El "enorme desafío" del nuevo ministro de Economía de Argentina
Los inversionistas esperan que Sergio Massa tenga capital político para tomar medidas duras para reducir la inflación galopante.
Por Lucinda Elliott
Buenos Aires
El nuevo ministro de Economía de Argentina se comprometió a traer orden fiscal al país mientras la administración peronista intenta restaurar su desmoronada credibilidad y recuperar la confianza del mercado mediante el establecimiento de un "superministerio" para abordar la inflación de dos dígitos.
“No soy un mago, ni un salvador” , dijo este miércoles Sergio Massa, la tercera persona que se hace cargo de la economía argentina en apenas un mes. “El desafío es enorme”.
En su primer discurso desde que fue nombrado la semana pasada, Massa, de 50 años, anunció una lista de medidas que incluyen la promesa de poner fin a la impresión de dinero para financiar el presupuesto, financiándolo a través de la reducción del déficit o préstamos del sector privado, junto con la creación de reservas en dólares y “reelaboración” de los subsidios estatales para reducir el gran déficit del país y cumplir con los objetivos presupuestarios.
El expresidente de la Cámara de Diputados de Argentina se enfrenta a la poco envidiable tarea de salvar una economía destrozada por una inflación galopante, reservas cada vez más reducidas y una pila cada vez mayor de deuda interna, mientras navega por las luchas políticas internas antes de las elecciones del próximo año.
Los precios de los bonos han subido desde que Massa fue seleccionado por el presidente Alberto Fernández para supervisar un nuevo departamento dedicado a la política económica, manufacturera y agrícola. Los inversionistas parecen más optimistas sobre la capacidad de Massa para impulsar reformas para reducir la inflación que su predecesora, Silvina Batakis, que duró 24 días en el cargo.
La turbulenta llegada de la nueva ministra de Economía de Argentina
Batakis reemplazó el 4 de julio a Martín Guzmán, quien renunció inesperadamente luego de meses de disputas dentro de la coalición gobernante de izquierda sobre la dirección de la política económica. Guzmán, un aliado del presidente, había pedido una reducción en el gasto para controlar el déficit presupuestario y mantener en marcha el acuerdo de reestructuración de la deuda del FMI de US$ 44 mil millones de Argentina.
Desde entonces, la confianza se ha deteriorado, lo que ha llevado a una corrida contra la moneda, ya que los ahorradores, temerosos de una devaluación, convierten sus pesos en valores más confiables, como el dólar estadounidense, lo que a su vez impulsa la inflación al alza.
Enorme desafío
Los economistas pronostican que la inflación en Argentina superará el 90% este año. Los bonos soberanos se negocian en territorio en dificultades. La pobreza es alta y se espera que el país entre en una breve recesión con una contracción en el tercer trimestre de este año, según una encuesta del banco central.
En un intento por contener una crisis económica en toda regla, Fernández decidió instalar a Massa al frente del rescate de las finanzas del país, con la esperanza de dar tranquilidad a los inversionistas y al público.
Pero la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, se ha separado del presidente sobre cómo arreglar la economía. Ella y sus aliados creen que los peronistas deberían gastar más para proteger a los votantes de la creciente inflación antes de la carrera presidencial.
Los analistas siguen siendo escépticos sobre el nivel de control que Massa realmente ejercerá sobre el Ministerio de Energía y otras instituciones financieras. El economista Fernando Marull dijo que si bien se habían entregado una serie de cargos como parte de la remodelación, “por ahora no hay caras nuevas” que indiquen un cambio en la dirección del liderazgo en el Ministerio de Hacienda.
“Hoy la economía es extremadamente vulnerable”, dijo Marull. “Se necesita un plan económico fuerte que involucre medidas contundentes como una devaluación, tasas de interés más altas....a pesar de que Massa tiene el apoyo político, todavía estamos lejos de las señales de que existe un plan económico sólido”.
Para reforzar la credibilidad entre los inversionistas, el nuevo ministerio “debe poner un freno creíble” a los pesos que emite el banco central, según Nicolás Dujovne, exministro de Finanzas de una administración anterior de centroderecha. Sin una reducción en la emisión de dinero, “la inflación no bajará”, dijo.
Según los términos de su acuerdo de reestructuración de deuda con el FMI, Argentina está limitada a imprimir 765.000 millones de pesos (US$ 5.800 millones) durante todo el año para financiar su déficit. El Banco Central, bajo el mando del gobernador Miguel Pesce, ha impreso 630.000 millones de pesos este año, más de la mitad desde principios de junio.
En su nuevo cargo, Massa también supervisará las negociaciones con el FMI. Un portavoz del fondo confirmó el miércoles que el equipo tuvo “una reunión productiva” con el ministro para discutir la implementación del programa antes de una revisión trimestral en septiembre.
Massa también se reunirá con el Club de París de 22 naciones en agosto para renegociar más de US$ 2 mil millones adeudados.
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