ES NOTICIA:

Close

El camarlengo: ¿qué pasará después de la muerte del Papa Francisco?

La gestión de los asuntos vaticanos quedará temporalmente en manos del cardenal camarlengo mientras se celebran los nueve días de exequias y transcurre el plazo, de entre 15 y 20 días, para organizar un cónclave que elija al nuevo Sumo Pontífice.

Por El Economista, México / Foto: Reuters I Publicado: Lunes 21 de abril de 2025 I 12:00
Comparte en:

Tras la muerte del papa Francisco, la gestión de los asuntos vaticanos quedará temporalmente en manos del cardenal camarlengo mientras se celebran los nueve días de exequias y transcurre el plazo, de entre 15 y 20 días, para organizar un cónclave que elija al nuevo papa.

El camarlengo actuará como papa "interino", encargado de administrar la Iglesia hasta la elección del nuevo pontífice, aunque con poderes reducidos.

El cardenal irlandés Kevin Farrell, de 77 años, fue elegido para este cargo en febrero de 2019.

Todos los más altos responsables del "gobierno" de la Iglesia, es decir la Curia Romana, deben dimitir de sus funciones a la muerte del papa, quedando sólo el cardenal camarlengo para administrar los asuntos corrientes de la Iglesia.

La palabra "camarlengo" se deriva de la palabra italiana "camera", que significa cámara. Describe una función puramente administrativa que adquiere su importancia cuando muere un papa.

Muere el Papa Francisco a sus 88 años y deja un legado de humildad y reforma

El camarlengo se encarga de administrar el Vaticano y, con la ayuda de los cardenales presentes -reunidos en la "Congregación"- fija la fecha de las exequias y de la convocatoria del cónclave.

Pero el camarlengo y los cardenales no pueden tomar ninguna decisión cuya validez exceda la duración del período vacante del trono de San Pedro, o invada las prerrogativas exclusivas del papa, como por ejemplo el nombramiento de cardenales.

El camarlengo es el encargado de constatar y notificar la muerte del papa.

Hasta Pío XII, fallecido en 1958, el camarlengo constataba la muerte del jefe de la Iglesia golpeándolo en la frente con un pequeño martillo de plata, para asegurarse de que el sumo pontífice estuviera muerto.

El camarlengo toma simbólicamente posesión de las propiedades papales, el palacio apostólico del Vaticano, los Palacios de Letrán -sede de la diócesis de Roma- y de Castel Gandolfo, residencia de verano de los papas.

Lee la nota completa en la web de El Economista.

Comparte en: