Los retos económicos que ve Ocampo, el ahora de Hacienda de Colombia

José Antonio Ocampo, una de las cartas con más posibilidades para asumir el Ministerio de Hacienda bajo la administración del recién electo Gustavo Petro, entregó su visión de los desafíos económicos de Colombia. En el escrito publicado en El Espectador, dijo que su país es uno de los más desiguales de la región, situación que está generando “grietas” en temas como pobreza y desarrollo regional.

“La pobreza monetaria, que también venía disminuyendo, comenzó a aumentar en 2019 y se agudizó con la crisis del covid-19. En 2021 se redujo, pero continúa en niveles superiores a los que el país tuvo entre 2013 y 2019”, detalló.

A pesar que las áreas de salud y educación están casi cubiertas, existen otros retos como la calidad de servicios para los hogares más pobres, así como también lo es la informalidad laboral que deja en evidencia “el limitado acceso a pensiones”. 

“El mayor reto del nuevo gobierno, e incluso la razón de ser de su apoyo político, es la superación de las desigualdades sociales. Los retos son esencialmente de largo plazo y exigen lograr mayor gasto público social y mayor eficiencia en todos los ámbitos de gobierno, así como un aumento de los ingresos tributarios”, indicó el también exministro en su columna de opinión.

De esta manera, subrayó que la priorización de los gastos es “un elemento esencial”, dadas las “inmensas” demandas y promesas de campaña. Sin embargo, a esto se suman retos de corto plazo, asociados a la inflación, especialmente de alimentos, “que exigen aumentar el apoyo de ingresos a los hogares pobres y vulnerables”.

Un aspecto positivo que valoró el economista es que la economía colombiana ha seguido creciendo en forma “vigorosa”, lo que ha permitido “una fuerte recuperación” que se suma a la reversión de la pérdida de empleos que tuvo lugar durante la pandemia.

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Otros retos

El economista indicó que uno de los puntos negativos que actualmente está afectando a Colombia es la tasa de desempleo de poco más del 11 % en los últimos meses. “Continúa siendo una de las más altas de América Latina y está por encima de los niveles de un dígito alcanzados entre 2013 y 2018”, recalcó.

Asimismo, añadió que las incertidumbres más inmediatas provienen del contexto internacional, tanto en materia de actividad económica como de inflación. Para enfrentar esta situación, el Banco de la República tomó difíciles medidas que han impactado fuertemente en la economía local y aunque no haya recesión en el país, “la expectativa razonable es esperar una desaceleración en el segundo semestre del año”.

Para enfrentar un crecimiento económico que “ha sido lento”, Ocampo señaló que se requieren de “políticas de desarrollo productivo más activas… adoptarlas en forma más firme, y dar un salto en materia de investigación y desarrollo, y un impulso decidido a la banca de desarrollo, para avanzar hacia actividades con mayor contenido tecnológico, productividad en todos los sectores y lograr diversificar significativamente nuestro sector exportador, que sigue dependiendo excesivamente de las exportaciones de petróleo y carbón”. 

A esto añadió la necesidad de formalizar las empresas y el empleo por medio de políticas “más ambiciosas” en términos de transferencia de tecnología, financiamiento y apoyo a la comercialización de los productos de las micro y pequeñas empresas.

Asimismo, apuntó que se requiere analizar el por qué se han logrado “tan pocos” tratados de libre comercio, ya que “el aumento en la productividad es también crítico en materia de comercio exterior”.

El eslabón más importante: las finanzas públicas

Un ajuste fiscal para disminuir los déficits del Gobierno Nacional y la deuda pública es uno de los retos “más complejos” del próximo gobierno, así como todo lo asociado con las finanzas públicas. “Será necesario hacer un ajuste fiscal de unos tres puntos del PIB, de acuerdo con la regla fiscal. Pero, por otra parte, dadas las inmensas demandas sociales, es necesario financiar en forma permanente un mayor gasto público social. Esto significa que el grueso del ajuste deberá hacerse con una reforma tributaria estructural”, argumentó.

En ese sentido, advirtió que el endeudamiento se está volviendo “más costoso” a escala internacional, por el aumento en las tasas de interés de los países desarrollados como por los mayores márgenes de riesgo.

A esto se suma el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, “que es un problema de gran magnitud porque con la explosión de los precios internacionales de productos energéticos, el déficit podría alcanzar cerca del 3% del PIB en 2022. Ello exige ajustar, al menos parcialmente, los precios de los combustibles”.

Finalmente, respecto de los recaudos tributarios indicó que en Colombia son inferiores al promedio de América Latina y muy inferiores a los de un país de la OCDE. “Los principales problemas están en el impuesto a la renta de las personas naturales, pero también a múltiples beneficios a sectores empresariales y, por supuesto, la elevada evasión tributaria”, explicó.

“Hay muchos informes importantes sobre la mesa que deben ser la base de un acuerdo nacional: aparte del de la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios, ya mencionada, se encuentra la Propuesta de Reforma Tributaria Progresiva que hizo un grupo de profesores de varias universidades bajo coordinación de la Fundación Friedrich Ebert de Colombia (Fescol), varios informes del Observatorio de Política Fiscal de la Universidad Javeriana y Fedesarrollo, entre otras entidades, y otros de analistas individuales”, puntualizó, dejando claro que el Mandatario electo debe convocar a un grupo de expertos que presente las ideas básicas de una reforma. “Es una tarea absolutamente necesaria”, concluyó.

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