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Opinión FT: Por qué Argentina se ha vuelto a enamorar del peso...por ahora

A pesar de la promesa de Javier Milei de dolarizar la economía, la moneda nacional está teniendo un resurgimiento.

Por Financial Times, editado por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: Jueves 13 de febrero de 2025 I 08:45
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Por Ciara Nugent

Cuando llegué a Buenos Aires en junio de 2023, tener pesos argentinos era como quemar dinero. En mis primeros cuatro meses, la moneda perdió más de la mitad de su valor en medio de una creciente inflación.

Los argentinos, que por lo general guardan todo el dinero que les sobra en dólares estadounidenses, me advirtieron que hiciera lo mismo. En octubre, Javier Milei, el economista libertario que se postulaba para presidente de Argentina, había declarado que el peso valía “menos que un excremento” y se comprometió a eliminarlo por completo y reemplazarlo por el dólar.

Sin embargo, un año después del inicio de la presidencia de Milei, es el peso, no el dólar, el que está teniendo un momento de gloria.

La caída de la inflación, gracias al programa de austeridad de Milei y a su constante aplicación de estrictos controles cambiarios, ha llevado al peso a estabilizarse tanto en el mercado cambiario oficial como en el mercado negro, tras una década de depreciación casi constante. En términos reales, el peso se apreció más del 40% el año pasado, más que cualquier otra moneda.

Para los argentinos, este es el último giro en una larga y tumultuosa historia de volatilidad monetaria.

Muchos inversionistas locales están aprovechando el cambio para obtener ganancias mediante operaciones de carry trade: tomando préstamos en dólares, usando el efectivo para comprar pesos y cobrando la tasa de interés, que es más alta que la tasa de los préstamos en dólares y la devaluación del peso.

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Y aunque el sufrimiento provocado por la crisis económica y las medidas de austeridad es generalizado, los argentinos de clase media disfrutan del hecho de que los salarios en pesos ahora valen más en el extranjero. Han inundado las playas brasileñas y los centros comerciales chilenos. “Ahora es el momento de irse, las cosas son más baratas en cualquier lugar menos acá”, dijo María Cristina, una maestra de la Patagonia.

La experiencia de usar pesos en efectivo para hacer compras también se ha vuelto menos incómoda. Billetes recién acuñados de 10.000 y 20.000 pesos, con un valor aproximado de US$ 10 y US$ 20 respectivamente, han reemplazado al billete más grande anterior, que valía solo US$ 2.

Mientras tanto, esos ahorros en dólares que muchos tienen aquí valen menos. Tomás, un amigo argentino que estudia un MBA, dice que se dio cuenta de que las políticas de Milei podían hacer que sus ahorros de 10.000 dólares se depreciaran tanto frente al peso que podría quedarse sin dinero para su curso. Optó por convertir todos sus dólares a pesos e invertirlos en depósitos a plazo fijo indexados a la inflación. “Era completamente ilógico que un argentino se deshiciera de los dólares”, dice. “Pero si los hubiera conservado (el curso) podría haberme costado un 50% más”.

Mientras los argentinos se desenvuelven con destreza en el nuevo panorama del peso, los turistas se han visto sorprendidos. Quienes visitan Buenos Aires descubren que ha pasado de ser una de las ciudades más baratas de América Latina a una de las más caras, con facturas de bares y restaurantes que a veces superan los niveles de Europa occidental y América del Norte. En un espacio de coworking que visité, una nómada digital se quejó con su amiga por FaceTime de que la comida aquí era más cara que en Canadá: “¡Una pizza cuesta US$ 20!”, exclamó.

Los argentinos no sienten mucha compasión por ellos. “Lo que nos sorprendió fue la Argentina de ofertas de los últimos años, no esto”, dijo un director ejecutivo. “Su ventaja fue nuestra desgracia”.

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No está claro cuánto durará la fortaleza del peso. Milei ha prometido levantar los controles de divisas y de capital a finales de este año. Los economistas estarán atentos para ver cuánta demanda reprimida de dólares se desata.

Hay indicios de que el dólar desempeñará un papel más importante que antes, ya que Milei ha eliminado las restricciones a su uso. Ahora se permite a los comercios mostrar los precios en dólares junto con los pesos, aunque la práctica aún no está muy extendida. A partir de este mes, los argentinos pueden utilizar tarjetas de débito denominadas en dólares. Lo más importante es que una amnistía fiscal ha impulsado a la gente a depositar aproximadamente US$ 15.000 millones en ahorros que estaban escondidos bajo los colchones o en el extranjero, lo que ha impulsado la capacidad de los bancos para ofrecer préstamos denominados en dólares.

Daniel Marx, ex secretario de Finanzas, dice que los gobiernos argentinos tendrían que demostrar “coherencia a largo plazo” para que el peso realmente se gane la confianza de todos. “Los seres humanos tienden a proteger lo que tienen”, dice. “Y si la moneda local no lo hace, buscarán alternativas”.

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