Vino argentino sigue perdiendo terreno frente a Chile: costos logísticos impactan la industria y envíos caen 25,7% en 2023
Exportar desde Buenos Aires tiene un valor de US$ 350 por tonelada, mientras que cruzando la Cordillera el precio es de US$ 85.
La posición de Argentina en cuanto al vino ha sido históricamente privilegiada: es el segundo mayor productor de Latinoamérica -solo por detrás de Chile- y se ubica de séptimo a nivel global, donde además tiene el 2,5% de la cuota de envíos internacionales. Sin embargo, lleva algunos años marcados por la baja de los envíos y del consumo interno.
Dentro de las principales razones, aseguran en la industria, es que Chile -cuyos envíos representan el 6% en el mundo-, tiene menos gastos asociados a logística por su ubicación estratégica cercana a puertos.
Según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino (OVA), para el vino argentino es 77% más caro que para el chileno llegar a su principal comprador, Estados Unidos.
Esos gastos van desde la plantación de la uva hasta que el producto final es embotellado y llega a las góndolas. Si bien la diferencia entre ambos países siempre ha existido, el valor en Argentina se ha incrementado 46 veces desde 2016.
Así, despachar desde el puerto de Buenos Aires cuesta US$ 350 por tonelada, mientras que cruzando la Cordillera el precio es de US$ 85 la tonelada.
“Los costos de transporte son desproporcionados respecto al resto. Salir por vía terrestre es más oneroso y, en cuanto a los puertos, es más barato salir por San Antonio o Valparaíso que el costo por Argentina”, comentó Daniel Rada, director del OVA.
“Y, si nos alejamos a provincias como San Juan, La Rioja, Salta, Neuquén o Río Negro, se va agravando porque hay más kilómetros que recorrer. Es un valor significativo a la hora de competir”, agregó.
Además, a esto habría que sumar los costos asociados a seguros y extras que cobran las empresas de transporte por seguridad.
Exportaciones
De acuerdo al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2023, la nación austral exportó 151,2 millones de litros de vino fraccionado, mientras que en 2022 la cifra alcanzó los 197,2 millones; es decir, esos envíos cayeron un 23%.
En cuanto al vino a granel, la cifra de 2023 fue de 45,5 millones de litros, mientras que el año previo vendió 67,6 millones al exterior.
Al tener en cuenta ambos formatos, la industria despachó un 25,7% menos en un año, pasando de 264,9 millones de litros en 2022 a 196,8 en 2023. Sobre la facturación del sector, se registró una caída de US$ 125,6 millones hasta los US$ 640,9 millones en un año.
La causa detrás de este descenso, según Rada, es la turbulencia macroeconómica.“Esto claramente dificulta el comercio y afecta la competitividad. El tipo de cambio evolucionó durante 2023 por debajo de lo que era la tasa de inflación, a excepción de diciembre, que se produjo una devaluación fuerte”, añadió.
La vicepresidenta de Wines of Argentina, Claudia Piedrahíta, recalcó que internamente “problemas como inflación, altos costos de producción, el tipo de cambio poco competitivo, las trabas a las exportaciones y, la incertidumbre política y económica afectaron fuertemente la competitividad de los productores al momento de relacionarse con los mercados internacionales”.
Pero también, afirmó que los mercados internacionales seguían atravesando disrupciones derivadas de la pandemia. “En algunos mercados el año 2023 tuvo altos niveles de inventario, acompañado por altas tasas de interés y una retracción del consumo, lo que derivó en una significativa reducción del volumen global de vino que se comercializó", añadió.
Según Rada, se suman las restricciones en la compra de insumos y la posibilidad de desarrollar contratos a largo plazo. “Además de retracciones en el comercio mundial de nuestros principales mercados que son Estados Unidos, Brasil, Reino Unido y Canadá”, enfatizó.
Sodimac inaugura su tercera tienda en Monterrey y con ella suma 14 en México
Consumo local
Durante 2023, según el INV, las bodegas locales vendieron 776,2 millones de litros de vino, lo que se traduce en una caída de 6,3% al comparar los 827,6 millones de litros vendidos en 2022. Así, los argentinos dejaron de consumir 52,4 millones de litros de vino en un año.
Los vinos blancos tuvieron la caída más notoria con 7,6%, mientras que los tintos cayeron 5,8%.
Sobre esto, Sebastián Sarcinella, director Comercial de la Bodega Casarena, mencionó que la pérdida de poder adquisitivo afectó el consumo provocando una caída del mismo, pero que también “hay un consumidor fiel de vino, más curioso, con un paladar más exigente y el cual nos obliga a los productores de vino argentino a que sigamos mejorando los procesos y elaborando vinos de altísima calidad para satisfacer las demandas”.
Rada añadió que existe un claro problema de deterioro del ingreso real producto de las altas tasas de inflación. “En esos casos siempre lo primero que se va resignando en términos de consumo son las bebidas con alcohol, y ahí está incluido el vino. Tenemos una competencia con la cerveza dentro del mercado interno que siempre tiene más flexibilidad de manejar precios”, aclaró.
Por otra parte, Piedrahíta mencionó que si bien el consumo de vino en Argentina ha sido tradicionalmente alto, en los últimos años ha habido cambios en los hábitos de consumo. “Aunque sigue siendo popular, hay una tendencia hacia una mayor diversificación de bebidas”.
En cuanto a las proyecciones para este año, Sarnicella comentó que si bien el primer trimestre arrastró la tendencia negativa del cierre de año, en abril ya ven signos de recuperación. “Las ventas comienzan a fluir y marcar una curva alcista hacia adelante”, añadió.
Rada afirmó que hay que esperar a ver si se da una recuperación de la economía. “En general se habla de que puede empezar a verse ya en el segundo semestre, y eso puede determinar el rumbo de lo que es el consumo en el mercado interno. No obstante, creo que se mantendrá arriba de los 800 millones de litros”, enfatizó.
El potencial de Uruguay como cuna del ecosistema fintech regional, según el CEO fundador de Regum
Nuevas tendencias de consumo
Así, los principales actores de la industria identifican nuevas tendencias en torno al consumo. Una de ellas, que se puede ver especialmente en algunos mercados nórdicos son los vinos “No/Low”, es decir, aquellos sin alcohol o con bajo contenido alcohólico.
“Esto se debe a un cambio en los hábitos del consumidor, el cual está buscando alternativas para seguir consumiendo vino pero de otra manera. Algunos motivos que llevan a estas decisiones son varios como la voluntad de sobriedad, cuestiones de salud, un estilo de vida considerado más healthy, mayor conciencia sobre beber y no conducir, entre otras”, comentó Sarcinella.
También toman protagonismo las bebidas “ready to drink”, que son cócteles listos para consumir. “Están en auge y ganándole mercado tanto a la cerveza como al vino. No solo en el mercado doméstico de Argentina, sino también internacionalmente, todos los informes marcan a ese producto como el que está irrumpiendo en el consumo”, afirmó Rada.
Por otro lado, la digitalización y el comercio electrónico están transformando la forma en que se compra vino, con un crecimiento significativo de las ventas en línea y la utilización de aplicaciones móviles para descubrir y comprar vinos. “Esto ha llevado a una mayor accesibilidad y variedad para los consumidores, independientemente de su ubicación geográfica”, añadió Piedrahíta.
El periódico británico especializado en información económica y financiera reconocido a nivel global
-
Financial Times
Opinión FT: Joe Biden pierde ante Xi Jinping en la batalla por América Latina -
Financial Times
México eleva su meta de déficit mientras los economistas advierten impacto en el crecimiento -
Financial Times
Argentina aviva temores de que pueda abandonar el acuerdo climático de París -
Financial Times
Milei llega a EEUU para reunirse con Trump y espera que la amistad resulte en préstamo del FMI para Argentina -
Financial Times
Perú: el megapuerto “hecho en China” de Sudamérica se prepara para transformar el comercio