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Ezeiza, la puerta de salida para miles de argentinos que huyen de la crisis económica

Con una inflación de tres dígitos, estancamiento y una moneda que cada día pierde más valor, cientos de ciudadanos salen del país en búsqueda de nuevas oportunidades.

Por Vicente Vera V, desde Buenos Aires / Foto: Archivo I Publicado: Martes 10 de octubre de 2023 I 04:00
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Independiente de quién gane las elecciones presidenciales en Argentina el próximo 22 de octubre (o el 19 de noviembre si hay segunda vuelta), los pronósticos económicos no son alentadores para 2024.
La inflación seguirá sobre los tres dígitos durante gran parte del próximo año y la economía no levantará cabeza con un PIB que volvería a caer, según las últimas estimaciones de BBVA Research y JPMorgan.

Además, el tipo de cambio continuará en una senda de depreciación. El dólar blue -que se negocia en el mercado paralelo- se aceró a la marca de los 900 pesos durante el viernes. Un nuevo récord.

En BBVA indicaron que el tipo de cambio oficial finalizará este año en 630 unidades y para 2024 se posicionará en 1.493. Según los cálculos de JPMorgan, la divisa estadounidense estará en 750 para diciembre y en torno a 1.350 para junio de 2024.

Con este panorama, son varios los argentinos que han decidido hacer sus maletas y buscar nuevas oportunidades en otros países.

Datos de la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina, obtenidos por el diario La Nación, graficaron que entre 2020 y 2022 unos 372 mil argentinos salieron del territorio con motivo de “mudanza” o “residencia”.

De este número, el 23,2% se fue a Brasil, un 18,8% eligió a España y el 13,4% a Chile. Otro de los destinos preferidos son Estados Unidos, con 9,4%; y Uruguay con un 7,5%.

De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas de España, hasta julio del año pasado había más de 350 mil argentinos viviendo en la madre patria, incluyendo a quienes tienen nacionalidad europea.

Los registros de migración están llegando a niveles cercanos a lo que se vivió tras la crisis de 2001.

Dentro de la península ibérica, Barcelona es el primer destino de los argentinos.

Una de las fórmulas de “escape” que tienen los ciudadanos de la nación austral para aterrizar en el Viejo Continente de manera legal es con la obtención de alguna nacionalidad comunitaria. Pero los consulados de España e Italia están abarrotados y no hay turnos disponibles hasta el próximo año.

Chile también es una opción para los argentinos. Los últimos números publicados por el Servicio Nacional de Migraciones arrojaron que hasta diciembre de 2021 había más de 77 mil argentinos viviendo en el territorio, casi un 5% más que en 2018.

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“Sofocado por el sueño y la presión”

Amalia Rossi es de Olivos, una localidad que está al norte del área metropolitana de Buenos Aires.

Tiene 23 años y a fin de año termina de estudiar diseño. Relata que tomó una decisión: después de Año Nuevo se va a vivir a Barcelona.

¿La razón? “Si me quedo estoy condenada. Me pagarán una miseria, no podré ahorrar. Básicamente en la Argentina no hay proyección, no hay esperanza”, sostiene.

Rossi detalla que se irá a vivir con dos amigas que también son argentinas y que ya están en España.

“Me da pena y bronca irme, dejar a mi familia, pero es la única forma que tengo ahora de surgir”, dice.

Javier Rodríguez, de 28 años, es Licenciado en Turismo y hace dos años vive en Estados Unidos.

Primero llegó con una visa de working holiday, trabajó en varios hoteles en Orlando y Miami, pero se venció su permiso y ahora está viviendo de manera irregular en Chicago, en donde trabaja como anfitrión en el restaurante de un hotel.

Irse de Argentina no fue una decisión fácil para él. “Llevaba cinco años en pareja y vivía con mi novia hacía tres años. Yo tenía dos trabajos en Buenos Aires y no me daban las cuentas. Estaba cansado. Hablé con mi novia y le dije vámonos de acá. Ella me dijo que sí. Una semana antes de irnos -ya habíamos hecho todas las valijas y habíamos vendido algunas cosas- me dice que no puede y que la relación se acababa. Aun así decidí lanzarme”.

Rodríguez ahonda que, a pesar de esto, “uno se cansa de remarla todo los días. No puedes estar jugando a sobrevivir, haciendo malabares. Somos una generación que ha crecido con hiperinflación. Me cansé de esperar un cambio”.

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