar de negociación de acciones desde la Bolsa B3 de São Paulo a la Bolsa de Nueva York abrirá la puerta a una financiación más barata e impulsará sus acciones, que se negocian con descuento frente a sus rivales estadounidenses.

“Con un balance más sólido, más solidez financiera y un mayor acceso a los mercados de capitales, JBS podrá aumentar la producción y ayudar a alimentar al mundo”, afirma el director financiero Guilherme Cavalcanti.

Los multimillonarios magnates de la carne de res, que alguna vez fueron parias en Brasil por su confesa participación en una trama de corrupción política, están de nuevo acaparando la atención. Se codean con figuras destacadas de la política y los negocios brasileños en eventos, e incluso posaron recientemente para fotos con el Presidente francés, Emmanuel Macron, en París.

El FT habló con una docena de personas que han trabajado para ellos o los conocen. "Es importante que vuelvan al ruedo", dice uno. "Son su sustento".

Sin embargo, el resurgimiento público ha agudizado el escrutinio de los hermanos y sus actividades, desde el impacto ambiental de JBS hasta sus conexiones políticas.

El procesador de carne es la joya de la corona del holding familiar Batista, J&F Investimentos, con una participación del 48%. Con intereses que abarcan desde tecnología financiera y energía hasta cosméticos, el conglomerado se autodenomina el mayor empleador privado de Brasil, con 180.000 trabajadores.

La historia detrás del fichaje del brasileño Celso Portiolli como socio de Zapping

Opositores, desde conservacionistas hasta vaqueros estadounidenses, pidieron a inversionistas y reguladores que bloquearan la cotización de JBS en la Bolsa de Nueva York debido al historial problemático de los hermanos, la preocupación por la deforestación en la Amazonía relacionada con la ganadería y las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería. Alexandria Reid, del grupo activista Global Witness, lo describe como "un desastre tanto para las personas como para el planeta".

Wesley y Joesley Batista declinaron ser entrevistados, pero JBS rechazó tales representaciones, insistiendo en que lucha contra la deforestación y está implementando prácticas sustentables para reducir su huella de carbono.

Paralelamente a las preocupaciones medioambientales, los asesores de voto recomendaron a los accionistas minoritarios rechazar la propuesta de cotización porque una nueva estructura de acciones de clase dual podría potencialmente dar a los Batista el 85% de los derechos de voto.

La empresa mencionó acuerdos similares en otras grandes empresas, afirmando que garantizaría un accionista mayoritario, crucial para su éxito. Finalmente, inversionistas externos aprobaron los planes.

“Existe una enorme oportunidad de valor”, afirma Michael Martino, fundador del accionista Mason Capital Management. “El atractivo es bastante simple: es un actor grande y dominante con enormes economías de escala”. La acción abrió a US$ 13,65 y cerró la jornada con un alza de casi el 2%, con una capitalización bursátil de aproximadamente US$ 15.000 millones, según datos de LSEG.

Dominique Rosenberg, la chilena que creó un imperio de belleza y ahora desembarca en Perú con DBS

La imagen en Brasil

Sin embargo, en Brasil, los hermanos siguen siendo figuras divisivas, cuyo controvertido historial todavía puede generar cautela.

Algunos cuestionan qué dice su regreso a la fama sobre el país. "Los hermanos Batista son la representación perfecta de la impunidad que ha asolado a Brasil durante décadas", afirma Deltan Dallagnol, ex fiscal principal de la extensa campaña anticorrupción conocida como Lava Jato, quien no participó en el caso de los Batista.

Personas cercanas a los hermanos afirman que han pagado por sus fechorías pasadas, aunque no todos están convencidos. "Una vez más, se mueven entre los poderosos, pero aún no han logrado restaurar por completo su imagen ante la opinión pública", afirma una persona que los conoce.

JBS tomó su nombre del padre de los hermanos, José Batista Sobrinho, quien en 1953 abrió una pequeña carnicería en el interior de Brasil. En pocos años, abastecía de carne a los trabajadores que construían la nueva capital, Brasilia. El negocio creció y sus dos hijos se unieron.

A partir de mediados de la década de 2000, los hermanos se embarcaron en una expansión en el extranjero a través de adquisiciones en América Latina, Estados Unidos y Europa, además de cotizar en São Paulo.

El meteórico ascenso fue impulsado por la financiación del banco estatal de desarrollo de Brasil, BNDES, que hoy posee casi una quinta parte del capital de JBS. Se benefició del impulso de gobiernos anteriores, liderados por el Partido de los Trabajadores del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para crear "campeones nacionales".

Aunque los críticos rechazaron la política por considerarla un mal uso del dinero público, JBS ha demostrado ser muy lucrativo para BNDES, obteniendo un retorno de casi el triple de los 8.100 millones (US$ 1.500 millones) invertidos en acciones desde 2007.

Thiago Carvalho, profesor de agronegocios de la Universidad de São Paulo, afirma que la base de su éxito es una búsqueda incansable de la eficiencia: "JBS fue una de las primeras empacadoras de carne nacionales en profesionalizarse de verdad. Incluso cuando entran en otros negocios, buscan ser los mejores".

Joesley, de 53 años, se encargaba de las relaciones con el gobierno. Hoy, según sus empleados, se centra en nuevos negocios y la diversificación de J&F. En sus videos de Instagram, comparte consejos motivacionales. "Sean los primeros en llegar. Eso marcará una diferencia en sus vidas que ni siquiera pueden imaginar", les dice a los estudiantes en uno de ellos.

Wesley, de 55 años, es más tranquilo y un gerente muy respetado, con ojo para los detalles operativos. Los empleados afirman que la ética de trabajo de los hermanos y el empoderamiento de los gerentes impregnan la cultura de la empresa.

Sin embargo, en mayo de 2017, los hermanos, junto con otros cinco ejecutivos de JBS y su grupo matriz, admitieron ante los fiscales que se habían realizado pagos multimillonarios a cientos de funcionarios públicos y candidatos políticos a cambio de favores, como financiación.

En una derivación de la Operación Lava Jato, la investigación sobre corrupción política que sacudió a la clase dirigente brasileña, las acusaciones incluyeron una grabación secreta del entonces Presidente Michel Temer aparentemente discutiendo sobornos con Joesley. Esto desencadenó peticiones de renuncia de Temer.

“Cometimos errores y pedimos disculpas”, decía una carta abierta de Joesley en aquel momento.

Un acuerdo de culpabilidad y multas garantizaron la ausencia de cargos penales. J&F acordó con las autoridades brasileñas una multa récord de 10.300 millones de reales, a pagar en 25 años. Posteriormente, pagó US$ 256 millones en un acuerdo de cooperación similar con el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

La empacadora de carne insiste en que ha aprendido del episodio y ha reformado sus sistemas de cumplimiento para evitar que se repita. El director financiero Cavalcanti afirma que las fechorías fueron cometidas por un puñado de personas: "No se institucionalizó".

La expansión 

Si bien los hermanos renunciaron a sus altos cargos y tanto JBS como J&F vendieron activos tras los acuerdos, la turbulencia no frenó el impulso de la empacadora a largo plazo. Desde sus orígenes en la carne de res, el grupo se ha diversificado hacia la producción de aves de corral, cerdo, cordero y, más recientemente, otras proteínas como el pescado, las alternativas vegetales y los huevos.

A diferencia de muchas de las grandes constructoras en la mira de Lava Jato, JBS ha prosperado desde que estalló el escándalo. Para quienes defienden la empresa, esto demuestra que su modelo de negocio no se basaba en la corrupción. Desde 2017, su facturación ha aumentado un 50%, alcanzando los US$ 77.200 millones el año pasado. El beneficio neto fue de US$ 1.800 millones y la deuda disminuyó.

Para los observadores de la vida pública brasileña, la rehabilitación política de los Batista fue bendecida durante una visita del Presidente Lula a una planta de JBS el año pasado.

“Joesley y Wesley son responsables de que esta empresa se haya convertido en la mayor productora de proteína animal del mundo. Y eso, para mí, es un orgullo”, dijo el izquierdista, quien cumplía su primer mandato cuando JBS despegó a principios de siglo.

Semanas después, los hermanos asistieron a una reunión de representantes del sector cárnico, organizada por Lula en el palacio presidencial, para abordar la ayuda humanitaria tras las inundaciones. El mes pasado, Joesley tuvo una audiencia con el gobernador del banco central del país.

“Los hermanos Batista han regresado a la escena política”, afirma Eduardo Grin, profesor de ciencias políticas de la Fundación Getulio Vargas. “Tienen mucha influencia en Brasilia”.

Considerando la forma en que JBS obtuvo beneficios del sector público en el pasado, las comparecencias suscitaron preguntas en algunos sectores.

El conglomerado afirma que este tipo de acercamiento no es inusual: “Como el mayor empleador privado de Brasil, es natural y esperado que el Grupo J&F mantenga un diálogo continuo con las autoridades públicas en todas las regiones donde opera, siempre en pleno cumplimiento de las leyes aplicables y su código de conducta y ética”.

Personas con información privilegiada y asesores afirman que no existe una relación especial con el Gobierno, favoritismo ni influencia indebida. También señalan que las empresas de Batista obtuvieron licencias de infraestructura durante el gobierno del expresidente derechista Jair Bolsonaro.

"Su forma de pensar no es cuestión de izquierdas ni de derechas. Se trata de poder", dice una persona familiarizada con J&F.

El camino de los Batista hacia la redención también se ha visto allanado por una serie de resultados legales favorables.

En 2023, los hermanos fueron absueltos del cargo de tráfico de información privilegiada por el regulador de valores de Brasil, por el cual ambos permanecieron en prisión preventiva durante seis meses entre 2017 y 2018, revirtiendo lo que J&F calificó de "injusticia". Posteriormente, se reincorporaron a la junta directiva de JBS el año pasado.

En otro fallo clave, un juez de la Corte Suprema suspendió en diciembre de 2023 la megamulta de J&F, expresando dudas sobre si el acuerdo con los fiscales era voluntario.

Se enmarcó en un desmantelamiento más amplio del legado de Lava Jato. Los opositores afirman que la investigación tuvo motivaciones políticas y abusó del debido proceso. (Entre las docenas de políticos y empresarios encarcelados se encontraba Lula, cuya condena fue posteriormente revocada).

Sin embargo, la suspensión de la multa generó reclamos de conflicto de intereses por parte de los críticos, ya que la esposa del juez había trabajado como asesora legal de J&F en un caso no relacionado. Una persona cercana al juez afirmó previamente que la ley brasileña no exigía que el funcionario se recusara.

El año pasado, los hermanos Batista se vieron envueltos en una nueva controversia política. Diputados de la oposición denunciaron un trato favorable por parte del gobierno de Lula hacia Âmbar Energia, una empresa de J&F en expansión en el sector eléctrico.

Âmbar había acordado comprar una docena de plantas a gas, entre cuyos clientes se incluye un distribuidor regional de electricidad con problemas financieros en el estado selvático de Amazonas.

Una medida del gobierno para apoyar a la distribuidora Amazonas alteró sus contratos con las plantas de Âmbar, trasladando la carga de los pagos futuros a las facturas de los clientes de todo el país.

“Lo que me preocupa es el uso de un decreto para transferir pérdidas al consumidor, beneficiando a un grupo empresarial específico”, dice la congresista de derecha Adriana Ventura. “Da la impresión de favoritismo”.

El Gobierno y J&F niegan rotundamente esta acusación. El Ministerio de Minas y Energía afirmó que la medida no buscaba beneficiar a ninguna empresa en particular, sino garantizar el suministro eléctrico en la región.

Las posibles opciones de asistencia para la distribuidora elaboradas por un grupo técnico se hicieron públicas varios meses antes de que Âmbar ganara una subasta por los activos energéticos, añadió.

J&F afirmó: “Cualquiera de estas soluciones resolvería los riesgos crediticios de las plantas involucradas en la adquisición por parte de Âmbar, firmada cuatro meses después”.

Los expertos del Ejecutivo consideran que el ataque tiene motivaciones políticas y fue iniciado por los postores perdedores en las instalaciones energéticas.

Gobierno de Gustavo Petro aumenta la incertidumbre en Colombia y lanza nueva reforma fiscal

Sin embargo, la atención sobre las actividades políticas del grupo en general no se limita a Brasil. La senadora estadounidense Elizabeth Warren cuestionó recientemente si la donación de US$ 5 millones de la productora avícola Pilgrim's Pride, filial estadounidense de JBS, a la toma de posesión del presidente Donald Trump este año, la mayor suma recibida, se realizó para congraciarse con la administración.

"Tenemos una larga historia bipartidista de participación en el proceso cívico y esperamos trabajar con la administración", dijo Pilgrim's Pride.

Aunque los hermanos Batista han planeado un regreso personal, un punto delicado para JBS han sido las acusaciones de larga data de activistas verdes de que la empresa fomenta la tala de tierras en ecosistemas críticos para dejar paso al pastoreo de ganado.

La empresa responde enfatizando su política de abastecimiento de “tolerancia cero” que prohíbe las compras de granjas con deforestación, trabajo forzado o en tierras indígenas.

“Nos interesa que (la deforestación) no ocurra porque dependemos del clima para tener pastos para los animales”, dice el director financiero Cavalcanti.

En la sede de JBS en São Paulo, un sistema de monitoreo geoespacial muestra la ubicación de todos sus proveedores en todo el país. Los filtros indican los problemas detectados por organismos públicos y la empresa incluye en la lista negra las propiedades con irregularidades (14.000 actualmente). Sin embargo, en Brasil, el ganado puede pasar por varias granjas antes de llegar al matadero, lo que dificulta rastrear su verdadero origen.

A partir del próximo año, JBS exigirá a sus proveedores que proporcionen información sobre a quiénes compran. Gestiona una red de oficinas locales que brindan asistencia a los ganaderos para que cumplan con las regulaciones ambientales.

“El ganadero debe asumir la responsabilidad de la compra legal de animales”, afirma Liège Correia , directora de sostenibilidad de JBS Brasil. “Ahora compartimos esta responsabilidad con nuestros proveedores directos”.

La producción de carne de res es la principal causa de la deforestación amazónica, según la ONG Imazon. El investigador Paulo Barreto afirma que la empresa ha avanzado, pero se requiere mayor acción tanto de la empresa como del sector en general, especialmente en lo que respecta a los proveedores indirectos en etapas posteriores de la cadena.

JBS argumenta que la única solución definitiva es un sistema nacional obligatorio de identificación del ganado. Mientras tanto, apoya una iniciativa en el estado amazónico de Pará que rastreará a los animales a lo largo de su vida mediante crotales electrónicos obligatorios.

A pesar de sus promesas, JBS estuvo entre los empacadores de carne y ranchos multados el año pasado por la agencia ambiental de Brasil por supuestamente criar o comprar ganado en tierras deforestadas ilegalmente.

La empresa dice que ninguna de las compras señaladas por la agencia ambiental ocurrió en zonas prohibidas y está apelando.

Las grandes ambiciones de Wesley y Joesley Batista quedan subrayadas por la promesa de J&F de invertir alrededor de US$ 7.000 millones en Brasil y crear 30.000 nuevos empleos en los cuatro años hasta 2026.

El grupo ganó recientemente una larga batalla legal por la propiedad total de una gran fábrica de celulosa en Brasil, comprando el 49% restante por 15.000 millones de reales (US$ 2.700 millones) con la ayuda de financiamiento de deuda.

El acaí, de tradición amazónica a tendencia global: la fruta que pasó de las playas de Brasil a cientos de tiendas en el mundo

Alrededor de nueve décimas partes de los ingresos, ganancias y deuda consolidados de J&F provienen de JBS, según los analistas de la agencia de calificación S&P, quienes dijeron que en este momento no están preocupados por los planes de expansión del conglomerado.

JBS está profundizando su presencia en los alimentos procesados ​​para reducir la exposición a la volatilidad de las carnes de consumo. «Queremos ser cada vez más una empresa con un mayor porcentaje de sus ingresos en alimentos preparados y marcas», afirma Cavalcanti.

Con la mitad de sus ventas en EE. UU. y exportaciones significativas a China, ahora está invirtiendo 2.500 millones de dólares para construir plantas en Nigeria, apostando a la creciente demanda de carne en África.

“La empresa está pasando por una fase muy positiva”, afirma Leonardo Alencar, analista de la casa de bolsa XP. “La diversificación le permite obtener mayores márgenes”.

Y todos aquellos que dudan de la penitencia de los hermanos, éstos no carecen de admiradores.

“Es increíble lo que han logrado. JBS es un orgullo nacional”, afirma Ricardo Faria, fundador de Granja Faria, la mayor productora de huevos de Brasil.

Llevo 10 años trabajando con ellos y nunca he tenido ningún problema. Son duros, pero siempre justos. Creo que salieron reforzados de los problemas.

Comparte en: