¿Qué dice el Tratado Antártico que hoy enfrenta a Rusia con Argentina, Chile y el Reino Unido?
Esta semana se conoció que Moscú descubrió reservas de petróleo y gas en el territorio de unos 14 millones de km2 y encendió las alarmas en los países limítrofes o con presencia local, pues la zona está protegida y solo permite exploraciones científicas.
Más de 50 países firmaron el Tratado Antártico hace 65 años, un acuerdo con el que se delimita un área de unos 14 millones de kilómetros cuadrados y la considera protegida de la explotación mineral, completamente desmilitarizada y que se utilizará “exclusivamente para fines pacíficos” y para la investigación científica, al menos hasta 2048.
Por esa razón, cualquier actividad distinta en la zona activa las alarmas entre los países limítrofes y aquellos que puedan tener intereses o presencia.
Esta semana, una nueva controversia surgió cuando se informó que Rusia, con su barco de investigación Akademik Alexander Karpinsky, estaba llevando a cabo prospecciones sísmicas y geológicas en áreas de la Antártica reclamadas por Argentina, Chile y el Reino Unido, especialmente bajo reclamación británica.
Desde Moscú se informó que “Rusia descubrió reservas de petróleo y gas en territorio antártico británico. Contiene un valor estimado de 511 mil millones de barriles de petróleo, 10 veces la producción del Mar del Norte en los últimos 50 años”.
Ese hallazgo fue visto como una amenaza al equilibrio diplomático y ecológico de la Antártica y generó protestas de los 3 gobiernos ante la comunidad internacional.
La Casa Rosada pidió explicaciones a través de la cancillería y, poco después, el Presidente chileno, Gabriel Boric, aseguró que su administración se opondrá “firmemente a cualquier explotación comercial de minerales e hidrocarburos”. “Trabajaremos en conjunto con todos los países reclamantes y los firmantes del Tratado Antártico para velar por el respeto de esta norma por parte de cualquier nación”, aseveró.
Ahora bien, los descubrimientos no son nuevos. Según National Geographic, desde finales de los años ‘70, diversos buques de investigación oceanográfica -de numerosos países- han emprendido estudios en busca de yacimientos petrolíferos. Por ende, en esta ocasión habrá que determinar si efectivamente se cometió una falta al tratado o si fue una exploración científica.
¿Qué dice el Tratado?
Antes del 1 de diciembre de 1959, 12 países habían desarrollado actividades científicas en el continente blanco y sus alrededores, ante lo cual, decidieron firmar en Washington el Tratado Antártico que entró en vigencia en 1961 y que a la fecha ya ha sido aceptado por 56 naciones.
El primer artículo del documento deja en claro que el continente “se utilizará exclusivamente para fines pacíficos”, además, se aclaró que “la libertad de investigación científica en la Antártica y la cooperación hacia ese fin continuarán”.
Específicamente sobre su uso, la Secretaría del Tratado Antártico apuntó que el fin de la exploración científica prohíbe “toda medida de carácter militar”, pero “no impedirá el empleo de personal o equipo militares para investigaciones científicas o para cualquier otro fin pacífico”.
Desde antes de la firma del tratado “la investigación científica ha sido la principal actividad en el continente antártico”, detalló el organismo, y se determinó que todas las partes estarían de acuerdo en intercambiar las observaciones y resultados de las exploraciones.
“La ciencia antártica ha llevado a avances tales como el descubrimiento del agujero de ozono (1985) y la reconstrucción climática de los últimos cientos de miles de años” y su protección ha aumentado gracias a diversos tratados y convenciones que se han sumado.
Y, aunque los conflictos específicos sobre exploraciones petroleras en la Antártica han sido limitados, las actividades de exploración y las reclamaciones territoriales han provocado tensiones diplomáticas significativas.
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Los riesgos
Si bien la firma del documento protege al continente blanco, los alcances son limitados en cuanto al impacto del turismo y actividades no gubernamentales. “El turismo comercial en buques y aeronaves no ha dejado de crecer desde las primeras expediciones comerciales de fines de los años ‘50. Antes de la década de los ‘80 solo unos pocos cientos de turistas visitaban la Antártica; sin embargo en la temporada 2019-2020 se registraron alrededor de 74 mil” personas.
A esto se sumó que desde 1977 se iniciaron vuelos regulares de excursión procedentes de Australia.
Al respecto, una investigación publicada en la revista Nature, llamada "Huella de carbono negra de la presencia humana en la Antártica", reveló el efecto en la contaminación y el consecuente derretimiento de la zona.
“Cada turista que visita el continente blanco contribuye a acelerar el derretimiento de unas 100 toneladas de nieve, mientras que cada investigador que trabaja en la Antártica puede contribuir a derretir hasta 1.000 toneladas de nieve en cada visita”, indicó la Secretaría del Tratado.
Commodities
El continente más árido y frío del mundo es atractivo en sí mismo, porque podría contener cuantiosos minerales bajo sus miles de kilómetros de nieve. De hecho, existen diversas investigaciones que han revelado la existencia de “valiosos recursos naturales” y la posibilidad de que contenga grandes reservas de petróleo es muy alta.
Según National Geographic, la Enciclopedia Britannica señala que “el alto grado de certeza de que existen yacimientos minerales se basa en las estrechas similitudes geológicas que se han observado entre zonas de la Antártica y provincias ricas en minerales de Sudamérica, Sudáfrica y Australia, y en el consenso científico sobre la configuración de la masa continental de Gondwana (una enorme masa de tierra que habría existido al sur del planeta) durante el Mesozoico”.
En las exploraciones se han descubierto “valiosos minerales”, entre los cuales predominan el antimonio, cromo, cobre, oro, plomo, molibdeno, estaño, uranio y zinc.
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