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Maduro elude presión de EEUU y disfruta de aceptación regional

El apoyo de los líderes latinoamericanos a un presidente autoritario merma la capacidad de Occidente para presionar en favor de elecciones libres y justas.

Por Financial Times, traducido por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: Lunes 5 de junio de 2023 I 08:00
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Por Michael Stott

Se han desvanecido las esperanzas de un retorno a la democracia en Venezuela a medida en que el autoritario presidente Nicolás Maduro gana mayor reconocimiento regional, frustrando los esfuerzos de EEUU y la Unión Europea (UE) por presionarlo para que negocie unas elecciones libres y justas para el próximo año.

Después de años de aislamiento tras su disputada victoria electoral de 2018, Maduro, cada vez más triunfante, se regodeó en su aceptación diplomática en una cumbre sudamericana la semana pasada organizada por el presidente izquierdista de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Maduro les dijo a sus colegas presidentes que su país había sobrevivido a un asalto de EEUU bajo el mandato del expresidente Donald Trump que fue "más brutal que el ataque (de Rusia) a Ucrania". Citó "900 sanciones y medidas contra toda la economía" junto a intentos de asesinato, amenazas de invasión militar y aislamiento internacional.

"Y aquí estamos, resistiendo y mirando al futuro", concluyó, tras jactarse de que su partido socialista revolucionario había ganado 27 de las 29 elecciones presidenciales, parlamentarias y locales celebradas durante sus 24 años ininterrumpidos de gobierno.

De pie junto a Maduro, Lula le ofreció un respaldo acrítico y habló de "una narrativa que se ha construido contra Venezuela", añadiendo: "Creo que Venezuela debería mostrar su propia narrativa para poder cambiar realmente la opinión de la gente".

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Thomas Shannon, ex alto diplomático del Departamento de Estado estadounidense que ahora es asesor en el bufete de abogados Arnold & Porter de Washington, dijo que Lula había "socavado verdaderamente el enfoque de la administración Biden —que podría haber tenido cierto éxito— al convencer a Maduro de que no tiene que darle nada a la oposición".

Maduro enfrenta una investigación de la Corte Penal Internacional por posibles crímenes contra la humanidad y hay una recompensa de US$ 15 millones para su captura por cargos de narcoterrorismo. Sin embargo, también consiguió reuniones bilaterales en Brasilia con los líderes izquierdistas de Argentina y Colombia, así como con Lula.

Ninguno de ellos criticó públicamente la represión política y la mala gestión económica de Venezuela que desencadenaron el éxodo de 7 millones de refugiados venezolanos. Sólo el líder izquierdista de Chile y el presidente conservador de Uruguay expresaron su preocupación por los abusos contra los derechos en Venezuela, observaciones que Maduro rechazó rápidamente.

Un diplomático brasileño dijo que Lula le había planteado en privado a Maduro la cuestión de las elecciones venezolanas. "Lo importante era reunir a estos presidentes", dijo. "Durante años tuvimos una situación en la que unos se negaban a estar en la misma sala que otros".

La administración Biden se distanció el año pasado de una estrategia fallida de la era de Trump de sanciones de "máxima presión" destinadas a forzar un cambio de régimen en Caracas. En noviembre le permitió a Chevron reanudar las exportaciones limitadas de petróleo del país, una medida destinada a inducir a Maduro a reabrir las conversaciones con la oposición.

La concesión de EEUU se produjo tras un acuerdo preliminar entre el gobierno de Maduro y la oposición en unas conversaciones auspiciadas por Noruega para destinar US$3 mil millones de los fondos venezolanos congelados en Occidente a proyectos humanitarios.

Pero seis meses después, los fondos aún no se han desbloqueado, las conversaciones no se han reanudado y el tiempo se agota para unas negociaciones que podrían mejorar las posibilidades de que se celebren unas elecciones presidenciales libres el próximo año.

No se ha fijado una fecha para la votación, pero con la oposición desorganizada, Maduro ha insinuado que podría adelantar los comicios.

"Maduro no siente ninguna presión para sentarse con la oposición y negociar los términos de las elecciones", dijo Ryan Berg, director del programa de las Américas del grupo de expertos CSIS en Washington. "Menos aún, ahora que la región se está uniendo en torno a él".

Maduro sobrevivió a los años de ostracismo occidental recurriendo a China, Rusia, Turquía e Irán y esquivando las sanciones mediante el envío de cargamentos de petróleo a Asia oriental a través de intermediarios. Funcionarios estadounidenses dicen que su gobierno engrosó las arcas del Estado fomentando la minería ilegal de oro en la selva amazónica y llevándose parte de las ganancias de los narcotraficantes.

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Venezuela ha dado un giro hacia el libre mercado en los últimos años, permitiendo un mayor uso del dólar estadounidense y desmantelando algunos controles estatales. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el producto interior bruto (PIB) de Venezuela creció un 8% el año pasado y crecerá otro 5% este año, aunque partiendo de una base muy baja.

La UE esperaba explotar el deseo de Maduro de una mayor legitimidad con la perspectiva de una misión observadora de la UE para las elecciones del próximo año. Pero los diplomáticos de Bruselas admiten que no podrán seguir adelante si Caracas no hace al menos algunas concesiones mínimas.

"La ventana de oportunidades puede cerrarse pronto", dijo un alto diplomático de la UE. "Es sólo cuestión de meses".

La dificultad para EEUU y la UE es que, tras el fracaso de las sanciones de la era de Trump y los intentos occidentales de reconocer un gobierno alternativo liderado por el expresidente del Congreso Juan Guaidó, les quedan pocas opciones.

"Es importante dialogar con Maduro, porque no tiene intención de irse a ninguna parte", dijo Tamara Taraciuk Broner, experta en Venezuela del Diálogo Interamericano en Washington. "Pero ese diálogo no puede ser gratuito. Necesita generar incentivos para que las autoridades venezolanas avancen en un proceso democrático".

"Lo último que necesita el pueblo venezolano es que mejore la imagen de Maduro", añadió. "Maduro tiene su propia narrativa sobre lo que está pasando y Lula le ha dado más resonancia a esa narrativa".

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