Venezuela más allá del petróleo: expertos destacan potencial de crecimiento, pero diversificación requiere seguridad jurídica y apertura económica
Agroindustria, carnes y telas, son algunos de los principales sectores que podrían impulsar a la economía venezolana más allá de los hidrocarburos.
Venezuela es el país con la mayor cantidad de reservas de petróleo del mundo. A pesar de eso, su economía es una de las peor posicionadas de América Latina. De acuerdo con cifras de Statista, a 2020 el país caribeño mantenía reservas por 304 mil millones de barriles, lo que supone una participación de 18% de todo el recurso global.
Hasta hoy la industria petrolera es la principal impulsora de su economía, pero en el mercado resuena la pregunta ¿cómo puede diversificarse Venezuela y dejar de depender del oro negro?
Al respecto, en DFSUD conversamos con el economista Aarón Olmos, quien apuntó que “Venezuela tiene capacidad para hacer muchas cosas”, añadiendo que el país “tiene la posibilidad de utilizar el petróleo para impulsar a los sectores económicos”.
Sin embargo, “lamentablemente Venezuela se convirtió en un país monoproductor, rentista, dependiente solo de la actividad de las petroleras”, lo cual ha sido un arma de doble filo y tras la caída del precio de los combustibles hace casi dos décadas, no logró recuperarse.
En ese sentido, Henkel García, economista y fundador de Albusdata, argumentó que "sin cambio político, la posibilidad de diversificación es mínima".
Industrias que prometen
Con este escenario, Olmos apuntó que Venezuela es un país que podría volver a ser un gran “productor de carne, de cueros, de telas y calzado”, entre otros, pero una de las fortalezas del país es la producción agrícola, ya que hace unas décadas era un gran productor de café y caña de azúcar.
Bajo este contexto, el economista y socio director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, planteó a DFSUD que ve áreas de oportunidad en otras industrias, como la “metalmecánica, petroquímica, química, turismo, e incluso en ciertos sectores del agro y servicios”.
Junto con esto, añadió que si la economía venezolana logra superar algunos obstáculos y finalmente se abre, “los sectores más atractivos son todos los que tienen que ver con energía, petróleo, gas, metales y minería, porque hay muchas oportunidades allí, y también en infraestructura se pueden dar oportunidades”.
Oliveros comentó que el rezago de Venezuela también podría impulsar las inversiones en tecnología, cuyas oportunidades permitirían al país caribeño crecer con fuerza y posicionarse al nivel de sus pares regionales.
Finalmente, el economista de Ecoanalítica lamentó que la principal actividad del país continúe siendo el petróleo, la energía y la minería, ya que seguirán siendo “actividades medulares” para el mercado vinotinto.
Algo tiene que cambiar
En algo que coincidieron ambos economistas es que para lograr todo esto, primero el país debe avanzar en la resolución de elementos fundamentales. Al respecto, Oliveros planteó dos: “Es claro que si en Venezuela se normaliza la situación política, la capacidad de recibir inversiones y de crecer es muy grande porque en el país está todo por hacerse y eso también es una oportunidad para los inversionistas”.
A pesar de esto, advirtió que los procesos de diversificación son “largos y complejos, no se decretan de la noche a la mañana”, es por esto que recomendó ir paso a paso. “Venezuela en primer lugar tiene que resolver su problema de institucionalidad, ya que es una institucionalidad que no está diseñada para atraer inversiones, donde la división de poderes, una justicia independiente y el respeto de los derechos de propiedad sean fundamentales”.
Junto con esto, llamó a construir condiciones macroeconómicas óptimas, las cuales tampoco tiene el país, ya que “hay unos niveles de inflación que, si bien han descendido, son muy altos y adicionalmente tiene problemas graves en términos de tipo de cambio y salarios”.
Esta posición fue reafirmada por García, de Albusdata, quien apuntó que "sin cambio político es imposible. Un país con ingresos muy bajos y muy baja capacidad de diversificación, es imposible". A esto sumó que para diversificar la economía se requiere innovación y conocimiento, pero Venezuela "es un país donde no hay estado de derecho, no hay propiedad intelectual para la nueva generación de ideas, con hostilidades tributarias y emprender es cuesta arriba".
"La potencialidad de diversificación que tiene Venezuela sin cambio político, es mínima", aseguró.
Por su parte, Olmos enfatizó que la política económica actual debería orientarse a “fortalecer los demás sectores económicos” ya que el PIB no petrolero muestra áreas importantes en minería, manufactura, servicios financieros y construcción, “que en los últimos años han presentado variaciones negativas para enfocarse en producción petrolera”.
Según el economista, lo que falta es “voluntad política”, porque de abrirse la economía al mundo, impulsaría las inversiones, aunque esto dependerá de “la seguridad jurídica” que le entregue a los inversores. “Si no queda claro cuál es la orientación de la inversión extranjera -porque Venezuela tiene un gran potencial-, si no se garantiza el retorno de la inversión y la seguridad material, jurídica y financiera, es difícil que eso pase”.
Finalmente, enfatizó que “tiene que haber un cambio en el sistema de gobierno, un cambio en la visión de país, lo cual elevaría las expectativas sobre la Venezuela oculta, que todos sabemos que está ahí y que se puede sacar provecho, pero todo pasa por el cambio en la ideología política”.
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