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Escándalo de "esclavitud" sacude a ciudad brasileña que acogió fábrica de BYD

Las denuncias de abusos laborales en el sitio de construcción de una planta de manufactura en Brasil socavan el plan de BYD de construir su primera fábrica fuera de Asia.

Por Financial Times, editado por María Gabriela Arteaga / Foto: Agencia Xinhua I Publicado: Lunes 3 de marzo de 2025 I 09:39
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Por Michael Pooler

Se pensaba que una inversión china de US$ 1.000 millones para construir una fábrica de vehículos eléctricos, promovida por el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le daría nuevas esperanzas a Camaçari, una ciudad industrial seriamente afectada por la salida del fabricante estadounidense de automóviles Ford hace cuatro años.

Pero en un proyecto que el fabricante de automóviles BYD les vendió a los lugareños como un "Silicon Valley brasileño" con la promesa de 20.000 empleos, las excavadoras y las grúas móviles yacían inactivas bajo el sol abrasador de una tarde reciente.

Tras inspeccionar el sitio y el alojamiento de los trabajadores de la construcción en diciembre, los funcionarios "rescataron" a 163 ciudadanos chinos —todos ellos ya de regreso en su país— en unas condiciones presuntamente "degradantes" que las autoridades compararon con la esclavitud.

El escándalo pone de manifiesto una de las formas en que los intentos de las compañías chinas de expandir la manufactura de alto valor en el extranjero pueden fracasar en un momento en que aumenta la preocupación por el dominio de la superpotencia asiática en los mercados mundiales de exportación de tecnología ecológica.

"No se trata de un incidente aislado de cómo operan las compañías chinas en el mundo", dijo Ryan Berg, director del programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, quien destacó las denuncias sobre presuntos abusos contra el medio ambiente y los derechos humanos en otros proyectos financiados por China en Latinoamérica.

"Instalarse en la antigua planta de Ford fue un claro mensaje de que 'la empresa estadounidense los ha abandonado, pero aquí estamos'", añadió Berg. "El hecho de que ya haya problemas es un mensaje para otros líderes interesados en atraer la inversión china quienes piensan que no tiene costos ni ataduras".

A medida en que Beijing extiende su influencia por América Latina, los acontecimientos en Camaçari, en la región nororiental del estado de Bahía, han servido también de advertencia a quienes cortejan al capital chino con el objetivo de crear empleos para la población local.

"Nos sentimos traicionados", dijo Antonio Ubirajara, responsable del sindicato local de trabajadores de la construcción, sobre la revelación de que había 500 trabajadores chinos en la obra. "Aún hay mucho desempleo en Bahía. Aquí tenemos un excedente de mano de obra calificada y no se ha utilizado".

Las compañías chinas están invirtiendo cientos de miles de millones en fábricas en el extranjero. Las inversiones directas ascendieron a unos US$ 48.000 millones el año pasado, tras casi US$ 118.000 millones en compromisos en 2023, según fDi Markets, una base de datos propiedad del Financial Times (FT) que monitorea los anuncios de proyectos totalmente nuevos.

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BYD, uno de los mayores fabricantes de vehículos eléctricos del mundo, ya fabrica autobuses y baterías en Europa y las Américas, y tiene planes de establecer nuevas fábricas de automóviles en México, Turquía y Hungría.

Algunos economistas ven las inversiones en instalaciones extranjeras como un medio para reducir las preocupaciones de los gobiernos locales con respecto al dumping de productos baratos de China en los mercados mundiales y la subvaloración de sus propios fabricantes. También puede darle a Beijing un medio para eludir los aranceles sobre sus exportaciones.

Las ventas de BYD se cuadruplicaron el año pasado en Brasil hasta alcanzar casi 77.000 unidades, lo que la convierte en líder del mercado de vehículos eléctricos e híbridos.

BYD tenía la intención de empezar a ensamblar vehículos en Brasil el próximo mes, según declaró el Gobierno de Brasilia poco antes de que las autoridades denunciaran los abusos, que afectaron a trabajadores contratados por la contratista china Jinjiang Construction. Sin embargo, la actividad de construcción en la obra se ha interrumpido parcialmente desde los operativos de inspección, según los lugareños.

BYD dijo que no era posible visitar la obra debido a las fiestas del Año Nuevo chino y declinó las solicitudes de entrevista. Añadió que la construcción "sigue en marcha, salvo en las zonas temporalmente clausuradas" por orden del Ministerio de Trabajo brasileño, y que aún está previsto que las operaciones comiencen este año.

Desde la cerca perimetral de la avenida Henry Ford, el FT observó en febrero un hangar gigante parcialmente construido, estructuras de acero incompletas entre montículos de tierra y un auto ocasional entrando por las puertas delanteras hacia edificios preexistentes.

Varios techadores con cascos de seguridad estaban sentados en lo alto de un gigantesco almacén sin acabar. Los jardineros en el exterior dijeron que continuaban los trabajos de limpieza y desmantelamiento de las antiguas instalaciones de Ford, donde ahora trabajan más brasileños.

La compañía dice que ahora está priorizando la mano de obra local y ha enviado a casi 100 nuevos empleados a China para recibir formación.

Sin embargo, el sindicato metalúrgico, que representa a los trabajadores de la industria automovilística, sigue presionando para que se contrate a gente de la región en las líneas de producción.

BYD ha dicho que desconocía las condiciones descubiertas durante las redadas. Los agentes denunciaron que Jinjiang alojaba a los trabajadores en dormitorios hacinados e insalubres, carentes de colchones y de servicios sanitarios adecuados.

La filial local de BYD despidió al contratista y dijo que tenía "tolerancia cero" con las faltas de respeto a las leyes locales y a la dignidad humana. También ha contratado a una empresa local de ingeniería para garantizar el cumplimiento de las regulaciones y está creando un comité de cumplimiento para monitorear las condiciones de trabajo.

La fiscalía laboral dijo que las negociaciones sobre un acuerdo estaban en curso. Sin embargo, la compañía ha adoptado un tono más desafiante en su país.

Un portavoz de BYD compartió en las redes sociales el rechazo a cualquier infracción de Jinjiang y dijo que "fuerzas extranjeras" habían difamado a las marcas chinas. El contratista alegó que las diferencias culturales y los errores de traducción habían dado lugar a "inexactitudes" en las declaraciones oficiales brasileñas.

En Douyin, la aplicación hermana de TikTok, un trabajador llamado Xu publicó fotos y vídeos de sí mismo trabajando en las instalaciones de BYD en Brasil. "Todo era normal y todos nos habíamos acomodado a la vida allí", dijo.

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La inspectora laboral Liane Durão destacó que sólo 163 de los 350 trabajadores de Jinjiang fueron "rescatados" y no toda la plantilla.

Durão dijo también que las autoridades creían que la mayoría de los aproximadamente 500 trabajadores chinos —empleados por tres contratistas— habían entrado ilegalmente en el país porque habían sido designados erróneamente como especialistas técnicos.

BYD declaró: "Ningún trabajador entró irregularmente en Brasil".

La decisión de BYD de invertir en Camaçari, un municipio de 300.000 habitantes que fue clasificado como la segunda ciudad más violenta de Brasil en 2023, se produjo tras una reunión entre su fundador y Lula en un viaje oficial a China ese mismo año.

Fue aclamado como un voto de confianza en la política industrial verde de Lula por los políticos de su Partido de los Trabajadores (PT), que cuenta con el estado de Bahía como bastión.

La compañía le ha prestado gratuitamente dos coches a la presidencia. El gobierno federal le dijo al FT que estaba comprometido con los derechos de los inmigrantes, los derechos laborales y la supervisión de las condiciones de trabajo en el país.

El alcalde Luiz Caetano describió la inversión como una "gran victoria" para Camaçari y dijo que BYD estaba intentando corregir sus errores. "Se están adaptando ... a la ciudad, al estado y al país".

Muchos en la ciudad también mantienen la fe en que las promesas de BYD se materializarán.

"Quizás era inevitable un choque cultural", dice Matheus Juriti, de 28 años, que se capacitó como aprendiz en Ford antes de ser despedido en 2021. "A pesar de todas las cosas desafortunadas que surgieron, hay expectativas positivas. Va a circular más dinero".

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