Riesgos políticos y económicos amenazan recuperación de Colombia tras la pandemia
Los inversionistas temen que una victoria de la izquierda en las elecciones de mayo podría provocar grandes cambios e incertidumbre en el mercado.
Colombia se ha recuperado de forma impresionante de la fuerte recesión que alimentó los violentos disturbios del año pasado, pero la cuarta economía más grande de América Latina aún no es lo suficientemente robusta como para hacerle frente a los retos más difíciles que se avecinan, según han advertido los economistas.
No se han abordado los problemas de larga data en los mercados laborales ni en los sistemas fiscales y de pensiones. Y conforme se acercan las elecciones presidenciales de mayo, a los inversionistas y analistas les preocupa que Colombia siga a Chile y Perú y se desvíe bruscamente hacia la izquierda.
El favorito, el exguerrillero y alcalde de Bogotá Gustavo Petro, ha prometido introducir políticas como la prohibición de la exploración petrolera.
"Las encuestas muestran actualmente a Petro como favorito para ganar", dijo Silvana Amaya, analista principal de la consultora Control Risks en Bogotá. Si gana, produciría "un cambio significativo en la política económica del país, lo que provocaría incertidumbre en los mercados".
Por ahora, añadió Amaya, es probable que las compañías "pongan en pausa decisiones importantes y esperen a que se resuelva la política antes de realizar cualquier inversión crucial".
La recuperación
El producto interno bruto (PIB) creció un 10,6% el año pasado, lo que representa un fuerte repunte tras la contracción del 6,8% en 2020 provocada por la pandemia, según informó la semana pasada la agencia nacional de estadística. Fue la tasa de crecimiento más alta desde al menos 1906, según las estimaciones del banco central. Tan sólo en el cuarto trimestre, el PIB creció un 4,3% respecto al trimestre anterior.
Por su parte, las ventas minoristas aumentaron un 15,9% en diciembre con respecto al año anterior, mientras que la producción manufacturera subió un 13,1%. Ambas cifras superaron las expectativas de los analistas.
Sin embargo, el ganador de las elecciones de mayo enfrentará profundos problemas estructurales en la fiscalidad y las pensiones, así como en el mercado laboral, tal y como señala un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que resaltó la desigualdad, los persistentes niveles de pobreza y la escasa movilidad social.
Todos estos factores contribuyeron a las protestas, a veces violentas, en las que se sumió Colombia el año pasado. La calificación de la deuda soberana de Bogotá fue rebajada del grado de inversión después de que se abandonaron en gran medida las reformas fiscales en respuesta a las protestas.
Además, en medio de una inflación galopante y una situación en las que las importaciones superan por mucho a las exportaciones, los analistas afirman que la expansión de los últimos meses podría resultar insostenible. Mientras que los ingresos procedentes de las exportaciones eran apenas un 1,3% más altos a finales de 2021 que dos años antes, el valor de las importaciones había aumentado un 9,5%.
El déficit comercial de Colombia en diciembre fue el segundo más alto registrado para el último mes del año, mientras que la inflación anual de enero fue de casi el 7%, su nivel más alto desde 2016.
"El hecho de que tanto el consumo como las importaciones estén muy por encima de sus máximos prepandémicos sugiere que la economía colombiana, al igual que la chilena, puede estar sobrecalentándose y, por tanto, es probable que se desacelere bruscamente en 2022", dijo Felipe Camargo, economista senior de Oxford Economics en Londres.
En enero, el banco central respondió al riesgo de inflación subiendo su tasa de interés de referencia del 3 por ciento al 4 por ciento. Fue la mayor subida de tasas de interés de los últimos 19 años y responde en cierto modo a los críticos que sostenían que el banco tardó en actuar a finales del año pasado.
"De todos los bancos centrales de América Latina, pensamos que el banco colombiano ha estado más atrasado", dijo BNP Paribas en una nota a los clientes, añadiendo que creía que había una "alta probabilidad" de un aumento aún mayor, de 1,5 puntos porcentuales, en marzo.
A partir de ahí, la política será el centro de atención. Las elecciones presidenciales de Colombia están previstas para el 29 de mayo, con una segunda vuelta, si fuera necesaria, el 19 de junio.
El presidente de derecha Iván Duque no puede aspirar a un mandato consecutivo. Petro, un exguerrillero de izquierda que perdió ante Duque en 2018, encabeza la mayoría de las encuestas, pero el verdadero nivel de su apoyo sólo se hará evidente después de las elecciones legislativas y primarias para decidir los candidatos de los bloques de centro-derecha y centro-izquierda el 13 de marzo.
Petro también enfrentará competencia de Rodolfo Hernández, un populista y empresario de 76 años que se presenta como candidato independiente, y que ocupó el segundo lugar en las recientes encuestas de intención de voto.
Petro se ha comprometido a desmantelar las industrias del petróleo y el carbón de Colombia deteniendo toda exploración si forma el próximo gobierno, y dijo que Colombia debería enfocarse en la fabricación y la agricultura.
Aunque su promesa se ha ganado los elogios de los ecologistas y de algunos jóvenes votantes, tendría un enorme impacto en la economía. Los combustibles fósiles generan aproximadamente la mitad de los ingresos por exportación, según las estadísticas oficiales.
Petro también ha asustado a los inversionistas al prometer aumentar los aranceles comerciales, derogar las leyes de hace dos décadas que liberalizaron el mercado laboral y promulgar una reforma agraria.
"La gente está realmente asustada por lo que pueda pasar porque no sabemos hasta qué punto son reales sus palabras", dijo Amaya. "Ha enviado algunos mensajes que son preocupantes para algunos sectores".
El informe de la OCDE ofrece algunas indicaciones sobre los retos que enfrentará el próximo gobierno.
Aunque elogió la recuperación del país tras la pandemia, la organización señaló que sólo el 5% de los colombianos paga el impuesto sobre la renta -cifra más baja que en cualquier otro Estado miembro- y que los ingresos fiscales sólo representan el 20% del PIB, cifra baja incluso para los estándares regionales.
La movilidad intergeneracional es peor en Colombia que en cualquier otro Estado miembro. La OCDE estimó que un colombiano tardaría 11 generaciones en pasar del 10 por ciento más pobre de la sociedad a un punto medio. En el conjunto de la OCDE, se necesitarían cuatro generaciones.
"El crecimiento de la productividad ha sido débil durante dos décadas, incluso en relación con sus pares regionales", dijo la organización. Unas reformas ambiciosas que ayuden a las empresas a crecer y ser más eficientes "permitirían dar un salto considerable en el bienestar material de Colombia", añadió.
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