Cómo se están preparando los argentinos para el día después de las elecciones

Quedan seis días para que más de 35 millones de argentinos acudan las urnas para elegir al sucesor del Presidente Alberto Fernández. El ambiente electoral está enardecido y los datos económicos se toman la agenda de los candidatos a ocupar la Casa Rosada.

El país cerró la semana pasada con nuevos récords. El tipo de cambio paralelo -más conocido como dólar blue- llegó a superar la barrera de los 1.000 pesos. No obstante, y tras una serie de operativos que desplegó el Gobierno para detener la escalada, la divisa estadounidense logró aflojar hasta las 980 unidades. Aun así, en lo que va del año, la tasa cambiaria paralela ha avanzado 183%.

Sumado a esto, septiembre registró una inflación de 12,8%. Con esta cifra, el IPC anual alcanzó el 138,3% y solamente durante los primeros nueve meses del año el dato acumulado es del 103,2%.
Con todo esto, miles de argentinos comenzaron a tomar medidas para prepararse para los días post elecciones.

¿La razón? Se viene una devaluación en el tipo de cambio oficial. Nadie sabe cuándo será y de qué magnitud. Lo que sí es que todos repiten de manera unánime que se avecina un período de alta incertidumbre respecto del destino de la moneda oficial ante la idea del candidato libertario, Javier Milei -quien lidera los sondeos- de dolarizar la economía.

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Los pedidos de dólares

El refugio para los argentinos es el dólar. De cara a las elecciones, los ciudadanos están acudiendo a los bancos a retirar de a poco sus depósitos en billete verde.

Hasta la semana pasada, los dólares que estaban depositados en el sistema llegaron a su menor nivel en lo que va del año, cayendo por debajo de los US$ 15 mil millones. Este número es la mitad de lo que había hace cuatro años.

Las ansias por tener dólares ha llevado a los bancos de la nación a reforzar sus posiciones. El sector solicitó el pasado lunes al Banco Central casi US$ 125 millones, la mayor cifra para un pedido de efectivo en un solo día.

En lo que va de octubre se han solicitado al ente rector más de US$ 315 millones. Esta cifra supera a lo que se observó en septiembre, mes en que los requerimientos alcanzaron casi los US$ 200 millones.

Con esto, la banca busca esquivar cualquier tipo de ruido y resguardarse al máximo para garantizar la máxima liquidez disponible, aun cuando las cifras oficiales indican que la liquidez en moneda extranjera está por sobre el 82%.

Es parte de las lecciones -y el trauma- que dejó el “corralito” de 2001, que significó a miles de personas perder los ahorros de toda la vida.

Sin embargo, tras esta avalancha de solicitudes, la autoridad monetaria decidió el jueves aumentar los controles sobre el dólar con el objetivo de atajar la demanda.

Una de las disposiciones prohibió a los bancos incrementar su posición diaria en moneda extranjera al contado durante todo octubre. De querer realizar un cambio, deberán ser autorizados por el ente emisor.

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La caja fuerte

Florencia, que prefirió no dar su verdadero nombre por seguridad, a sus 33 años ha logrado ahorrar en los últimos cinco años comprando dólares y buena parte de ello lo tiene depositado en el banco.

Por eso, detalló que todos los lunes desde hace dos meses hace retiros de US$ 1.000. Explicó que lo hace porque tiene temor a que pueda haber un “corralito”; prefiere ir sacando el dinero y dejarlo en una caja fuerte de una empresa privada que le cobra una mensualidad.

“Quiero tener mi dinero a salvo ante cualquier cosa. Que sé yo qué va a pasar el lunes 23. Mi familia ya sufrió en 2001 y no quiero que me pillen desprevenida”, indicó.

Matías, que tampoco quiso dar su apellido, tiene 27 años y relató que su empresa le permitió pedir un adelanto de sueldo y además ya le pagó en septiembre el aguinaldo que le correspondía en diciembre.

Con ese dinero, compró dólares en el mercado informal cuando el blue se mantenía en 800 pesos. El dinero lo guardó en la caja fuerte que tienen sus padres. “No se me cruza por la mente guardar el dinero en el banco. Nadie sabe qué va a pasar y me da pánico la posibilidad de que me pongan un ‘corralito’”, dijo.

Consultado sobre por qué no ahorra en pesos a través de un depósito a plazo, exclamó con una sonrisa: “Quién va a querer pesos a esta altura, no valen nada”.