Caída del real brasileño presiona a Lula a tomar medidas en cuanto al gasto
La administración de izquierda promete medidas de contención fiscal en un esfuerzo por calmar a los mercados financieros.
Por Michael Pooler y Joseph Cotterill
La tasa de cambio de Brasil con respecto al dólar ha caído a mínimos históricos, aumentando la presión sobre el Gobierno de izquierda para que introduzca recortes del gasto rápidamente y calme las crecientes preocupaciones de los inversionistas sobre su compromiso con la disciplina fiscal.
Tras semanas de depreciación de la divisa, la administración del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva confirmó que pronto revelaría las tan anticipadas medidas para frenar el gasto.
La decisión del Gobierno de acelerar el anuncio se considera, en parte, una reacción a la drástica caída del real, el cual ha estado sometido a tensiones mientras los gestores de fondos se inquietan ante la gestión de las finanzas públicas de la mayor economía de Latinoamérica.
La moneda ha perdido casi una quinta parte de su valor frente al dólar, y es la tercera divisa importante con peor desempeño en términos de rendimiento total este año. El miércoles estuvo a punto de alcanzar un mínimo histórico debido al repunte del dólar tras la elección de Donald Trump.
Una caída del 2,6% llevó al real a 5,89 por dólar, no muy lejos del nivel psicológicamente importante de seis, según datos de Bloomberg, antes de recuperar sus pérdidas.
"Los inversionistas, los agentes del mercado y las compañías están preocupados porque el Gobierno no ha demostrado que esté realmente comprometido con lograr la sostenibilidad fiscal", dijo Luiz Figueiredo, presidente de Jive Investments en São Paulo y exdirector del banco central.
"Se lo están tomando más en serio, sin duda. Pero soy un poco escéptico en cuanto a si calmará a la multitud", añadió Figueiredo.
El real se ha visto afectado por un repunte sostenido del dólar, similar al de otras divisas de operaciones de "carry trade", o acarreo de divisas, como el peso mexicano. Pero los gestores de activos afirman que la divisa brasileña también se ha visto afectada por el temor a que la política fiscal flexible del Gobierno de Lula alimente la inflación y obligue al banco central a mantener las tasas de interés más altas durante más tiempo.Eduardo Loyo, socio de BTG Pactual: “El mercado tiene dudas (...) La falta de consistencia en Brasil es lo que más perturba”
En los mercados de "swap", o permutas, las tasas de interés de la nación sudamericana se están fijando para que alcancen más del 13,5% para mediados del próximo año, significativamente por encima del 10,75% del actual índice de referencia para los préstamos básicos. Paralelamente, las acciones brasileñas han caído casi un 5% desde finales de agosto.
El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, canceló un viaje a Europa esta semana a petición de Lula para centrarse en las propuestas de reducción de costos en un momento en que la cuestión fiscal se ha convertido en la principal prioridad nacional.
Thierry Larose, gestor de cartera de bonos de mercados emergentes en el banco suizo Vontobel, dijo que una cifra de ahorro en el medio del rango de entre 30 mil millones de reales y 50 mil millones de reales sugerida por los medios locales sería bien recibida por los mercados.
"El hecho de que el dólar estadounidense se acerque a seis frente al real y se sitúe en máximos históricos ha sido decisivo para que el Gobierno cambie ahora de actitud, prometiendo por fin recortar el gasto", añadió él. "La venta masiva ha sido excesiva, por lo que no haría falta mucho para que se produjera un repunte de los activos brasileños en general".
Los mercados bursátiles se recuperaron el lunes cuando Haddad dijo que las medidas se presentarían esta semana. El índice de acciones Bovespa registró su mayor aumento en un día desde febrero, reduciendo las pérdidas al 3,5% en lo que va de 2024, pero las pérdidas del real se reanudaron tras el resultado de las elecciones estadounidenses.
Haddad dijo el miércoles que las discusiones con sus colegas del gabinete sobre las propuestas habían concluido y que Lula, a su vez, enviaría el asunto al Congreso.
"Los ministros estamos muy conscientes de la tarea que tenemos por delante para reforzar el marco fiscal y la previsibilidad y sostenibilidad de las finanzas a mediano y largo plazo", le comentó Haddad a la prensa.
Los economistas convencionales advierten de que la deuda pública bruta de Brasil, que con un 78,5% del producto interno bruto (PIB) es relativamente elevada para un país emergente, corre el riesgo de alcanzar niveles insostenibles si no se realizan ajustes fiscales más significativos.
En su tercer mandato no consecutivo como presidente, Lula ha seguido una política de "gravar para gastar", aumentando los pagos de asistencia social a los más pobres y las ayudas a los compradores de viviendas y a los deudores.
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Los ministros del veterano izquierdista ya se habían comprometido a eliminar el déficit presupuestario antes del pago de intereses en 2024 y a generar superávits a partir de entonces, pero hasta ahora esto se ha basado principalmente en unos mayores ingresos fiscales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) recientemente elevó la previsión de crecimiento de Brasil al 3% y el desempleo se encuentra cerca de un mínimo histórico. Sin embargo, los llamamientos de los inversionistas por una contención del gasto han aumentado a medida que la inflación se acerca al objetivo oficial del 4,5%, lo que ha llevado al banco central a subir las tasas de interés.
Se están considerando recortes de los gastos obligatorios, los cuales incluyen elementos como las pensiones y las prestaciones sociales, las cuales son obligatorias según la Constitución y consumen el 90% del presupuesto brasileño. Los ministros buscan garantizar el cumplimiento con un "marco fiscal", introducido por el Gobierno de Lula el año pasado, que limita el crecimiento del gasto al 2,5%.
Alberto Ramos, economista jefe para Latinoamérica de Goldman Sachs, dijo que es poco probable que las medidas reduzcan el gasto público total, dado que las reglas fiscales también estipulan que el presupuesto crezca en términos reales anualmente.
"Los objetivos fiscales son demasiado flexibles y conducen a un aumento significativo de la deuda pública. El banco central está subiendo de nuevo las tasas porque la economía se está sobrecalentando. La razón principal es el excesivo activismo fiscal", afirmó Ramos.
Las preocupaciones en relación con el gasto reflejan las presiones sobre los Gobiernos de toda la región, incluyendo los de México y Colombia, dijo Eirini Tsekeridou, analista de renta fija de Julius Baer.
"La disciplina fiscal seguirá siendo un tema importante para Latinoamérica en 2025, conforme los esfuerzos de consolidación se ven desafiados tanto por las altas tasas de interés como por los elevados niveles de deuda pública", dijo Tsekeridou.
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