Bolsonaro no reconoce su derrota electoral, pero autoriza la transición en Brasil
Esperadas paralabras del presidente de Brasil evitaron condenar protestas y cortes de rutas en su país.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no reconoció su derrota el martes en sus primeras declaraciones públicas desde que perdió las elecciones del domingo, diciendo que las protestas de sus partidarios eran fruto de la "indignación y la sensación de injusticia" por la votación.
Sin embargo, se abstuvo de impugnar el resultado de las elecciones y autorizó a su jefe de gabinete, Ciro Nogueira, a iniciar el proceso de transición con representantes del presidente electo de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro, un nacionalista de derecha, tardó más de 44 horas en pronunciarse después de que las autoridades electorales decidieron la elección, y el retraso hizo temer que intentara poner en duda el estrecho resultado.
En medio de su silencio, sus partidarios bloquearon las carreteras para protestar por su derrota, y algunos pidieron un golpe militar para impedir que el expresidente Lula vuelva al poder.
Los bloqueos de carreteras han interrumpido la distribución de combustible, el abastecimiento de los supermercados y el flujo de las exportaciones de granos a los principales puertos, según los grupos de la industria.
En su breve discurso nacional, Bolsonaro bromeó con que los periodistas lo extrañarán, agradeció a quienes lo votaron y dijo que acatará la Constitución, que estipula una transición de poder el 1 de enero.
"Los actuales movimientos populares son fruto de la indignación y de la sensación de injusticia por la forma en que se desarrolló el proceso electoral", dijo.
Agregó que los manifestantes deben evitar destruir la propiedad o impedir el derecho de desplazamiento, pero no les dijo que se fueran a casa.
"Bolsonaro no ha apagado este fuego. Habló a sus partidarios más duros sin criticar a los manifestantes en las carreteras", dijo el analista de riesgo político Andre Cesar de Hold Legislative Advisors en Brasilia. "Está manteniendo movilizados a sus seguidores más extremistas".
Karina Laurinda, de 34 años y quien participó en las manifestaciones en las carreteras a las afueras de Sao Paulo, dijo que seguiría protestando.
"Aunque él diga que nos calmemos, que no reaccionemos, vamos a seguir reaccionando porque no vamos a aceptar un gobierno de Lula", dijo.
Contactos con Lula
El jefe de gabinete de Bolsonaro y el vicepresidente Hamilton Mourão han comenzado a establecer contactos con la bancada de Lula para discutir una transición. Otros aliados, incluido el presidente de la Cámara Baja del Congreso, han pedido desde el domingo que el gobierno de Bolsonaro respete el resultado de las elecciones.
En un comunicado, el Tribunal Supremo dijo que consideraba que, al autorizar la transición de gobierno, Bolsonaro estaba reconociendo el resultado de la elección.
Durante una reunión más tarde el martes entre Bolsonaro y varios jueces del Tribunal Supremo, el presidente reconoció claramente que Lula había ganado las elecciones, según dos de los jueces que participaron.
"Aclaró las cosas, sin duda. Pareció dar vuelta la página", dijo uno de los jueces, que pidió el anonimato para hablar con franqueza sobre la reunión.
"El mensaje era: fin del juego", dijo el otro juez. "No criticó al sistema electoral ni a los tribunales".
Antes de la votación del domingo, Bolsonaro hizo repetidas afirmaciones infundadas de que el sistema electoral estaba abierto al fraude y acusó a las autoridades electorales de favorecer a su adversario de izquierda.
La victoria de Lula representa un sorprendente regreso para el exobrero metalúrgico de 77 años, que pasó 19 meses en la cárcel por condenas de corrupción antes de que fueran anuladas el año pasado.
Lula ha prometido revocar muchas de las políticas de Bolsonaro, incluidas las medidas a favor de las armas y la débil protección de la selva amazónica. Sus ayudantes confirmaron el martes que asistiría a la cumbre climática de las Naciones Unidas COP27 de este mes en Egipto.
El compañero de fórmula centrista de Lula, el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, coordinará la transición, anunció el martes el Partido de los Trabajadores, con la ayuda de la líder del partido Gleisi Hoffmann y el exministro de Educación Aloizio Mercadante.
Nogueira, jefe de gabinete de Bolsonaro, dijo a periodistas que el presidente le había autorizado a iniciar el proceso de transición con Alckmin una vez que su nombre sea presentado formalmente el jueves.
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