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Opinión FT: El vuelo de Aeroméxico a EEUU ilustra los problemas de las bolsas de América Latina

Empresas e inversionistas de la región están abandonando sus mercados bursátiles, en medio de menor apetito, menor crecimiento y la llegada de gobiernos de izquierda.

Por Financial Times, traducido por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: Viernes 29 de julio de 2022 I 08:57
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Por Michael Stott 


La aerolínea de bandera Aeroméxico no fue la mejor publicidad este año para la bolsa de valores de México. El precio de las acciones de la aerolínea se desplomó a una velocidad vertiginosa en marzo, antes de una recapitalización como resultado de una reestructuración por bancarrota del Capítulo 11 que casi eliminó a los accionistas más pequeños.

Un Aeroméxico recién renovado ahora tiene la intención de invertir US$ 5 mil millones y expandir su flota. Pero sus planes de recuperación no incluyen la bolsa de valores de México. La aerolínea dejará de cotizar en su país de origen y probará suerte en el mercado de valores de EEUU.

No está solo: la bolsa de valores de México tuvo más exclusiones que nuevas ofertas en 2021. La empresa láctea más grande del país, Grupo Lala, y su banco número dos, Santander México, se encontraban entre las salidas.

“Dada la falta de inversionistas en el mercado mexicano, algún tipo de asociación con las grandes bolsas líquidas de EEUU es el camino a seguir para el mercado local”, dice Martin Werner, ex codirector del negocio de banca de inversión de Goldman Sachs en América Latina.

Aeroméxico dibuja hora de ruta para cotizar en EEUU este año

Los problemas del mercado de valores de México apuntan a un problema regional más amplio: la mayoría de las bolsas de América Latina se están marchitando y solo Brasil se ha resistido a la tendencia.

La hiperinflación y la economía chavista destruyeron la bolsa de Venezuela hace años. A lo largo de los Andes, las bolsas de Colombia, Chile y Perú se fusionan con la esperanza de aumentar la liquidez y volverse más atractivas para las empresas que buscan capital.

Los desafíos son empinados. En Colombia, Jaime Gilinski, un banquero multimillonario, ha realizado un audaz trío de ofertas por un total de US$ 3.700 millones or la empresa de alimentos Nutresa, el grupo financiero Sura y el conglomerado de cemento para infraestructura Argos. Vinculadas por participaciones cruzadas, estas tres empresas controlan hasta la mitad de la capitalización bursátil del país. (Gilinski ha dicho que mantendrá las firmas públicas, pero no todos están convencidos).

En Perú y Chile, los fondos de pensiones privados han sido una fuente clave de capital del mercado de valores, pero están perdiendo el favor de los gobiernos de izquierda. Los congresos populistas autorizaron los retiros anticipados de pensiones durante la pandemia, lo que generó un exceso de acciones en las empresas locales, ya que los fondos vendieron primero los activos internacionales para cumplir con los rescates.

Brasil, el mercado más grande de la región, experimentó un auge a partir de 2017, ya que la caída de las tasas de interés ayudó a quintuplicar la cantidad de inversionistas minoristas y las OPI se dispararon, pero la fiesta ya terminó. Los valores han bajado y no ha habido una sola emisión nueva este año.

Los problemas de las bolsas de América Latina van más allá de los giros normales del mercado. Una década de crecimiento lento, monedas débiles y malos titulares han echado a perder el apetito de los inversionistas de renta variable. América Latina se había reducido a solo el 6,4% del índice bursátil de mercados emergentes globales de MSCI a fines de 2021, menos de un tercio de su peso en 2010, según cálculos de JP Morgan. El fondo de riqueza soberana de Abu Dhabi, el tercero más grande del mundo, cerró su equipo de acciones latinoamericanas en mayo. Los bancos de Wall Street han recortado la investigación.

Quedan algunos optimistas aguerridos. Pablo Riveroll, jefe de acciones de América Latina en Schroders, dice que su empresa tiene sobreponderación en todos los países excepto México e informa “más interés en la región que en mucho tiempo”.

Otros observan con nerviosismo la elección de una ola de presidentes de izquierda. Si las encuestas dan la razón y Luiz Inácio Lula da Silva regresa al poder en Brasil este octubre, las seis economías más grandes de América Latina estarán por primera vez gobernadas por la izquierda. 

Algunos de los nuevos líderes prometen grandes aumentos de impuestos, regulaciones más estrictas y un estado más grande. Impulsar los mercados bursátiles no es una prioridad. El viaje para las empresas de la región puede estar a punto de volverse mucho más accidentado.

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