Escasez de gas en Argentina: menor importación de gas de Bolivia y deficiente infraestructura presionan el sistema
Las sostenidas bajas temperaturas, la falta de obras energéticas, la menor cantidad de gas disponible para llevar al país y la falta de dólares se combinaron para generar estrés energético.
El otoño más frío en los últimos 40 años, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina, tiene al país bajo presión. Tal es el estrés energético en la nación, que el Gobierno de Javier Milei se vio en la necesidad de cortar el recurso en cientos de industrias, empresas y las estaciones de servicio de GNC, mientras resolvía el pago de la compra de 44 millones de metros cúbicos (m3) de GNL a la brasileña Petrobras, por unos US$ 21 millones.
El buque adquirido por Enarsa llegó a Puerto de Escobar, pero no fue sino hasta este miércoles cuando logró resolverse el inconveniente con la cancelación del producto.
"Es un invierno muy crudo y la demanda pasó de 44 millones de metros cúbicos a casi 70 millones. No se hubiese sentido el impacto si la carta de crédito se hubiera aceptado el viernes", dijo en una conferencia de prensa el portavoz presidencial, Manuel Adorni.
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Tras este conflicto, fuentes diplomáticas de Brasil y Argentina detallaron al medio El Cronista que ambos países lograron otra negociación que incluye a Bolivia. Se trata de una resignación de parte del gas que Brasil le iba a comprar al país que dirige Luis Arce, para así derivarlo hacia el mercado austral. Hasta el momento no se ha revelado la cantidad de gas que será trasladado, pero compensará la falta del commoditie proveniente de Bolivia.
Esto fue confirmado por la canciller Diana Mondino, en su cuenta en X.
Solucionado el gas!
— Diana Mondino (@DianaMondino) May 30, 2024
🇦🇷🫶🇧🇷
Razones de la falta de gas
Además de la ola polar, una de las razones que ha llevado al Gobierno a importar este commoditie es la menor inyección desde Bolivia, ya que a inicios de año el Ejecutivo anunció una disminución -de 10 a solo 5 millones m3- de los envíos.
Argentina es un gran productor de este tipo de energía, ya que inyecta gas a su sistema desde tres fuentes: gasoductos del sur (Vaca Muerta, Mendoza y Neuquén); gas de Bolivia; y, el GNL que llega por los puertos.
Sin embargo, la deficiente infraestructura que mantiene el país no permite una interconexión eficiente, dificultando el transporte del commoditie que llega a Buenos Aires al norte del país.
Al respecto, el economista y exsubsecretario de Combustibles de la Nación (en la administración de Néstor Kirchner), Cristian Folgar, explicó a DFSUD que “la importación de gas se debe a que no se terminó la infraestructura (ductos y plantas compresoras) para que llegue a los mercados”.
Y señaló al actual Gobierno que frenó las obras, acusando que "no hay plata y, como consecuencia, ahora hay que pagar importaciones mucho más caras”.
Eso sí, reconoció que incluso habiendo continuado con las obras, que doblarían su capacidad (de 10 a 20 millones de m3/día), “más algunas obras de reversión del ducto Norte (para complementar las importaciones de Bolivia) sería necesario comprar”.
A su juicio, las decisiones del equipo de Milei están llevando a “no gastar en algunas cosas, pero igual terminamos gastando más y mal”.
Consecuencias
El Gobierno ha reiterado que no subsidiará el precio de la energía, por ende, para el experto, lo que se está generando con las importaciones es “encarecer el costo del servicio”. “Si ese costo se traslada a la demanda final se encarecerán las facturas por el servicio. Obviamente si ello ocurre aumentarán los índices de precios”, lo cual terminará impactando en las cuentas fiscales.
Sin embargo, si este costo lo absorbe el Estado “hay que ver cómo lucen las cuentas públicas en un momento en el cual se quiere garantizar el superávit fiscal de manera sustentable”.
A pesar del impacto que pueda tener, en este momento “no hay alternativa a la importación. Si no se importa energía el resultado podría ser cortes de servicio y eso es mucho más caro que la importación”, enfatizó.
Según comentó Folgar, hoy es difícil calcular el costo que tendrá esta decisión en la billetera fiscal porque todo dependerá del invierno, “pero se estima en no menos de US$ 400 millones”, que sería el costo extra por no tener las obras, la cuales, en 2024 rondaban en un costo de US$ 200 millones.
Asimismo, aclaró que “la balanza comercial energética 2024 va a ser positiva aún con estas importaciones”, cuando en 2023 fue negativa.
Visión a futuro
Las conclusiones en el mercado es que este invierno será duro para el mercado albiceleste, pero aún hay tiempo para que el gobierno tome medidas y licite la construcción del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner para que se conecte con el gasoducto norte.
“Para ir eliminando las importaciones año a año hay que seguir ampliando el sistema de transporte o terminar de revertir el ducto Norte”, apuntó el exsubsecretario, añadiendo que “durante este invierno es poco lo que puede hacerse. Por más que se aceleren las obras ya para este invierno no estarán todas listas, por ende, se espera que este invierno el sistema dependa mucho de las importaciones”.
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