México, Colombia y Brasil son los países latinoamericanos más complejos para hacer negocios

El contexto global y los movimientos políticos internos en los distintos países también se refleja en las certezas y la confianza de quienes están inmersos en el mundo de los negocios.

Ese clima, basado en la carga administrativa que enfrentan las empresas al lidiar con las normativas, lo midió el “Índice Global de Complejidad Empresarial” (GBCI, su sigla en inglés), y reflejó que los países de la región con mayor complejidad corporativa son México, Colombia y Brasil.

"Esta complejidad local representa un costo significativo, tanto para los inversionistas extranjeros como para los negocios locales que buscan crecer", explicó el CEO de TMF Group, Mark Weil.
El experto argumentó que "no es de extrañar, entonces, que las jurisdicciones más complejas tiendan a registrar menores niveles de prosperidad, medidos por el PIB per cápita".

Asimismo, desglosó que quizá valdría la pena asumir ese costo "si las exigencias administrativas ofrecieran algún beneficio social, ambiental u otro. Pero, en la mayoría de los casos, lo que medimos como complejidad se debe principalmente a una burocracia que representa un lastre para la economía de esos países".

En ese sentido, enfrentó a Dinamarca con Brasil: en el primer mercado es "más sencillo" hacer negocios y "parece no estar sacrificando mucho en términos de protección social", mientras que el segundo posee "uno de los entornos más complejos".

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Ranking

De acuerdo con el ranking global, Grecia y Francia son los países más complejos para hacer negocios, pero Latinoamérica no se queda fuera ya que en el tercer puesto se ubicó México, que pasó del cuarto lugar en estudios anteriores.

Respecto de este mercado, el estudio comentó que "sigue siendo una jurisdicción especialmente compleja debido a sus estrictas normas y regulaciones".

A pesar de los cambios en las políticas comerciales estadounidenses, "el nearshoring sigue siendo una estrategia clave, y México se está consolidando como una puerta de entrada tanto a Estados Unidos como a América Latina. Sin embargo, las consecuencias a largo plazo de estos cambios en la política comercial y las posibles represalias permanecen envueltas en incertidumbre".

Continuando con el ranking, Colombia (que pasó del 3 a 5) y Brasil (que subió del 7 a 6) completaron el podio regional de los países más complejos.

Respecto del mercado cafetero, el informe plantea que el "el entorno empresarial sigue siendo complejo debido a la inestabilidad política y la arraigada burocracia" y prevé que la incertidumbre se mantenga hasta 2026, cuando se realicen nuevas elecciones presidenciales.

Sobre Brasil indicó que "las complejidades de Contabilidad e Impuestos siguen siendo los principales factores que dificultan las operaciones. La integración de los sistemas tributarios con normas contables como las NIIF o los PCGA de EEUU supone un desafío adicional, especialmente con las actuales negociaciones de reforma tributaria".

A continuación en el ranking, Bolivia bajó al puesto 8 (desde el 5), y por detrás se ubicaron Argentina y Paraguay en los lugares 11 y 12 (aunque subieron desde el 12 y 13, respectivamente).

Perú se ubicó en el décimotercer puesto del ranking, mostrando una importante mejora desde el noveno lugar que ocupó en 2024. 

Por su parte, Chile se ubicó en el lugar 20, tras escalar un puesto frente al año previo. 

Al respecto, el country head de Argentina y Chile de TMF, Jorge Sodano, apuntó que “la resistencia de Chile a las perturbaciones del mercado se ve reforzada por la estabilidad de su Gobierno, lo que aumenta su atractivo para los inversionistas extranjeros. A pesar de la necesidad de una mayor inversión en infraestructuras, los salarios competitivos del país y la aceptación del trabajo a distancia indican un compromiso con las estrategias modernas de mano de obra”.

Los países de la región que se ubicaron en una mejor posición fueron Honduras (en el puesto 66 a nivel global), Costa Rica (58) y República Dominicana (53).

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El gran desafío

En línea con esto Weil argumentó que el "verdadero" desafío para las empresas no es la complejidad, sino "la incertidumbre", ya que esto último "ha regresado de forma repentina y con fuerza".

"La guerra comercial que se ha desatado a raíz del plan de aranceles recíprocos de EEUU y las respuestas que está generando en otros países no tiene una resolución clara. Aun si se llegara a un acuerdo, los cambios constantes en los niveles y plazos de aplicación de los aranceles minan la confianza en su sostenibilidad", enfatizó.

Finalmente, sentenció que "esto complica enormemente la toma de decisiones de inversión empresarial, que suele planificarse con varios años de anticipación".

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