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Cómo el gobierno de Lula planea impulsar igualdad racial en Brasil

La ministra Anielle Franco, hermana de la concejala asesinada de Río, pretende hacerles frente a los prejuicios que perjudican a la población no blanca del país.

Por Financial Times, editado por María Gabriela Arteaga / Foto: Reuters I Publicado: Viernes 10 de febrero de 2023 I 13:13
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Por Bryan Harris y Carolina Ingizza

Para muchos brasileños, el asesinato de Marielle Franco, concejala de Río de Janeiro, resume los problemas más profundos de la nación.

Su asesinato hace casi cinco años a manos de sicarios mafiosos puso de manifiesto no sólo la creciente audacia de los grupos del crimen organizado, sino también la violencia generalizada que enfrentan las brasileñas y los brasileños de raza negra. De los 50.000 homicidios anuales, alrededor del 77% de las víctimas son de raza negra, como Marielle.

En reconocimiento de la necesidad de abordar estos problemas, el nuevo presidente Luiz Inácio Lula da Silva le pidió a Anielle Franco, hermana de Marielle, que dirigiera el recién reformado Ministerio de Igualdad Racial. Franco, de 39 años, es una figura política novata procedente de uno de los barrios más pobres de Río, quien ahora forma parte de un gabinete que incluye un número récord de brasileños indígenas y de raza negra, así como de mujeres.

"Lula sabe que su base es diversa, por lo que tiene que abrazar a esa base", dijo Anielle, quien al igual que su hermana es ampliamente conocida por su nombre de pila.

Desde su despacho en Brasilia, expuso una serie de proyectos destinados a reducir el hambre, mejorar el acceso a la educación y abordar la violencia endémica. Pero enfrenta una ardua batalla, ya que cuenta con un presupuesto que es apenas una fracción del asignado a la lucha contra la desigualdad racial por los anteriores gobiernos de izquierda.

"El asesinato de personas de raza negra es un tema que hemos debatido mucho", le dijo al Financial Times (FT). "Tenemos que encontrar la manera de reducir esas cifras".

"En Brasil también hay 33 millones de personas que pasan hambre. De ellas, el 65% son de raza negra", dijo Anielle, citando un estudio sobre inseguridad alimentaria realizado el año pasado por un grupo de investigación brasileño. "Me resulta muy difícil hablar de prioridades sin hablar del hambre".

Criada junto a su hermana en Maré, una extensa favela de 140.000 habitantes en el norte de Río, Anielle, durante su adolescencia, ganó una beca para estudiar y jugar al voleibol en EEUU, donde vivió por 12 años. Tras regresar a Brasil, trabajó como profesora hasta que el asesinato de su hermana la empujó al activismo.

Los brasileños de raza negra representan casi el 60% de los 214 millones de habitantes del país, pero Anielle debe enfrentar disparidades raciales profundamente arraigadas. El ingreso familiar per cápita promedio de los brasileños blancos es casi el doble que el de los brasileños de raza negra, según las estadísticas oficiales.

Este grupo demográfico sólo ocupaba el año pasado alrededor del 5% de los puestos ejecutivos y el 6,5% de los puestos en juntas directivas y dirección de grandes empresas, según el índice de equidad racial del país de 2002. En la última década, esta representación ha mejorado apenas marginalmente.

"En Brasil, el racismo es enorme. No es sólo institucional", dijo Anielle.

Escasez de presupuesto

Además de hacerles frente a los elevados índices de hambre y violencia, la ministra dijo que su prioridad era la educación, en particular garantizar que los estudiantes que acceden a la universidad como parte de un sistema de cuotas para solicitantes no blancos dispongan de los medios necesarios para finalizar sus estudios.

"Muy bien, los estudiantes pueden entrar en las universidades declarando que son de raza negra. Pero necesitan condiciones para quedarse. Necesitan transporte, una cafetería que sirva comida asequible", dijo Anielle.

El ministerio también está trabajando para crear una base de datos de currículos de brasileños de raza negra, que las empresas podrían utilizar a la hora de contratar para puestos profesionales.

"A veces las compañías simplemente no buscan brasileños de raza negra. A veces miran y dicen 'oh no, es mejor tener a un blanco aquí'", dijo.

Aunque Anielle cuenta con el respaldo de Lula — en su discurso de victoria electoral, el presidente de izquierda de tres mandatos prometió una "lucha feroz contra el racismo y los prejuicios" — la escasez de fondos dificultará la aplicación de sus planes.

El presupuesto de su ministerio para este año es de apenas 4 millones de reales brasileños (US$ 800.000), una marcada disminución con respecto al presupuesto anual de 77 millones de reales que, según ella, estaba disponible para el "tema racial" en el anterior gobierno de izquierda de Dilma Rousseff y los 100 millones de reales que Anielle cree que el ministerio necesita.

Esto refleja en gran medida el cambio de las circunstancias económicas. En la década hasta 2021, la mayor economía de América Latina se estancó en gran medida, creciendo a una tasa media anual de sólo el 0,3%. Además, el evidente deseo de Lula de gastar en proyectos sociales se ha visto atenuado por la preocupación del mercado por la imprudencia fiscal. Los inversionistas temen que un deterioro de las finanzas públicas alimente la fuga de capitales y la inflación.

Anielle dijo que una opción que estaba estudiando era solicitar subvenciones a fundaciones privadas y gobiernos extranjeros.

Violencia desatada

La ministra lamentó la ola de violencia que ha asolado su Río natal, en particular el fenómeno de la 'bala perdida': balas perdidas de la guerra entre pandillas que matan regularmente a niños.

El año pasado, el estado de Río reportó más de 3.000 asesinatos. La inmensa mayoría fueron brasileños de raza negra de las favelas.

Franjas de Río están ahora controladas por milicias, grupos mafiosos que se dedican a la extorsión y al tráfico de drogas. Regularmente libran una guerra contra las múltiples bandas de narcotraficantes de la ciudad, como el Comando Vermelho (Comando Rojo).

Dos miembros de las milicias fueron encarcelados en 2019 por el asesinato de Marielle, que fue baleada junto a su chofer en su coche en el centro de Río un año antes. Sin embargo, hasta ahora los investigadores no han podido esclarecer por qué fue asesinada ni quién ordenó el asesinato. Muchos brasileños sospechan que la activista de derechos humanos se había enemistado con los líderes de las milicias.

El nuevo ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, dijo que era una "cuestión de honor" resolver el caso y está considerando convertirlo en una investigación federal.

En una nación en la que en 2021 se asesinó a una mujer cada siete horas en promedio, según el foro de seguridad pública del país, el asesinato de Marielle fue un duro recordatorio de las amenazas que enfrentan las mujeres y los hombres de raza negra en Brasil.

"Creo que nunca volveré a sentirme completamente segura, no desde que mataron a Mari", dijo Anielle. "Ahora tenemos algunas precauciones más específicas — vigilancia, conocimiento del lugar — y eso ayuda. ¿Pero sentirnos totalmente seguros? No lo creo".

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