Estadounidense Kimberly-Clark apuesta a crecer en una categoría "tabú" para adultos en Argentina
Roberto Bellatti, número uno de la empresa de consumo masivo explica su estrategia para volver crecer y recuperar parte de la rentabilidad perdida. Entre sus objetivos está una línea de productos con muchos potencial pero muy difícil de comunicar.
Volvió al país para hacerse cargo de las operaciones de Argentina, Uruguay y Paraguay de Kimberly-Clark. Y el regreso representó un cambio de rubro. Luego más de 20 en Mondelez, donde llegó a tener a cargo distintos países de la región, Roberto Bellatti pasó de galletitas y chocolates a pañales y productos de cuidado personal.
Entró a la empresa, que este año festeja su 150 aniversario a nivel mundial, en 2019 y lideró la pandemia y la reestructuración de la organización de la empresa que hizo que la región Cono Sur pasara a reportar directamente al presidente de Latinoamérica.
Al mismo tiempo se redefinió a nivel mundial donde estarían los centros de producción lo que llevó al cierre de una de las tres plantas que tenía Kimberly en el país -la de Bernal donde se producía papel higiénico- y la concentración de la operación local en dos mercados: pañales y cuidado personal.
Así, hoy, la gran apuesta de la empresa es una categoría que su número uno describe como "blue ocean", es decir, con un gran potencial y donde hay muchísimo por crecer, que son los productos para adultos. "Es una categoría muy importante para nosotros. Un dato interesante: ya desde 2012 en el mundo hay más personas mayores de 65 años que menores de 5 años. Y la tasa de natalidad, en los países desarrollados, está cayendo. Y muchas de estas personas tienen problemas de incontinencia y nosotros trabajamos mucho para derribar ese tabú. Es un negocio donde vemos muchísimo potencial", dice.
-¿Cómo cerraron 2021?
-Fue un año 100% con pandemia. Un año donde, en volúmenes, nos mantuvimos flat con respecto a 2020, o un poco por debajo quizá porque en 2020 hubo, al principio de la cuarentena, mucho stockeo y, en facturación, acompañando a la inflación.
Obviamente, muy perjudicados por el aumento de las materias primas; hubo algunas que subieron un 100% en dólares, como todo lo derivado de petróleo: fibras naturales o plásticos.
Y, por otro lado, lo que es logística: un contenedor que antes salía u$s 3000 de Asia ahora sale u$s 16.000. Toda esa suba de costos tuvo un impacto en nuestra rentabilidad porque son claramente costos que no podés trasladar al consumidor.
Lo bueno es que estamos viendo que la suba de las materias primas terminó y lentamente empiezan a bajar.
-Por eso también el plan de sustitución de importaciones...
-Sí, pero desde Kimberly-Clark solo el 10% de lo que vendemos es importado de producto final no en materia prima. De todas formas, hemos hablado con el Ministerio de Producción para ver si podemos encontrar acá proveedores de materia prima local. Hay materia prima que no se consigue en la Argentina, entonces dependemos de Brasil, Estados Unidos o Asia. Y lo que viene de Asia no solo hay que tener cuenta el costo sino la incertidumbre de cuándo llega el contenedor por las demoras que hay.
-Argentina siempre fue un país para explicar, aunque esta problemática mundial igualó a todos...
-Argentina siempre es un país para explicar porque tenemos condiciones diferentes a todos los países, aunque la suba de materias prima afectó a todos los países por igual pero, hubo países en Kimberly donde subieron los precios el doble de la inflación, pero un país que tenía una inflación de 4 subió 8.
-Entonces, ¿otros países lograron mantener la rentabilidad porque pudieron trasladar a precio?
-No mantenerla pero sí pudieron hacer un poco más de catch up. A nosotros nos costó un poco más por la situación local que tenemos.
Igualmente siempre hay que dar explicaciones adicionales de la Argentina por los diferentes tipos de cambio, algunas restricciones para importar.
-Y, en cuanto a las importaciones, ¿han tendido problemas?
-Hablamos constantemente con el Ministerio de Producción y con la Secretaría de Comercio y la relación es muy fluida. Y no hemos tenido ningún inconveniente en importaciones hasta ahora, en materia prima nada y, en producto terminado, estos primeros meses, quizá, estamos viendo algunos retrasos pero nada que sea un problema para el negocio.
-Hoy ya no se les pide más a las empresas una balanza comercial...
No, hoy no está. Igualmente nosotros seguimos orientados a eso o nos preparamos para eso. Hoy exportamos a Chile, Bolivia, Perú, Uruguay y Paraguay aproximadamente un 30% de nuestra producción. Una parte, un 10%, es exportación de software de una empresa por separado que tenemos.
-Si bien tienen planes de exportar más hoy no están la condiciones de competitividad como para hacerlo, ¿cómo lo manejan?
Sí, hoy es difícil por esta diferencia en el tipo de cambio: para exportar es a un dólar de $ 106, entonces sos caro y frente al dólar de $ 215 somos regalados. Y esto lo que fomenta, yo tengo Paraguay bajo mi responsabilidad, es el contrabando. Igual, nosotros todo lo que es el portafolio de Uruguay y Paraguay es el mismo que la Argentina y los abastecemos desde acá en un cien por cien.
Pero sí, se hace más difícil. Me llama mi colega de la región Andes y me dice: ‘Me está matando con los costos'. Y por ahí le conviene importar desde China que desde Argentina.
Lee la entrevista completa en El Cronista.
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