Gobierno de Milei logra luz verde para privatizar Aerolíneas Argentinas, pero aún debe enfrentar al Congreso

Para este miércoles está convocado un nuevo paro nacional del transporte en Argentina, pero ello parece no intimidar al Gobierno Javier Milei.

El Ejecutivo ha seguido impulsando medidas de choque en el país, con dos anuncios importantes en la jornada: por un lado decretó la intervención de la Casa de Moneda y, por el otro, consiguió luz verde de las comisiones de Transporte y Presupuesto y de Hacienda del Congreso para privatizar Aerolíneas Argentinas.

Este es el primer paso para que la administración libertaria avance en el proceso de venta de la aerolínea y que ésta acompañe a Belgrano Cargas, la estatal de ferrocarriles, en la lista de las empresas públicas que pasan a manos privadas.

Una vez conseguido este dictamen, con 35 firmas de respaldo a la iniciativa oficial, el Gobierno queda en condiciones de llevar la discusión a la Cámara de Diputados, aun cuando no tiene garantizada una victoria para la media sanción.

Es posible que esa sesión se convoque para la segunda semana de noviembre.

El hito es visto por el mundo privado y el público como un avance significativo para el Gobierno, que dirime una batalla contra los gremios del transporte, entre los que se encuentran los pilotos y aeronavegantes de la firma bandera, que se sumarán a la huelga del día.

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Las diferentes propuestas

La propuesta oficial establece que el proceso de venta se ajustará a las condiciones que se establecieron en la Ley Bases, teniendo el control de la bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones y de la Auditoría General de la Nación (AGN).

Otra de las iniciativas plantea un esquema diferente: en vez de que sea una cesión total del capital accionario, busca que sea parcial.

Ello podría ser a través de cuatro modelos: un programa de Participación Pública Privada; una opción donde el Estado conserve el 51% de las acciones y la porción privada retenga la gerencia (modelo YPF); una administración con opción de compra; y la venta o colocación de títulos.
En tanto, el kirchnerismo y la izquierda rechazan cualquier intención de ceder el control de la firma.

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La otra intevención

El Gobierno de Javier Milei anunció este martes la intervención de la Casa de Moneda, que se traduce en la interrupción de los contratos vigentes para la impresión de billetes de baja denominación.

Los papeles de 1.000 y 2.000 pesos estaban sujetos a contratos que venían de 2021, 2022 y 2023.

Según indicó el vocero presidencial, Manuel Adorni, la principal razón de esta decisión es el costo, ya que imprimir en el exterior resulta más barato que hacerlo en esa entidad.

“Se dejan de emitir billetes de 2.000 pesos. Obviamente un sinsentido heredado por la gestión anterior que se negaba a emitir billetes de mayor denominación acorde a la inflación que nos dejaron o que estábamos transitando en aquel momento del 211% el año pasado y lo que se nos venía encima si esta gente seguía gobernando la Argentina”, dijo Adorni.

“También se dispuso la intervención por 180 días. Su interventor va a ser el doctor Pedro Daniel Cavagnaro, quien hoy está trabajando en la renovación de los de las contrataciones que por supuesto había asumido la entidad”, agregó.

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La autoridad agregó que lo que se desea es hacer más eficiente a la institución "y nos parece que la emisión de billetes de baja denominación no tiene ningún sentido por una relación costo beneficio”.

Las entregas pendientes de billetes de estos montos, demoradas por las dificultades de producción de la imprenta estatal, no serán llevadas a cabo por decisión del BCRA.

En paralelo, la dirección del organismo informó al personal la decisión e indicó que el personal que no tenga actividad debe tomarse vacaciones.

La decisión del Banco Central se tomó en la reunión de Directorio del pasado viernes, motivada en dos razones, según explican en la autoridad monetaria.

La primera es "el incumplimiento total" del cronograma de entrega de billetes por parte de Casa de Moneda de 3 contratos sellados por la gestión de Miguel Pesce durante el Gobierno anterior.
La segunda es que Casa de Moneda le cobró al BCRA por esa impresión un precio que representa el doble de lo que cuesta hacer esos billetes en el exterior, en base a lo pagado por el BCRA en estos días para la llegada del nuevo billete de 20.000 pesos.

“Cada vez se están usando más las billeteras virtuales, el uso del pago electrónico no necesariamente con billeteras, sino también con tarjeta de crédito. Entonces entendemos que no tiene mucho sentido seguir con ese nivel de ineficiencia en la impresión de billetes”, comentó.