Ecuador: Cómo se vivieron las primeras 24 horas de guerra interna
Cuarenta días lleva Daniel Noboa al mando del país y ya tuvo que enfrentar su misión más compleja: sacar de la crisis de seguridad a una nación asolada por la delincuencia organizada.
Había sido una madrugada de fuertes lluvias en varias zonas costeras del Ecuador. El país amanecía el martes en estado de excepción luego de confirmarse el fin de semana la fuga del jefe de la principal banda criminal del país, José Alfonso Macías -alias Fito- de la penitenciaría del litoral ubicada en Guayaquil.
Horas más tarde, el Servicio de Atención a Privados de la Libertad (SNAI) confirmaba que Fabricio Colón Pico, el líder de la banda denominada Los Lobos, también había escapado de un recinto junto a una treintena de reos, en medio de enfrentamientos entre presos, policías y guías penitenciarios.
Colón había sido aprehendido recientemente por amenazas a la fiscal general, Diana Salazar, quien destapó el caso “Metástasis”, que suma a la fecha más de 40 procesados por delincuencia organizada.
Martes negro
La tensión comenzaba a crecer. Los ojos de la opinión pública estaban en el Palacio de Carondelet, y en las acciones que debía tomar el Presidente, Daniel Noboa, entre las que el estado de excepción no convencía. Y es que durante el gobierno de Guillermo Lasso se decretó esta medida en casi una veintena de ocasiones, aplacando solo temporalmente las revueltas en los recintos penitenciarios.
A medida que pasaban las horas, se conocía de nuevos motines en al menos cinco cárceles del país, donde reos armados con cuchillos y armas de fuego retenían a un número indeterminado de guardias penitenciarios.
En los accesos a los pueblos y dentro las grandes ciudades comenzaba el despliegue de uniformados. En varios puntos había revisión de autos y camionetas, particularmente los que llevan vidrios polarizados o sin patentes. Todo en búsqueda de armas y material explosivo.
El comercio seguía su actividad habitual. En malls, supermercados y cafeterías era prácticamente un día normal.
El estallido
Pasado el mediodía se dio el punto de inflexión. Justo a la hora de almuerzo, las imágenes del canal TC Televisión tomado por una docena de encapuchados y algunos a cara descubierta horrorizaron a la población. Sometían a los rehenes con armas, granadas y "machetes". El mundo también era testigo, en vivo, de un atentado a la prensa sin precedentes.
Fueron 15 minutos al aire, tiempo en el que un grupo de 10 delincuentes -recibiendo órdenes a través de un celular- asaltó directamente el set del noticiero que estaba en plena transmisión. El periodista José Luis Calderón suplicaba ante las cámaras que la policía no interviniera, mientras introducían en su bolsillo un taco de dinamita. Entre gritos y amenazas, solo se logró distinguir un “con la mafia no se juega”. A esas alturas ya estaba todo dicho; el terror estaba diseminado.
Dos horas después, un contingente de policía especializado logró neutralizar a los delincuentes, entre los que se encontrarían dos menores de edad y otras cinco personas que estaban esperándolos en vehículos fuera del lugar.
El canal dejó de transmitir por varias horas y solo retomó la señal que se emite desde Quito y que reemplazará la programación local hasta el próximo lunes, según informaron.
Pasadas las 15 horas, la tensión era extrema. Redes sociales daban cuenta de que, en paralelo, se estaban tomando hospitales, universidades y hasta un centro comercial en el norte de Guayaquil. Las Fuerzas Armadas y la policía lograron neutralizar a hombres armados que trataron de tomarse cinco centros hospitalarios. El caos estaba desatado. Heridos y muertos se comenzaban a contabilizar.
En forma simultánea, el Presidente Noboa anunciaba la firma del decreto 111, declarando "Conflicto Armado Interno" e identificando a 22 grupos del crimen organizado transnacional como organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes: Águilas, ÁguilasKiller, Ak47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller, Choneros, Covicheros, Cuartel de las Feas, Cubanos, Fatales, Gánster, Kater Piler, Lagartos, Latin Kings, Lobos, Los p.27, Los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol, Patrones, R7 y Tiguerones.
A las Fuerzas Armadas se les ordenó neutralizar a estas organizaciones. En definitiva, se declaró estado de guerra, una acción inédita en la historia de Ecuador, solo ocupada cuando el país estuvo en guerra con Perú.
En Quito a esa misma hora se reunía la Asamblea Nacional, que emitió un comunicado apoyando la acción del Ejecutivo, y ofreciendo protección y amnistía a los uniformados.
El ambiente estaba plagado de sonidos de disparos en zonas aledañas al Congreso y al palacio de Gobierno, así como en las provincias costeras donde además había retenciones a personal policial y quemas de vehículos.
El comercio cerraba en todo el país por temor a saqueos. Las oficinas públicas, universidades y colegios también enviaban a trabajadores y estudiantes a sus casas. En las ciudades, el tráfico era infernal. Tramos que se recorren en media hora habitualmente, demoraban hasta dos horas. Los militares cubrían las instalaciones estratégicas: plantas de agua potable, estaciones de energía, hospitales, terminales de buses y aeropuertos. A estos últimos solo dejaban pasar a personas con sus tickets de vuelos, sin posibilidad de que ingresen terceros a las salas de espera. Solo un par de aerolíneas estadounidenses suspendieron las rutas a partir de este miércoles.
Ya cerca de las 19 horas, las calles del país estaban completamente desoladas. Todos en sus casas a la espera de nuevos anuncios, que no tardaron en llegar. Esta vez en voz del almirante Jaime Vela, el uniformado a cargo del comando conjunto de las Fuerzas Armadas, quien al finalizar la reunión del Consejo de Seguridad y del Estado (Cosepe) dio un contundente mensaje: “Todo grupo terrorista identificado en el mencionado decreto se ha convertido en un objetivo militar. El presente y el futuro de nuestra patria está en juego y ningún acto de terror nos hará claudicar. No vamos a retroceder ni a negociar”.
Los bonos de Ecuador caen tras la ola de violencia y declaratoria de conflicto armado
El día después
En las primeras horas del miércoles, los noticieros daban cuenta de varias redadas y la liberación de tres policías secuestrados en la provincia de Machala, una de las cinco con prioridad de vigilancia, junto a Guayas, Esmeraldas, Manabí y Los Ríos.
La actividad lentamente retomaba su ritmo. Los buses y aerovías en Guayaquil comenzaban su funcionamiento habitual y en Quito el Metro también operaba, siempre con resguardo policial. Pero el movimiento no era el mismo. Muchas oficinas y organismos públicos, además de colegios y universidades ordenaron teletrabajo hasta este viernes. En tanto, el comercio operaba a media máquina. Según reportes extraoficiales, un 70% de los locales estaban en funcionamiento en las grandes ciudades.
En paralelo, las fuerzas policiales hacían el recuento de las primeras horas del decreto 111: 70 detenidos por atentados y actos terroristas, 17 reos recapturados, ocho artefactos explosivos controlados, 15 molotov desactivadas, entre decenas de armas de fuegos, cartuchos, motocicletas y vehículos utilizados durante la violenta jornada. Y el saldo más duro: 14 personas fallecidas, entre ellos, varios inocentes que cayeron en medio de enfrentamientos en varias zonas de Guayaquil.
Poco antes del mediodía de este miércoles, volvió a escena el presidente Daniel Noboa, quien en entrevista en radio Candela TV, declaró que el país está “en un conflicto armado, no internacional".
"Estamos luchando por la paz nacional, estamos luchando también contra los grupos terroristas que hoy en día son más de 20.000 personas las que los conforman y no se les había puesto nombre ni determinación”, agregó el jefe de Estado.
Asimismo, el mandatario reveló que se reunió con el embajador de Estados Unidos en Ecuador, Michael Fitzpatrick, quien se comprometió a apoyar con financiamiento y equipamiento al país. Además, detalló algunas acciones para resguardar las rutas exportadoras del país y asegurar la cadena de abastecimiento.
Por la tarde, las novedades vendrían por el lado judicial con la audiencia de procesamiento de los detenidos tras la toma de TC Televisión, el hecho que marcó el antes y el después de los primeros 40 días de Noboa al mando del país.
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