La guerra de ofertas hostiles en Colombia empieza a ponerse fea y se traslada a tribunales
La batalla por las empresas del Grupo Empresarial Antioqueño está poniendo en juego US$ 20 mil millones en activos corporativos de alto nivel, el futuro del mercado de valores del país andino y la probidad de su gobierno.
Vuelan las acusaciones de favoritismo mediático y mala gobernanza conforme suben los riesgos para el multimillonario Jaime Gilinski
Una de las batallas más encarnizadas de América Latina por la adquisición empresarial se dirige a los tribunales tras 14 meses de ofertas hostiles y difamaciones, en una lucha que enfrenta a la alianza empresarial más poderosa de Colombia con un depredador multimillonario.
Están en juego US$ 20 mil millones en activos empresariales selectos, el futuro del mercado de valores del país andino y la probidad de su gobierno.
El multimillonario Jaime Gilinski inició el proceso de compra en noviembre de 2021 con una oferta por el fabricante de alimentos Nutresa en asociación con la familia real de Abu Dhabi.
Cuando Gilinski siguió con sus propias licitaciones para intentar tomar el control del conglomerado financiero Sura y de la cementera Grupo Argos, quedó claro que su objetivo era desbloquear una red de participaciones cruzadas que protegían al trío de los ofertas hostiles. Esto le daría a Gilinski el control de activos por valor de más de la mitad del mercado de valores del país.
Los pequeños accionistas y los fondos de pensiones vendieron rápidamente, tentados por una gran prima sobre unos precios de acciones que llevaban años de malos resultados. Pero inversionistas cruciales, incluyendo familias adineradas radicadas en Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, se rehusaron. Esto, unido a las participaciones cruzadas, ha impedido hasta ahora la victoria de los asaltantes.
Conforme se ha intensificado la batalla, se han multiplicado las acusaciones de influencia indebida, amenazas, gobernanza corporativa laxa y cobertura mediática sesgada entre los Gilinski y el trío de conglomerados, conocidos colectivamente como el Grupo Empresarial Antioqueño, o GEA.
Dueño de nada
Tras siete pujas y US$ 2.900 millones gastados, Gilinski posee alrededor de 39% de Sura y — junto con sus socios de Abu Dhabi—31,5% de Nutresa. Tiene puestos en la junta directiva de ambas compañías, pero carece de mayoría. La licitación de Argos se abandonó en julio.
"Por el momento, Gilinski no controla nada", dijo Daniel Guardiola, analista de BTG Pactual en Bogotá. "Y no se invierten más de US$ 2.500 millones para no controlar nada".
Gilinski, de 65 años, ha construido un imperio que Forbes valora en US$ 4.200 millones, y que incluye una de los mayores desarrollos inmobiliarios de Panamá y una participación en el Metro Bank de Reino Unido. Las ofertas de GEA son su apuesta más audaz hasta la fecha.
Gilinski y su hijo Gabriel, de 35 años, que trabaja con él, dicen que su objetivo es liberar valor desmantelando las participaciones cruzadas y mejorando la rentabilidad. "La estructura de participaciones cruzadas, en la que los gerentes se eligen entre sí y a sus juntas, conduce a una falta de responsabilidad y transparencia", dijo Gabriel a Financial Times.
"Este grupo de compañías perdió 80% de su valor de mercado durante la década anterior a las Ofertas Públicas de Adquisición. Su valor de mercado combinado pasó de US$ 27 mil millones a US$ 7 mil millones".
Tácticas polémicas
Algunas tácticas de Gilinski han resultado polémicas. Cuando las licitaciones iniciales por Nutresa y Sura no consiguieron suficientes acciones, los licitadores volvieron semanas después con otras nuevas a precios más altos. La mayoría de los mercados no lo permitirían, pero los partidarios de los Gilinski dicen que es legal en Colombia y los reguladores están de acuerdo.
Ejecutivos y accionistas de Sura alegan que los Gilinski disfrutan de una íntima relación con el presidente y el expresidente de Colombia, Gustavo Petro e Iván Duque, lo que los ayuda a asegurar decisiones regulatorias favorables. Ambos negaron a través de sus oficinas haber participado en las decisiones o haber incurrido en favoritismo y los reguladores dijeron que habían seguido la ley minuciosamente.
Los Gilinski han contraatacado describiendo la dirección del GEA como intocable y mimada. "Es habitual encontrar directivos atrincherados que culpan a otros factores de sus fracasos", dijo Gabriel Gilinski, que tiene un puesto en la junta directiva de Sura.
La revista de noticias de Colombia Semana, propiedad de Gabriel Gilinski, ha publicado historias sobre cómo la administración de GEA ha utilizado aviones corporativos para volar a las islas de vacaciones del Caribe, provocando protestas de la dirección de la alianza.
Gonzalo Pérez Rojas, presidente ejecutivo de Sura, dice que Sura "actúa en interés a largo plazo de todos sus accionistas y de la comunidad de partes interesadas en general" y se compromete a "defenderla de acciones contrarias a nuestros principios y al Estado de Derecho".
Un exdirector de Sura dijo que Gabriel Gilinski había presionado constantemente a los miembros de la junta directiva para que vendieran la participación del 35% de Sura en Nutresa, amenazando con demandas judiciales. "Nos dijo que acabaríamos todos sin un céntimo y en la cárcel", dijo el exdirector a FT.
Gabriel Gilinski dijo que siempre había tenido "muy claras las responsabilidades fiduciarias de la junta directiva de Sura con respecto a todos los accionistas". Ha acusado a los directivos de GEA de defender sus propios intereses en lugar de maximizar el valor para el accionista.
Fernando Rodas, un pequeño accionista de Sura que solía asesorar al grupo, le escribió al regulador financiero de Colombia, la Superintendencia Financiera, para cuestionar por qué se le permitió a Gilinski mantener las licitaciones de Sura y Nutresa —y el proceso de aprobación— en secreto durante meses. "Esto es extremadamente inusual", dijo. "El Gobierno se ha visto comprometido".
Andrés Barreto, que fungió como regulador de competencia de Colombia hasta agosto de 2022, dijo que se concedió la confidencialidad para proteger las acciones y a los licitadores y para darles tiempo a los reguladores para estudiar las ofertas. Dijo que esa práctica estaba permitida por la ley y que ya había ocurrido antes.
Personas cercanas al GEA dicen que el entonces presidente de Colombia, Duque, visitó Abu Dabi en noviembre de 2021 y firmó un acuerdo con los EAU para estrechar relaciones sólo unos días antes de que Gilinski lanzara su primera oferta pública de adquisición. Los Gilinski se encontraban entonces en el Golfo como parte de una delegación empresarial colombiana.
Duque dijo en respuestas escritas a las preguntas del FT que se había enterado de la oferta de Gilinski por Nutresa sólo cuando se hizo pública y que los Gilinski no estaban implicados en las conversaciones comerciales con los EAU.
El fin de GEA
Se han presentado múltiples recursos judiciales. Sura y Argos han conseguido mandatos judiciales que invalidaron la votación de la junta directiva de Sura para vender su participación en Nutresa, pero la fiscalía está investigando las acusaciones de que hubo influencias indebidas en el sistema de justicia.
Los reguladores están investigando si el GEA actúa como un "grupo económico". En caso de que se declare como tal, se vería obligado a fusionar las entidades que lo componen o perdería el poder de voto de las participaciones cruzadas, dejando de existir en su forma actual.
Sin embargo, en el tortuoso sistema jurídico colombiano, los casos podrían tardar varios años en resolverse y algunos creen que es más probable una solución negociada.
En cualquier caso, el resultado de la batalla por la adquisición hostil decidirá el futuro de la alianza empresarial más poderosa del país y podría convertir a los Gilinski en los actores dominantes de la banca colombiana. Si los objetivos de la licitación acaban siendo privatizados —algo que los Gilinski dicen que no ocurrirá— el mercado bursátil del país quedaría reducido a un organismo poco viable.
Los ejecutivos del GEA viajaron recientemente a Abu Dhabi para entablar conversaciones con los representantes de las familias reales. En medio de rumores sobre un compromiso tras bambalinas, Sura dijo que se trataba simplemente de una reunión de relaciones con los inversionistas.
"La batalla ha ido cambiando porque ya no hay otros vendedores", dijo Guardiola, de BTG Pactual. "Ahora es cada vez más una batalla legal por parte de ambos bandos y probablemente lo será aún más".
Una persona cercana a los Gilinski dice que no se darán por vencidos. "Los Gilinski continuarán hasta el final".
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