Movimiento obrero brasileño intensifica invasiones de tierras bajo el gobierno de Lula
El aumento de las ‘ocupaciones' por parte de un grupo radical vinculado al presidente de izquierda alarma a los agricultores y a los políticos conservadores.
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Por Bryan Harris y Carolina Ingizza
Un grupo radical brasileño de derechos agrarios, conocido por ocupar ilegalmente zonas rurales, ha declarado que anticipa intensificar las invasiones de tierras este año a medida en que el movimiento reafirma su influencia bajo un gobierno simpatizante en Brasilia.
El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, conocido como MST, es una parte fundamental de la base política del presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, y aparece regularmente en sus mítines y eventos. La bandera roja característica del grupo, de influencia marxista, representa a una pareja sosteniendo en alto un machete, el cual el grupo llama una herramienta de "lucha y resistencia".
Pero el movimiento, que cuenta con unos 2 millones de miembros, es un anatema para el pujante sector agroindustrial brasileño y para los políticos conservadores, quienes han expresado su alarma por el aumento de las invasiones de tierras desde que Lula volvió a la presidencia para un tercer mandato en enero.
Tres propiedades de Suzano, una de las mayores compañías de pulpa y papel del mundo, fueron ocupadas brevemente por activistas del MST el mes pasado. Bunge, el grupo de materias primas y bienes de consumo, se encuentra entre los que se han enfrentado a invasiones anteriormente.
"Ganamos las elecciones para poder luchar y conquistar derechos, que en nuestro caso es la tierra", le declaró João Paulo Rodrigues, el coordinador nacional del MST, al Financial Times (FT) desde su base en São Paulo. "Espero que este año haya más ocupaciones en todo el país", él agregó.
Esta retórica subraya la presión sobre Lula incluso por parte de sus aliados tradicionales. Lula simpatiza desde hace tiempo con la reforma agraria y con el MST. Antes de su regreso al poder, él prometió medidas para apoyar a las pequeñas granjas y a las familias rurales. Pero su gobierno ha señalado que no tolerará las invasiones de tierras productivas, y el ministro de Agricultura recientemente calificó las invasiones de "abominables".
Fundado en 1984, el MST saltó a la fama a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000 cuando invadió y se asentó en miles de propiedades rurales privadas, las cuales consideraba tierras agrícolas improductivas que debían ser redistribuidas. Tras ocupar las tierras, el grupo —generalmente desarmado, excepto con herramientas agrícolas— suele construir viviendas improvisadas y emprender proyectos agrícolas de subsistencia.
Más invasiones
El MST cita el legado de esclavitud de Brasil y la ausencia histórica de una reforma agraria significativa como factores que explican la extrema desigualdad del país. Según datos del Banco Mundial, Brasil, la nación más grande de Latinoamérica, se encuentra entre los 10 países más desiguales del mundo. En 2021, casi 18 millones de brasileños fueron clasificados en situación de pobreza extrema, con ingresos inferiores a US$ 1,90 al día.
Las propiedades rurales en Brasil cubren 422 millones de hectáreas, según el Instituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola (IMAFLORA, su sigla en portugués). El MST afirma que gran parte de estas tierras no están siendo utilizadas para la agricultura o para la ganadería.
El número de invasiones —u ocupaciones, como las llama el MST— cayó a mínimos históricos bajo anteriores gobiernos de derecha, incluyendo el del predecesor de Lula, Jair Bolsonaro, cuya relajación de las leyes sobre las armas empoderó a los terratenientes rurales y aumentó los riesgos para los activistas de la tierra.
Desde el regreso al gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) al que Lula pertenece, sin embargo, tanto el MST como sus adversarios dicen que se ha revitalizado.
"No hay duda de que el gobierno del Partido de los Trabajadores alienta y apoya al MST", dijo Ricardo Salles, quien fue ministro de Medio Ambiente bajo Bolsonaro y ahora es legislador federal de la oposición. "Éstos son criminales. Invaden y destruyen propiedades y roban ganado, maquinaria y suministros".
En los tres meses transcurridos desde la toma de posesión de Lula, se han producido al menos 16 invasiones de tierras por parte del MST y de otros grupos de derechos agrarios, según el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra, su sigla en inglés), un organismo federal para cuestiones de reforma agraria. La semana pasada se denunció otra invasión en el estado de Pernambuco, la cual aún no se ha incluido en los datos del Incra.
Estas cifras se contraponen a las 11 ocupaciones durante el primer año del gobierno de Bolsonaro y 62 durante sus cuatro años de presidencia.
En el apogeo del movimiento de ocupación de tierras bajo el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso, quien lideró el país durante ocho años a partir de 1995, Brasil reportó aproximadamente 25 invasiones cada mes.
Impacto y empresas
Las ocupaciones de este año han suscitado atención adicional porque el MST ha tomado como objetivo los cultivos de eucalipto de Suzano, una empresa a menudo elogiada por sus credenciales medioambientales y sociales. Unos 1.700 activistas —con pancartas y banderas del MST— invadieron el mes pasado tres propiedades de Suzano en el estado nororiental de Bahía, exigiendo que la compañía cumpliera una promesa hecha en 2015 de asentar a más de 600 familias en tierras de la región.
Aproximadamente al mismo tiempo, otra ocupación en Bahía, en la que participaron 150 activistas, provocó un enfrentamiento con la policía, la cual hizo disparos de advertencia antes de acorralar y expulsar a los activistas de una granja.
Ante el reciente aumento de las invasiones, agricultores y terratenientes están creando grupos de trabajo de emergencia para responder con rapidez. Si los activistas consiguen asentarse en las tierras, a menudo resulta laborioso expulsarlos recurriendo a los tribunales y el sistema de justicia, ellos afirman.
Kim Kataguiri, un legislador federal que está presionando para que se lleve a cabo una investigación parlamentaria sobre las recientes ocupaciones de tierras, afirmó que las ocupaciones perjudican al sector agroindustrial —que representa casi el 30% del producto interno bruto (PIB) del país— al crear "inseguridad sobre los derechos de propiedad, provocando un aumento del riesgo y del costo de los seguros y de los créditos". Otros miembros del sector admiten en privado que la principal preocupación es mantener el principio de los derechos de propiedad, más que cualquier impacto directo en la utilidad neta de los agricultores.
El MST argumenta que las propiedades que ocupa son siempre tierras agrícolas improductivas; sus oponentes discrepan.
Rodrigues está presionando al gobierno para que cumpla una serie de exigencias políticas, incluyendo presupuestos para asentar a decenas de miles de familias rurales en tierras aseguradas para ellas; líneas de crédito para las ya asentadas; y el relanzamiento de un programa de compra de alimentos provenientes de pequeños agricultores "familiares" para emplazamientos del sector público.
A pesar de la alianza del MST con el gobierno, Rodrigues está preocupado por la lentitud de los esfuerzos de reforma agraria desde que Lula llegó al poder, y ha pedido anuncios de políticas inmediatos.
"Es esencial que el gobierno haga algún anuncio en sus primeros 100 días. Han pasado casi siete años sin ningún avance en materia de reforma agraria", afirmó Rodrigues. "Y trabajamos demasiado duro para elegir a este gobierno para no tener nada".
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