Lula promete a la COP27 que "Brasil está de vuelta" en la lucha contra el cambio climático

Por Bryan Harris y Camilla Hodgson
São Paulo / Sharm el-Sheikh

Luiz Inácio Lula da Silva prometió poner a Brasil en el centro de la lucha contra el cambio climático, y el presidente electo les dijo a los delegados en la cumbre COP27 de la ONU en Egipto que tomará medidas enérgicas contra la deforestación ilegal y creará un ministerio especial para representar a los intereses de los indígenas.

Lula, quien el mes pasado derrotó al actual líder Jair Bolsonaro en una reñida elección presidencial, también dijo que le pediría a la ONU que organice la cumbre COP30 en 2025 en la selva amazónica.

“Es importante que sea en la Amazonía. Es importante que las personas que defienden la Amazonía conozcan lo que es la región”, dijo el presidente entrante, quien asumirá el cargo el 1 de enero.

“Lucharemos fuerte contra la deforestación ilegal. Cuidaremos a los indígenas. Estoy aquí para decirles que Brasil está de regreso en el mundo”, dijo, en su primer viaje internacional desde que fue electo. “Brasil está saliendo del capullo al que ha estado sujeto durante los últimos cuatro años”.

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El líder de izquierda de 77 años recibió una entusiasta bienvenida de los seguidores en la cumbre en Sharm el-Sheikh, quienes corearon su nombre cuando entró al lugar y vitorearon durante su discurso el miércoles.

En un amplio discurso, también pidió esfuerzos globales para combatir la desigualdad y la pobreza y la reforma de la ONU.

Bajo el derechista Bolsonaro, la deforestación ilegal aumentó en la parte brasileña de la Amazonía, que representa el 60% de la selva tropical total.

“Esta devastación (de la Amazonía) será cosa del pasado. Los crímenes que ocurrieron durante el gobierno actual ahora serán combatidos”, dijo Lula. “Reconstruiremos nuestras capacidades de aplicación y sistemas de monitoreo que fueron desmantelados durante los últimos cuatro años”.

En los primeros nueve meses de este año, se arrasaron más de 8.500 kilómetros cuadrados de bosque, un 23% más que en el mismo período del año pasado, según datos satelitales de la industria nacional de investigación espacial de Brasil.

Bolsonaro habló regularmente sobre la importancia de abrir la selva tropical a la actividad comercial, retórica que los mineros de oro y los madereros de la región tomaron como autorización para talar bosques.

Sin embargo, el enfoque dejó a la nación más grande de América Latina aislada en las negociaciones internacionales sobre el cambio climático, y Bolsonaro se volvió notoriamente ausente en las cumbres regulares de la COP.

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La deforestación es la mayor fuente de emisiones de Brasil y los científicos sospechan ahora que partes de la Amazonía emiten más dióxido de carbono del que absorben.

Tras su elección, Lula rápidamente señaló que tenía la intención de cambiar el rumbo de Brasil, utilizando su discurso de victoria para comprometerse a detener la deforestación ilegal, una propuesta notoriamente difícil dado el gran tamaño de la región, la falta de infraestructura y la miríada de grupos criminales.

El presidente electo se tomó un tiempo en la COP27 para reunirse con los gobernadores que representan a los estados amazónicos de Brasil y firmó una carta indicando su disposición a trabajar con ellos en la “transición climática”.

Lula también recordó a los delegados las promesas multimillonarias de apoyo hechas a las naciones en desarrollo durante cumbres anteriores, que aún no se han concretado.

“No podemos quedarnos en seguir prometiendo y no haciendo. Una de las razones de mi regreso es reclamar estas promesas”, dijo Lula en un apasionado discurso.

Los líderes políticos de Alemania y Noruega han indicado que están dispuestos a reiniciar los pagos multimillonarios del Fondo Amazonía a Brasil para ayudar a los esfuerzos de conservación tan pronto como Lula asuma el cargo. Estos pagos se detuvieron en 2019 en medio de una creciente deforestación y cambios en la gestión del fondo por parte de la administración de Bolsonaro.