Los millonarios con más poder de Latinoamérica

Carlos Slim vive en la misma casa desde hace 40 años, Jorge Paulo Lemann es considerado como el rey de la comida rápida, pese a no comer carne roja, y Ricardo Salinas utiliza su cuenta de Twitter para insultar a sus detractores casi a diario.

Los empresarios más influyentes de América Latina tienen un patrimonio conjunto que roza los US$ 200.000 millones y principalmente proceden de México o Brasil, pero tienen maneras de ser muy diferentes. Con el camino que han seguido para forjar su fortuna ocurre algo parecido.

Mientras que Slim supo aprovechar las crisis económicas para comprar empresas en aprietos que luego revalorizó, Eduardo Saverin supo reinventarse tras fundar Facebook junto a Mark Zuckerberg y hacer carrera en el capital riesgo. Comparado con él, Marcos Galperin está teniendo una trayectoria más prolongada en el sector tecnológico, ya que es el impulsor de Mercado Libre, conocido como el eBay de Latinoamérica. 

Juan Carlos Escotet ha sabido lidiar con la crisis económica y política en la que lleva inmersa Venezuela desde hace décadas, mientras que María Asunción Aramburuzabala e Iris Fontbona recibieron grandes herencias que han gestionado con acierto, pese a partir con poca experiencia en los negocios.

La mayoría, por una u otra razón, ha tenido algún cruce con la justicia, pero sólo André Esteves puede presumir con total seguridad de haber sido condenado injustamente por un tribunal. Él es el primer millonario de su familia y querrá que sus descendientes sigan los pasos de los Safra, que desde hace 180 años son uno de los clanes más acaudalados del mundo.

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El magnate "bonachón"

"Él es generoso con su tiempo, pero no siempre con su dinero...", dijo en una ocasión el exsecretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda, sobre Carlos Slim. El político mexicano no realizó esas declaraciones en tono crítico. De hecho, no dudó en describir la mayor fortuna del país como "un magnate deslumbrantemente accesible, discreto y bonachón". Hay historias que confirman esta forma de ser de Slim. Financial Times cuenta que en una reunión de negocios que se alargó durante todo un día el empresario no dudó en encargar comida cuando se percató de que los allí presentes estaban hambrientos. Eso sí, nada de platos 'gourmet' o servicio de cátering prémium. El manjar al que fueron invitados los directivos no fue otra cosa que pollo frito con papas.

Otro hecho que habla mucho de la manera de ser de Slim es que vive en la misma casa desde hace 40 años, ya que siempre ha rechazado vivir en palacetes o mansiones donde llegase a ser complicado cruzarse con sus seis hijos. Precisamente, sus vástagos son ahora los que han asumido gran parte de la gestión de un conglomerado empresarial que extiende sus tentáculos por todos los sectores de la economía. La joya de la corona es América Móvil, la mayor empresa de telecomunicaciones de Latinoamérica, pero también hay que sumar las decenas de compañías en las que está presente Grupo Carso, el holding familiar. Su influencia alcanza hasta España, ya que el magnate es el principal accionista de FCC, Realia y el Real Oviedo.

Basta con realizar un rápido repaso por su biografía para comprobar que Slim apuntaba a tener éxito en el mundo de los negocios desde que era niño, cuando le aseguró a su padre que quería ser empresario. A los 11 años aprendió el significado del interés compuesto, tras invertir en deuda pública y sólo un año más tarde probó suerte en bolsa por primera vez. En la década de los 60 se convirtió en operador bursátil, profesión a la que dedicó jornadas maratonianas para ir acumulando capital. Conforme más dinero lograba, más amplio se hacía su listado de empresas participadas.

Su acierto le colocó en una buena posición para salir fortalecido de la crisis que sufrió el país en 1982, ya que adquirió reconocidas compañías que habían sufrido una fuerte devaluación. En las décadas siguientes fue la privatización de las empresas públicas lo que permitió a Slim seguir agrandando su patrimonio. La operación más importante en este proceso fue la adquisición de Telmex, ahora integrada en América Móvil. El magnate revolucionó todo el negocio de la telefonía móvil gracias a ser el primero que introdujo las tarjetas prepago en el país y revitalizó una empresa que se encontraba entre las peor valoradas por los ciudadanos.

Sin este acierto no habría liderado varios años la lista Forbes. Su fortuna es de US$ 91.000 millones, aunque ya ha dicho que no se va a sumar a la iniciativa de Bill Gates y Warren Buffett, 'The Giving Pledge' ('La Promesa de Dar'), de donar todo su patrimonio una vez fallezca. 

La mujer más rica de la región

500.000 pesos chilenos no son US$ 500.000 dólares. Parece fácil de entender, ¿no? Por suerte para Andrónico Luksic, los directivos de Nippon Mining no lo tenían tan claro. Cuando esta compañía japonesa compró la participación del empresario chileno en una mina de cobre en 1954 dieron por hecho los japoneses que el precio que había exigido Luksic era en la divisa estadounidense, por lo que la sorpresa que se llevó el empresario al certificarse la operación fue mayúscula. Temeroso de que se enteraran del error, dio por buena la transacción, encendió tres velas en honor a sus tres santos preferidos y empezó a pensar cómo invertir ese dinero de la mejor manera posible.

Cuando el directivo de ascendencia croata falleció en 2005, su fortuna había crecido hasta los US$ 3.400 millones. Su dinero fue heredado por su mujer, Iris Fontbona, con quien contrajo matrimonio cuando ésta apenas tenía 17 años, y sus tres hijos: Jean-Paul, Andrónico y Guillermo Luksic, quien murió en 2013. Todos han sabido incrementar la herencia recibida hasta los US$ 22.000 millones, lo que ha convertido a Fontbona en la mujer más rica de Latinoamérica.

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