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El ocaso de las negociaciones en Las Bambas en ojos de uno de los dirigentes claves del conflicto

Después de asumir la presidencia de la comunidad de Nueva Fuerabamba en enero, Edison Vargas lideró la protesta de comunidades que mantuvieron por más de dos meses paralizada la faena. Tras 30 días de diálogo, los reclamos parecen no haber encontrado solución.

Por Déborah Donoso Moya / Foto: MINEM Perú y Gestión I Publicado: Viernes 15 de julio de 2022 I 12:23
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Cuando en 2010, un grupo de comunidades locales del sur de Perú llegó a un acuerdo con la minera Las Bambas para asentarse en otros territorios y dar paso así a una de las faenas de cobre más grandes del país, el hoy dirigente Edison Vargas Huillca estudiaba en el Cusco, una de las ciudades más conocidas de ese país, por haber sido la capital del imperio Inca.

Pero el no haber estado en ese entonces no ha sido impedimento para que 12 años después, el dirigente sea una de las piezas clave de la compleja negociación que mantiene sentados en una mesa a la empresa, gobierno y las comunidades Fuerabamba, Chuicuiri, Choaquere, Chila, Huancuiri y Pumamarca, intentando dar solución a una serie de reclamos que se mantienen por supuestos compromisos no cumplidos por parte de la china MMG, que opera el yacimiento. 

Con 31 años, Vargas asumió la presidencia de la comunidad en enero, aunque ya hace un par de ejercicios que había tomado un rol más activo. En conversación telefónica con DFSUD.com, Vargas relata su visión del conflicto, el que hasta este viernes no estaba claro qué camino tomaría, dado que no ha habido acuerdos en temas que a las comunidades les preocupan e incluso algunas reuniones que estaban programadas, no se concretaron.

Edison Vargas, dirigente de Fuerabambas. Foto: Gestión.

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El ascenso

Vargas -técnico en exploración minera de profesión- cuenta que cuando se hicieron los acuerdos de 2010, fueron sus padres quienes, junto a la directiva de ese entonces, tomaron la decisión de vender sus terrenos y ser reubicados en un sector aledaño.

Pero fue en 2018, ante el indicio de que a su juicio había puntos no cumplidos, que el actual líder comunitario decidió ser parte activa de las conversaciones con la minera. Relata que el hecho que lo motivó fue darse cuenta que existían más de 126 puntos incumplidos, especialmente los relacionados con los terrenos del reasentamiento. 

Dos años después, se transformó en el vicepresidente de la comunidad Fuerabambas, para luego presidirla desde enero. “Conozco muy bien a mi comunidad y los compromisos que tiene la minera con nosotros, que no es sólo el tema de reasentamiento”, dice.

A su juicio, el reasentamiento no fue voluntario, porque -acusa- “la empresa en esa época manejó a nuestras exautoridades y hoy en día son juzgados porque no han saneado todas las cosas (los terrenos). La comunidad se anticipó en dejar sus tierras cuando los compromisos no se habían cumplido y las otras tierras que nos han entregado no se han saneado y eso es el fruto de este conflicto, porque todos los predios que tenemos están en problemas”.

Hay dos temas urgentes: la compra de 180 hectáreas acordadas en 2010 y el saneamiento de los que ocupan actualmente. 

Desde Las Bambas han asegurado que sí existe la disposición de entregar los terrenos prometidos, “pero las comunidades estarían exigiendo que los terrenos sean adquiridos en Arequipa o en Cusco, lo cual no es parte del compromiso”.

“Hoy (este jueves 14 de julio) teníamos una cita con la empresa, el gobierno central y el regional para ver el linderaje con las comunidades colindantes, pero lamentablemente la empresa no apareció, a pesar de que teníamos planificado para hoy y mañana ir a ver todos los predios”, detalla Vargas, quien explicó que la cuprífera aludió su negativa a estar contagiados de Covid-19.

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“Ya no es como antes”

Al teléfono, a más de 2.100 kilómetros de distancia, Vargas relata que antes de la llegada de la minera, la comunidad disponía de más de 4.700 hectáreas para desarrollar actividades productivas.

“Hoy en día, alquilamos el terreno de las comunidades cercanas y trabajamos la agricultura allí, pero ya no es como antes. Hace años atrás trabajamos en grandes dimensiones, ahora es para tener para el gusto (día a día). Nosotros antes teníamos un territorio que le dejamos a la empresa de más de 4.700 hectáreas, todo saneado, sin problemas, donde nosotros teníamos facilidad para la pesca, agricultura, ganadería y, lamentablemente, dejamos nuestros territorios y no tenemos ni cómo salir de donde estamos, porque vamos por un lado y hay una comunidad. Ya no hay espacio, prácticamente estamos encerrados y no hay esa libertad de poder tener lo que teníamos antes”, asevera.

Dice que antes de la llegada de la minería, la comunidad no necesitaba dinero para vivir, dado que lo hacían “tranquilamente” del campo. “Pero ahora con la minería han cambiado las cosas, por el movimiento económico. Es lamentable porque la gente no se beneficia de Las Bambas, hay unos trabajitos, pero los que se benefician realmente son gente que viene de afuera”, recalca.

Alega que, tras el reasentamiento, “la empresa se olvidó de la comunidad y empezó a desconocer los compromisos”, lo que atribuyó a que además ellos no contaban con asesoría legal.

Además, recuerda que los terrenos que les entregaron están en “peores condiciones” que los que tenían antes. “Antes en nuestros terrenos todo crecía y ahora en los predios que nos dieron no crecen papas, sino paja, entonces las nuevas generaciones de qué viviremos…”, reclama y agrega: “Estamos muy arrepentidos de las cosas que pasan”.

Según imágenes disponibles en internet, la Nueva Fuerabambas, construida entre 2012 y 2014, es un poblado de casas color amarillo, con techos de zinc de un tono rojizo. Una fotografía muestra un ordenado poblado, con calles pavimentadas en la ladera de un cerro. Está a menos de 10 kilómetros de distancia -medido en línea recta- de la minera.

Futuro de Las Bambas

Hasta la mañana de este viernes, había incertidumbre de qué pasaría con la mesa de diálogo que tenía sentada a las comunidades, gobierno y empresa buscando solución a estas demandas, las mismas que mantuvieron por más de dos meses paralizada la faena.

Entre las cosas que estaban claras, es que el próximo miércoles 20 de julio habría una reunión con el gobierno, para luego tomar una decisión respecto de si vuelven las protestas. 

Las comunidades estaban dispuestas a ampliar el diálogo, pero “no ha habido ningún resultado”, dice Vargas y alega que la empresa se ha mostrado “prácticamente cerrada” y “las reuniones han sido simplemente puras discusiones”.

Este viernes, además, se desarrollará una asamblea de la comunidad Fuerabambas para bajar a las bases lo sucedido durante estos 30 días. “Ya terminó la tregua que hemos dado, y las mesas parecen que, lamentablemente, no tienen resultados en las otras comunidades”, indica.

“Yo esperaba que la empresa reaccionara en este tiempo, y por eso se ha dado la tregua… a pesar de que mi comunidad no me ha permitido que la diera, yo la he dado, yo les había pedido una oportunidad para la empresa creyendo que iba a reflexionar, pero lamentablemente no ha habido resultados”, recalca.

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