Los argentinos siguen amando a un "Estado grande y mejor" pese a haber elegido a Milei, dice máximo líder peronista
Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires y el funcionario electo más poderoso de la oposición peronista de izquierda, dijo al Financial Times que los extranjeros que ven el ascenso del derechista como una prueba de un cambio de época deberían pensarlo dos veces.
Por Ciara Nugent y Michael Stott
Buenos Aires
Uno de los principales peronistas de Argentina ha dicho que muchos argentinos todavía quieren "un Estado más grande y mejor" a pesar de haber elegido al Presidente libertario Javier Milei con su promesa de recortar el gasto público en el país con altos impuestos y altas regulaciones.
Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires y el funcionario electo más poderoso de la oposición peronista de izquierda, dijo al Financial Times que los extranjeros que ven el ascenso del derechista el año pasado como una prueba de un cambio de época deberían pensarlo dos veces.
“Mi campaña fue muy clara en que estábamos ofreciendo un Estado presente, un Estado más grande y mejor”, dijo Kicillof sobre su cómoda reelección en octubre de 2023 en la provincia de Buenos Aires, donde vive el 38% de los 46 millones de habitantes de Argentina. Milei perdió por poco la segunda vuelta presidencial ante el candidato peronista.
“Nada de lo que ha dicho Milei, a pesar de haber ganado las elecciones, representa las ideas más profundas de la sociedad argentina o algún cambio repentino en los valores culturales e históricos del pueblo argentino”, agregó Kicillof. “Su victoria se debió a (...) la insatisfacción y el enojo con la política, que no es exclusivo de Argentina”.
Milei ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de noviembre con la promesa de “tomar una motosierra” para acabar con el estado. Esto sucedió después de dos décadas en las que los gobiernos peronistas casi duplicaron el tamaño del sector público e imprimieron dinero para financiar el gasto, lo que alimentó una severa inflación anual que alcanzó un peak de casi el 300% a principios de este año.
A la interna
El movimiento peronista —que comenzó en la década de 1940 con una alianza entre el presidente Juan Domingo Perón, un teniente general del ejército, y los sindicatos, y ha dominado la política argentina desde entonces— ha tenido dificultades para responder al repentino ascenso del libertario Milei, que ganó algunos votos de la base tradicional de la clase trabajadora del peronismo.
Kicillof dijo que el peronismo estaba atravesando “un proceso de análisis y reorganización”.
Fue vago sobre qué tipo de mensaje deberían usar para hacer campaña para las elecciones intermedias de fines de 2025, diciendo: “Hay mensajes que son más que mensajes: necesidades, emergencias, que tienen que ver con reconstruir la calidad de vida de enormes sectores de la población”.
La exPresidenta peronista argentina Cristina Fernández, que gobernó entre 2007 y 2015 y llevó al movimiento fuertemente hacia la izquierda, se postula para recuperar la presidencia del principal partido peronista.
Kicillof fue ministro de Economía de Kirchner y en su momento fue su protegido político, pero se ha negado a apoyar su candidatura. En aparente alusión a él, Fernández dijo la semana pasada en una conferencia sindical: “No hay lugar para Poncio Pilatos ni Judas en el peronismo”.
¿Cómo es hoy la relación de Kicillof con la exmandataria? “Permanente”, respondió sin dar más detalles. Insistido en la frecuencia con la que hablaron, dijo que “depende del momento”.
Kicillof no dijo si él mismo espera ser el candidato presidencial del peronismo en 2027. “Discutir a esta altura quién sucederá a Milei es para adivinos”, dijo. “Pero dedicaré todos mis esfuerzos a la construcción de una alternativa política capaz de sacar a la Argentina de esta tragedia”.
Dijo que la austeridad de Milei había infligido una "tragedia" en Argentina y agregó que la demanda en los comedores populares en algunas ciudades de su provincia se había quintuplicado. La tasa nacional de pobreza alcanzó el 53% en el primer semestre del año, frente al 41% en el segundo semestre de 2023.
Kicillof acusó a Milei de “defraudar” a los votantes con consignas electorales que decían que las “(élites corruptas) argentinas pagarán por la austeridad” que prometió implementar. Los economistas privados han estimado que más del 40% de la reducción del gasto de Milei se debe a que no aumentó completamente las pensiones y los programas sociales en línea con la inflación.
“La gente pensaba que una pequeña minoría privilegiada sufriría la austeridad y eso resolvería todos sus problemas”, dijo Kicillof.
Los economistas dicen que la raíz de la crisis económica de Argentina son los altos déficits gubernamentales financiados con la impresión de dinero y las estrictas restricciones impuestas a las empresas por gobiernos anteriores.
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Kicillof admitió que el Gobierno peronista 2019-23 “no logró todos los resultados que se esperaban”, poniendo como ejemplo su fracaso en crear empleos formales con salarios altos.
El peronismo también se ha visto afectado por una serie de escándalos de corrupción en los últimos años. Durante la campaña electoral del año pasado, las autoridades judiciales abrieron una investigación por enriquecimiento ilícito contra el jefe de gabinete de Kicillof, Martín Insaurralde, después de que fuera fotografiado en un yate de lujo en el Mediterráneo bebiendo champán en un momento en que los argentinos sufrían una profunda crisis económica. El abogado de Insaurralde no respondió a una solicitud de comentarios.
Kicillof, que ha enfrentado varias investigaciones por corrupción y nunca ha sido condenado, dijo que el poder judicial de Argentina había sido corrompido por motivos políticos. Sobre Insaurralde, agregó: “Todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario”.
Milei ha culpado a Kicillof de costarle a Argentina miles de millones de dólares al promover la nacionalización del 51% del grupo energético argentino YPF en 2012, cuando era ministro. Un tribunal de Nueva York ha dictaminado que Argentina es responsable de hasta US$ 16.000 millones en daños y perjuicios en un caso financiado por la firma de financiación de litigios Burford Capital.
Los demandantes son antiguos accionistas minoritarios a quienes el Estado no les hizo una oferta pública de adquisición como lo estipulan los estatutos de la compañía. Argentina está apelando la sentencia.
Kicillof dijo al FT que la constitución argentina permitía al Estado “recuperar” empresas cuando era de interés nacional, y que estaba obligado a hacerlo por la “declive absoluto” de YPF en los años previos a la expropiación, que arrastró las exportaciones energéticas del país.
“Algunos afirmaron que los estatutos de YPF, que fueron redactados por quienes privatizaron la empresa (en 1992), eran más importantes que la Constitución argentina”, dijo. “Es una cuestión de derecho argentino, una cuestión de soberanía argentina”.
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