ES NOTICIA:

Close

Crisis de la democracia estadounidense envalentona a los populistas latinoamericanos

José Miguel Vivanco ha advertido de los riesgos que corre la región a poco de despedirse de su cargo como director de la División de las Américas de Human Rights Watch.

Financial Times, traducido por María Gabriela Arteaga I Publicado: Viernes 28 de enero de 2022 I 09:00
Comparte en:

Los presidentes autoritarios y populistas de Latinoamérica se han visto alentados por el debilitamiento de los valores democráticos en Estados Unidos, según un destacado jefe de derechos humanos, citando la negativa de los votantes republicanos a aceptar la derrota electoral de Donald Trump.

José Miguel Vivanco, quien dejará su cargo como director de la División de las Américas de Human Rights Watch después de 28 años, dijo que el fenómeno Trump "ha proporcionado munición e inspiración al bando equivocado en Latinoamérica".

El ejemplo que da a líderes como el presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, o el presidente populista de México, Andrés Manuel López Obrador, es "superpeligroso", señaló Vivanco en una entrevista con el Financial Times desde su oficina en Washington.

"El 80% del Partido Republicano no cree en el sistema electoral y piensa que el fraude masivo explica la elección de Biden", dijo Vivanco. "El hecho de que la democracia en EEUU esté herida hasta lo más profundo hace que su voz sea muy débil (...) y que la propia democracia estadounidense sea vista como vulnerable, porque la clase política dirigente no está unida en torno a los valores democráticos".

La huella de la dictadura

Vivanco, un incansable defensor de la democracia y de los derechos humanos, por primera vez fue testigo del abuso de poder mientras crecía bajo la dictadura militar del general Augusto Pinochet en su Chile natal durante la década de 1970. Esa experiencia lo llevó a estudiar derecho y a dedicar su carrera a utilizarlo como herramienta contra los violadores de derechos en un continente donde los abusos son demasiado comunes.

"Su impacto en la región ha sido profundo", indicó Eric Farnsworth, un exfuncionario del Departamento de Estado estadounidense que actualmente es vicepresidente del Consejo de las Américas (COA, su sigla en inglés). "Su palabra ha sido extremadamente creíble porque no está dispuesto a matizar sus opiniones en función de la política del país en cuestión. Cuando él dice algo, hay que tomarlo en serio".

Durante su larga carrera, Vivanco negoció la liberación de presos políticos en Cuba cara a cara con Fidel Castro, y fue expulsado de la Venezuela de Hugo Chávez por una pandilla de hombres armados en 2008 por "insultar a la revolución bolivariana".

Él tiene poca paciencia para visiones románticas de Fidel, el líder revolucionario. "La negociación con Fidel fue muy tensa, muy espantosa, muy difícil", recordó Vivanco. "Era muy agresivo", él agregó. Vivanco consiguió la liberación de seis presos, pero nunca se le permitió regresar a Cuba.

Algo inusual para un funcionario de derechos humanos, Vivanco se ha ganado el respeto de los presidentes de toda Latinoamérica por su imparcialidad y por su férreo compromiso con los principios.

"Yo fui testigo de su trabajo y a menudo receptor de sus críticas, las cuales siempre se hicieron con profesionalidad, objetividad y equidad, sin tener en cuenta la ideología o la afiliación política", le dijo al FT el expresidente colombiano y Premio Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos.

En la actualidad, Vivanco está particularmente preocupado por el ejemplo que dio Chávez durante su presidencia de 1999 a 2013, inicialmente ganando el cargo como un populista antisistema y luego consolidando el poder para gobernar hasta que falleció, pasándole el poder a su heredero elegido Nicolás Maduro.

Chávez, en su opinión, ejemplificaba "el concepto de que si eres elegido democráticamente en unas elecciones libres y justas, una vez que estás en el poder, puedes hacer lo que quieras". Ahora, señaló Vivanco, las dos mayores economías de la región, Brasil y México, están gobernadas por populistas con tendencias autoritarias.

"Hay mucho más riesgo en México que en Brasil", dijo Vivanco, señalando la fortaleza de las instituciones democráticas y de los medios de comunicación independientes en esta última nación como razones para tener esperanza. Pero en México, López Obrador "está tratando de rehabilitar una política exterior, al menos hacia Latinoamérica, que de alguna manera retoma la herencia del chavismo".

El presidente mexicano "manipula la opinión pública de manera magistral", opinó Vivanco. "Él miente sistemáticamente, de la misma manera que mintió Trump. Es parte de su conversación normal. Los hechos no importan".

La comparación con Chávez no debe exagerarse; Vivanco no ve indicios de que López Obrador pretenda quedarse en el poder más allá de su sexenio. Pero a él le alarma el espectáculo del líder mexicano siendo anfitrión de los presidentes represores de Cuba y Venezuela.

Aunque su organización acaba de publicar un pesimista informe sobre el estado de los derechos humanos en Latinoamérica, en el cual advierte acerca de un "alarmante retroceso de las libertades básicas", Vivanco afirmó que, en general, ha habido una espectacular mejora en la región durante las últimas tres décadas.

Él citó como ejemplos el aumento del poder del sistema judicial en numerosos países; la corrupción descubierta por la amplia investigación Lava Jato de Brasil, centrada en la compañía petrolera estatal Petrobras; los avances en la región en materia de derechos reproductivos de las mujeres; y la mayor tolerancia hacia las minorías sexuales.

Elecciones por venir

Su principal preocupación es el riesgo de que la democracia se vea socavada por la creciente frustración de los latinoamericanos ante el fracaso de los gobiernos elegidos para cumplir con su labor. "Lo que está en juego y en riesgo es nada menos que la credibilidad del sistema democrático", él señaló.

"Si Latinoamérica no es capaz de demostrar que en una democracia es posible mejorar el nivel de vida de la población y ofrecer servicios públicos de calidad, se dan las condiciones para que surjan opciones antidemocráticas".

Su objetivo ahora es perseguir proyectos que ayuden a evitar que se cometan abusos, en lugar de tener que denunciarlos después. Éstos incluirán asociarse con el sector privado para patrocinar proyectos que mejoren el Estado de derecho y la transparencia. "La crisis del sistema democrático es tal que se necesitan aliados", dijo él.

"La respuesta no es la Corte Penal Internacional (ICC, su sigla en inglés) y las sanciones, porque cuando estás interactuando con la ICC ya es demasiado tarde".

Comparte en: