¿Cómo será el futuro energético de México?: las claves y propuestas de los candidatos presidenciales
Los candidatos presidenciales del país han presentado visiones contrastantes sobre la energía antes de las elecciones de junio.
Por Jamie Smyth y Christine Murray
Nueva York / Ciudad de México
Los candidatos presidenciales de México han presentado visiones contrastantes para la energía antes de las elecciones de junio, mientras la nación manufacturera enfrenta una necesidad urgente de inversión en su red eléctrica y un cambio de rumbo en su endeudada compañía petrolera nacional.
La segunda economía más grande de América Latina, que comparte una frontera de 2.000 millas con Estados Unidos, a menudo es promocionada como una probable beneficiaria de la tendencia a diversificar las cadenas de suministro fuera de China. Pero la presión sobre su red eléctrica aumentará y la petrolera nacional Pemex carga con una deuda de US$ 106.000 millones.
Claudia Sheinbaum, que tiene una ventaja de dos dígitos en las encuestas, promete continuar en términos generales con las políticas energéticas nacionalistas del actual gobierno. La exalcaldesa de Ciudad de México es una experta en cambio climático con un doctorado en ingeniería energética, un hecho que ha alimentado las esperanzas de que acelere la débil transición del país hacia fuentes más limpias.
“La energía renovable será una de las marcas registradas de mi gobierno”, dijo en un discurso el mes pasado en conmemoración de la expropiación del sector petrolero por parte de México en 1938.
Pero aún no está claro exactamente cómo. Sheinbaum es la protegida del Presidente izquierdista de la vieja escuela, Andrés Manuel López Obrador, quien de hecho ha revertido gran parte de una reforma de 2013 que abrió el sector a una inversión privada mucho mayor. Canceló licitaciones de electricidad y campos petroleros, dio prioridad a la energía más sucia de la empresa estatal y prometió “autosuficiencia energética”.
El desafío para Sheinbaum, que respaldó una reforma para eliminar a los reguladores independientes y garantizar que el grupo eléctrico estatal CFE tenga un control del mercado del 54%, sería atraer inversiones de un sector que desconfía del Gobierno actual y al mismo tiempo mantener contento a su partido de izquierda Morena.
“La gran pregunta es cómo será la participación privada”, dijo José María Lujambio, socio del bufete de abogados Cacheaux, Cavazos & Newton, sobre el mercado de generación de energía. “México no puede darse el lujo de no ver al Estado acompañado de tantas empresas que tienen dinero y quieren invertirlo”.
El equipo de Sheinbaum no respondió a una solicitud de comentarios.
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La candidata opositora Xóchitl Gálvez, una empresaria hecha a sí misma convertida en política, también dice estar comprometida con las energías renovables. Pero su modelo sería más descentralizado y centrado en la competencia con reguladores independientes.
“El ejecutivo federal no puede tener una visión de largo plazo porque el gobierno sólo dura seis años; se necesita otro mecanismo”, dijo Rosanety Barrios, coordinadora de asesores energéticos de Gálvez. “Reguladores técnicos fuertes, autónomos e independientes”.
Los analistas dicen que uno de los mayores desafíos que enfrenta el próximo presidente es qué hacer con Pemex, la debilitada petrolera estatal de México. Pemex es uno de los grupos petroleros más endeudados del mundo, con una carga de deuda de casi US$ 110 mil millones. La producción de petróleo está en mínimos históricos de 1,5 millones de barriles por día y se está convirtiendo cada vez más en un lastre para el presupuesto nacional.
La empresa ha recibido alrededor de 1.600 millones de pesos (US$ 95.000 millones) de apoyo fiscal durante la administración de López Obrador, según el centro de estudios Centro de Investigación Económica y Presupuestaria. Durante ese período, el Estado recuperó 2.100 millones de pesos, pero en dos de los últimos tres años, Pemex fue un lastre neto para el presupuesto.
López Obrador se había ganado una reputación de responsabilidad fiscal hasta este año, y su Gobierno se aprestaba a incurrir en el mayor déficit fiscal desde la década de 1980, dejando un margen muy limitado para que el próximo presidente siguiera apuntalando a Pemex.
"Este apoyo será difícil de reducir sin una reforma que coloque a la empresa en una trayectoria financiera sostenible", escribieron analistas de Citi en una nota reciente.
Barrios dijo que Gálvez transformaría el plan de negocios de Pemex para evitar que pierda dinero. Sheinbaum ha prometido fortalecer a Pemex, mantener las refinerías que generan pérdidas e impulsar a la petrolera nacional hacia nuevas líneas de negocios como el litio.
Un elemento central del plan de “autosuficiencia” de López Obrador es la construcción de una refinería de petróleo de US$ 20 mil millones en su estado natal de Tabasco. A principios de este mes dijo que México reduciría las exportaciones de crudo a medida que la nueva capacidad entrara en funcionamiento.
Pero lo poco discutido en la campaña es que México sigue dependiendo en gran medida del gas natural importado de Estados Unidos para su combinación energética, otro tema en una larga lista de tareas pendientes que el próximo líder tendrá que abordar.
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