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Minería peruana en la encrucijada: mientras se termina último gran proyecto, más de 12 iniciativas esperan mayor estabilidad para el “vamos”

Además de los problemas políticos recurrentes que está enfrentando este país, la situación de la minería local genera preocupación adicional porque no se ven inversiones a firme para continuar creciendo en producción.

Por Deborah Donoso M. / Foto: Anglo American I Publicado: Miércoles 6 de abril de 2022 I 15:40
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En Perú, hay al menos 43 proyectos mineros, por más de US$ 53 mil millones de inversión, que podrían desarrollarse en los próximos años, de los cuales 35 corresponden a nuevas faenas, según datos del Ministerio de Energía y Minas de ese país.

Sin embargo, en el país incaico -que está en una compleja situación por la escalada en las protestas que surgieron a raíz de un paro camionero- hay preocupación por la continuidad de las inversiones para seguir desarrollando nuevas faenas, a raíz de la incertidumbre que se arrastra por al menos cinco años.

Por eso, no son pocos los expertos que ven que la mina Quellaveco que desarrolla la gigante internacional AngloAmerican, se transformaría en el último gran proyecto de esta industria de Perú, al menos por un buen tiempo. 

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“No hay grandes proyectos de inversión más allá de los que se necesitan para mantener la fuente productiva, mantenimientos mayores o renovaciones que se necesitan porque la demanda sigue ahí”, dice Marco Antonio Zaldívar, director independiente de empresas.

David Warthon, socio de Impuestos de EY Perú, agrega que la cartera de proyectos que están listos para comenzar a construirse es grande, donde el más relevante es Yanacocha de Newmont

Raúl Jacob, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), dice que “proyectos hay, pero ninguno de ellos ha conseguido dinamizarse como para entrar en etapa de construcción”. Según estimaciones del gremio, del total, unos US$ 15.000 millones -equivalente a 12 iniciativas- podrían materializarse en los próximos años, pero “el nivel de conflictividad social que tienen en este momento el país está impidiendo que los proyectos avancen como debería ocurrir”.

“Perú tiene bastantes más proyectos en carpeta, pero sus decisiones de inversión todavía no están tomadas por lo que es más complejo el poder prever cuándo entrarán en producción”, reconoce Juan Esteban Fuentes de la consultora internacional CRU Group.

El experto añade que “lo que hace falta es producir las condiciones para que los proyectos se materialicen y se pueda contar con la producción para abastecer la demanda que, en el caso del cobre, la vemos creciendo de manera sostenida hasta 2035 o más allá producto de la energía verde”.

“El nivel de conflictividad social que tienen en este momento el país está impidiendo que los proyectos avancen como debería ocurrir”, dicen en el gremio minero. 

El caso de Quellaveco

En medio de un oasis en el oeste de la cordillera de los Andes de Perú se ubica la ciudad de Moquegua, lugar donde la gigante minera AngloAmerican desarrolla Quellaveco, una mina de tajo abierto con una vida útil de 30 años, de los cuales en los 10 primeros producirá alrededor de 300 mil toneladas métricas de cobre. 

Actualmente, la faena está en fase de construcción, con la meta de iniciar su etapa productiva en el segundo semestre de este año. Una vez iniciado este punto, se convertirá en uno de los cinco yacimientos más grandes del mundo.

La mina -que implica unos US$ 5.300 millones de inversión- está establecida al este del puerto de Ilo y según ha declarado su impulsora, ha sido “un reto para la ingeniería” por su compleja ubicación geográfica, a 4.500 metros de altitud. No es de extrañar entonces que los ojos estén puestos sobre su resultado.

300 mil

tonelada anuales de cobre producirá Quellaveco

Proyectos y comunidades

Según datos del CRU, con las últimas inversiones que se han realizado en minería en el país -donde destaca además de Quellaveco, Mina Justa y la ampliación de Toromocho-, se espera que el país alcance un récord de 2,8 millones de toneladas de cobre anuales en 2015, un alza de 24% respecto de 2021.

Zaldívar recalca que otras inversiones que seguían en esa línea de desarrollo, como son Yanacocha Sulfuros y algunas ampliaciones de Southern Copper, si bien siguen vigentes, aún no tienen fecha a firme para el vamos. También está Tía María, que en algún minuto tuvo luz verde, pero hasta la fecha no tiene un plan conocido de desarrollo.

Problemas hay varios, aunque en general un factor ha sido la conflictividad con comunidades. “Las operaciones de la Mina Cuajone (de Southern Copper) están detenidas, no están produciendo desde hace 35 días… el nivel de conflictividad ha subido”, dice Jacob.

Para el líder gremial, normalmente los conflictos sociales estaban alrededor de los proyectos mineros, sin embargo, hoy se ven cada vez más cerca de las faenas. Las Bambas, por ejemplo, ha estado paralizada la mitad de los días que lleva al año, dado los bloqueos de carretera que han dificultado sus envíos de mineral, explica el dirigente gremial, a lo que se suman otros inconvenientes como los que ha enfrentado Nexa Resources.  

“La situación no es la mejor porque tenemos un gobierno que se cuida mucho de estar bien con las comunidades y deja de lado el rol de mediador, de promotor”, refirma el exministro Miguel Incháustegui .

35 días

lleva paralizada Cuajone, una faena de Southern Copper.

Cambio de condiciones

Zaldívar dice que en Perú no se prevé una mejora en las expectativas empresariales, por lo que se están paralizando inversiones. “Desde hace varios años, y no solo en Perú, el desarrollo y la exploración de nuevas minas han sido mucho más problemáticas y toman mucho más tiempo por razones ambientales o sociales. No es tan fácil como hace unos años”, subraya, lo que ha sido agravado con una actitud más favorable del gobierno hacia las protestas.

Jacob asegura que si bien las condiciones internacionales son “muy buenas”, con la estructura tributaria de Perú “deberíamos poder tener una línea de producción de proyectos activa, pero lo que ocurre es que hay un nivel de inestabilidad por la conflictividad social que está llevando a muchas compañías a detener el desarrollo de sus proyectos y esto está generando que no tengamos otros dos o tres proyectos en cola para empezar a producir, como lo hemos hecho en el pasado”.

Warthon añade que “no hay un buen augurio de nuevos proyectos que se activen” durante este y el próximo año, y menos bajo las actuales condiciones.

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